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Figuras. Entrevistas de la escena

FIGURAS

Marina Bollaín Pérez-Mínguez. Madrid, 1967. Cantante, directora de escena, dramaturga, intérprete, y docente.

(39’28’’)

Si hubiera que elegir una banda sonora vital para Marina Bollaín, el pasodoble tendría destacado protagonismo. Sencillamente, porque es baile, es tradición, es popular… y conecta, como ella misma sostiene, con su ADN. Desde su infancia, su vida ha estado marcada por la música: la que interpretaba su madre al piano, la de sus propios estudios de canto. También por la palabra: la de los cuentos que le contaba su padre de niña, la de sus estudios como filóloga. Curiosa y libre de prejuicios, reunió ambas pasiones en una carrera presidida por un enorme afán de aprender, de comunicarse y de recuperar obras musicales y textuales del pasado, trayéndolas al presente con respeto y valor. Como directora de escena y dramaturga, ha reinterpretado con éxito zarzuelas legendarias (género que, por cierto, le fascina), novelas de culto y óperas. También se ha atrevido con la escena musical infantil, la danza y el teatro documental, además de la actuación en el cine y su amplia faceta como cantante.

  • Fecha: 29 de mayo de 2023.
  • Lugar: Teatros del Canal.
  • Duración: 39’28’’
  • Operador de cámara: Víctor Camargo.
  • Realización y edición: Ana Lillo.
  • Entrevista realizada por: Rosa Alvares.

Créditos de fotografías

  • Daniel Alonso (CDAEM). Archivo Marina Bollaín.

Créditos de los vídeos

  • La del Manojo en la T4 Escuela Superior de Canto de Madrid.
  • La Nozze di Figaro
  • La ESCM
  • La voix humaine Fundación March
  • Dido & Aeneas Musikene
  • III Accordion Meeting Point
  • Bastián y Bastiana Teatros del Canal.

Créditos de las músicas

  • Los pelegrinitos. Marina Bollaín.
  • Canciones de Federico García Lorca. Romance De Don Boyso. Las tres morillas.
  • Counting Faces in the Clouds. Martijn de Boer (NiGiD) Ft: Stefan Kartenberg (c) copyright 2014 Licensed under a Creative Commons Attribution Noncommercial (3.0) license. https://dig.ccmixter.org/files/NiGiD/47283
  • At claps. BlueEagleAudio
  • ~aether theories~. Vidian Ft: Gurdonark(c) copyright 2018 Licensed under a Creative Commons Attribution (3.0) license. https://dig.ccmixter.org/files/Vidian/57398, White-throated Sparrow
  • Comedy Pizzicato. SCOREWIZARDS.
  • Moroccan Saga. ICENTURY.

Agradecimientos

  • Teatros del Canal. Escuela Superior Canto de Madrid. Musikene. Fundación Juan March.

Viaje al centro de la escena

En las distancias cortas, Marina Bollaín transmite cordialidad, sensatez y unas increíbles ganas de aprender. Porque, sin quererlo, esta polifacética trabajadora de la escena contagia a quien la escucha esa curiosidad y coherencia que preside su vida artística. Ajena a etiquetas preconcebidas, cualquier categoría reduccionista en la que pretendan incluirla salta por los aires. Porque es cantante, directora de escena, dramaturga, intérprete, docente y, desde hace unos meses, directora del Centro de Documentación de las Artes Escénicas y la Música (CDAEM), con la misma pasión, profesionalidad y arrojo. La falta de prejuicios a la hora de enfrentarse a nuevos retos, la capacidad de afrontarlos con valentía y sin temor a las críticas, ha hecho que muchos la consideren una enfant terrible de nuestra escena, aunque ella nunca se ha reconocido como tal: “¡Ojalá fuera una niña terrible! ¿Si la crítica me afecta? Claro, siempre quieres gustar, pero aprendes que no puedes gustar a todo el mundo”.

En el principio, fueron las notas musicales las que inundaron su particular universo. Creció en un hogar donde sonaba el piano de su madre, profesora de música; donde su padre escuchaba mucha zarzuela, y hasta tuvo un abuelo que escribió algún que otro pasodoble… Que desde niña estudiara música hizo el resto. Una jovencísima Marina se encontró también con el cine, protagonizando junto a su hermana gemela (la directora y actriz Icíar Bollaín) un par de películas: Las dos orillas y Dime una mentira, que le reportó el premio ex equo a la Mejor Actriz con su hermana en el Festival de Cine de Gijón de 1992. Sin embargo, ellas optaron por separar sus carreras sabiamente. Se decantó entonces por estudiar Filología Alemana, sin dejar a un lado su pasión musical. Ambas facetas la llevaron a vivir en Berlín, donde residió once años y donde adquirió otras dos licenciaturas en la Escuela Superior de Música Hanns Eisler: el Título Superior de Canto y el Título Superior de Dirección Escénica de Ópera y Dramaturgia.

Fue allí, en un lugar tan diferente a España, donde se dio cuenta de que la zarzuela podría ser un fascinante medio para transmitir sus propias emociones y comunicarse con el público. “En el extranjero ves tu cultura con distanciamiento. Alemania es un país muy competitivo, y entonces descubrí que para cantar Bach ya había mucha gente que lo hacía mejor que yo. Así que opté por la zarzuela”, asegura la directora escénica. De este modo, La verbena de la Paloma acabó convirtiéndose en su proyecto fin de carrera… También en el germen de uno de los montajes más celebrados (y polémicos) de su trayectoria, demostrando que este ámbito musical puede ser contemporáneo. “Ni es un enfermo en coma, ni es un género polvoriento”, sostiene rotunda. “Solo hay que hacerlo bien, con buenos medios y tomándoselo muy en serio”. Buena prueba de ello son sus versiones de la propia Verbena de la Paloma, La del manojo de rosas o ¡Adiós, Julián!

Si hay un hilo conductor en la mirada escénica de Bollaín es el deseo de actualizar los clásicos tratando de aportar nuevos puntos de vista sobre lo ya conocido. No nos referimos solo a los grandes títulos de la lírica española, también a obras como La Regenta, texto que fue objeto de su Tesis doctoral (en el programa Lengua y Literatura en los Medios de Comunicación por la Universidad Complutense de Madrid) y cuya adaptación teatral vino a demostrar que la historia de Ana Ozores podía ser contemporánea. Lo suyo es un tour de force en el que no basta con vestir a los personajes con atuendos de hoy, sino que hay que buscar en ellos los sentimientos que comparten con nosotros. “Los grandes clásicos lo son porque todo lo que cuentan se mantiene vigente”, concluye. También hay en sus adaptaciones un punto de vista muy suyo, fruto de una mirada poliédrica. Se trata de contar la esencia de cada obra, algo que le sirve para que quienes se sientan en el patio de butacas conecten, por ejemplo, con unas Bodas de Fígaro de estética setentera o con una Ópera de 3 peniques que haría las delicias del comprometido Brecht.

A la hora de poner en pie sus creaciones, “el formato está al servicio de la historia”. Por eso emprende cada proyecto con libertad y una guía infalible: “Me imagino qué estarían haciendo hoy los personajes y, de repente, surge una imagen que me da la clave, que sirve de punto de arranque. Lo demás sale solo”. Su única frontera es ser fiel a lo que cuenta cada obra, “quitándote tus propios prejuicios, tu propia ideología”. A partir de ahí, hay que disfrutar del camino, sea el género que sea. Porque en esa escena multidisciplinar que defiende Bollaín no escapan propuestas como la danza (Cuerpos deshabitados), el teatro documental (Harragas) o el teatro infantil (con espectáculos como La Gallina Submarina o El Duende Calcetín). Con todo, la música sigue siendo la urdimbre con la que teje su carrera profesional. Ha recorrido el mundo como intérprete lírica porque “cantar es algo que te pone en trance”; cree en el poder sanador y pacificador de la música, por eso durante seis años formó parte de la asociación Yehudi-Menuhin Stifftung de Berlín, y defiende que la educación musical desde la infancia es una necesidad que debería ser más asequible.

En su afán por compartir conocimientos, ha trabajado como catedrática de Escena Lírica en la Escuela Superior de Canto de Madrid y como profesora de Repertorio en Escena en el Conservatorio Superior de Música del País Vasco Musikene, poniendo de manifiesto la importancia del trabajo con los jóvenes cantantes para hacerles llegar otra forma de abordar la ópera y la zarzuela con montajes como Die Fledermaus, Le voix humaine, La serva padrona, Dido y Eneas o La finta giardiniera. A sus alumnos les transmite valores que difícilmente olvidarán: “Veracidad y que logren hacer suyo aquello que cantan”. Aunque en el momento de hacer esta entrevista aún no era directora del Centro de Documentación de las Artes Escénicas y la Música (CDAEM), esta nueva etapa profesional se abre ante Marina Bollaín; un nuevo camino que transitará con su desbordante imaginación, su talante poco pretencioso y sus ganas de abolir el aburrimiento. Señoras, señores, es hora de prestar mucha atención: el viaje continúa.

Por Rosa Alvares

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