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Figuras. Entrevistas de la escena

FIGURAS

Carmen Werner. Madrid, 1953. Coreógrafa, bailarina y directora de Provisional Danza.

(40’00’’)

Hay personas con una inclinación especial por los retos y la Werner es sin duda una de ellas. Cualquier barrera ha significado siempre un acicate para la bailarina y coreógrafa madrileña, cuya férrea vocación se condensa en tres palabras: “Nací para bailar”.

  • Fecha: 19 de mayo de 2022.
  • Lugar: Estudio de Carmen Werner, Madrid.
  • Duración: 40’00’’
  • Operador de cámara: Izan Galián.
  • Realización y edición: Ana Lillo.
  • Entrevista realizada por: Natalia Erice.

Créditos de fotografías

  • Chicho, y Archivo personal de Carmen Werner.

Créditos de los vídeos

  • Centro de Documentación de las Artes Escénicas y de la Música y Provisional Danza.

Créditos de las músicas

  • Abstract Logo. Lowtone
    Xaphoon by Apoxode (c) copyright 2021 Licensed under a Creative Commons Attribution Noncommercial (3.0) license. http://dig.ccmixter.org/files/Apoxode/64319 Ft: Joel Frijters
    Ambient. ColorFilmMusic
    Slow Jazz. Evolving Vibes
    Percussion. BlueEagleAudio

Agradecimientos

  • Estudio de Danza Carmen Senra, Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de la Danza José Limón.

Bailar como sinónimo de vivir

Hay personas con una inclinación especial por los retos y la Werner es sin duda una de ellas. Cualquier barrera ha significado siempre un acicate para la bailarina y coreógrafa madrileña, cuya férrea vocación se condensa en tres palabras: “Nací para bailar”.

Si durante su infancia no hubo manera de que su familia la apuntara a la escuela de ballet de su barrio, ella se las ingenió para liberar su expresión corporal bailando al ritmo de los discos de música clásica con los que su padre se relajaba en la siesta. Si no podía reprimir sus ganas de saltar, se encaramaba a los árboles y subía por las ramas con una facilidad pasmosa para mirar el mundo desde arriba. La imperiosa necesidad de expresarse y de dar salida a sus impulsos rítmicos, sin ningún antecedente familiar ni instrucción alguna, fue moldeando un estilo totalmente libre y genuino que con el paso del tiempo desembocaría en la fundación de una compañía propia bautizada como Provisional Danza; irónico nombre para un proyecto que acabará convirtiéndose en una sólida y pionera compañía de danza contemporánea madrileña.

La carrera de obstáculos que tuvo que salvar desde niña para ser bailarina continuó con la oposición de sus padres a que estudiara Educación Física, una alternativa a los estudios de danza que tampoco gustó a una familia que había imaginado el futuro de su hija en Filosofía y Letras. Sacar un sobresaliente de media en COU fue la condición que le pusieron para elegir su propio camino y un nuevo reto que Carmen superó con tal de acceder al mundo de la danza a través de Educación Física, una carrera en la que no solo hallaría sustento a largo plazo, sino también a su primera mentora, Delia Martínez, compañera de facultad que le dio sus primeras clases particulares de baile.

Los prolongados veranos, primero como estudiante universitaria y a partir del año 74 como profesora escolar, eran los períodos que Carmen aprovechaba para formarse en cursos que ofrecían en Madrid escuelas como la de Karen Taft y Carmen Senra, empapándose de la técnica Graham, que tanto influyó en su estilo y en la que tuvo como fundamental maestra a Christine Tanqway. Cunningham, Horton y cualquier otra rama de la danza contemporánea le sedujeron en su imparable búsqueda de conocimientos, que la llevó a realizar seminarios de verano en Barcelona, Menorca o Londres. La bailarina suplió con esta fórmula la carencia de opciones formativas con las que se topaban los estudiantes de danza en aquellos años setenta, y, a pesar de haberse enrolado en el mundo académico a la tardía edad de 21 años, los resultados pronto se hicieron notar.

Mientras seguía impartiendo en el colegio clases de natación, baloncesto y voleibol, Carmen decidió extender su faceta pedagógica al ámbito de la danza, consiguiendo que la Comunidad de Madrid promoviera en 1976 un amplio proyecto para formar bailarines que abarcó también la enseñanza de artes escénicas, enriqueciendo así su imaginario como coreógrafa. Si hubo un revulsivo que puso a punto su creatividad antes de fundar compañía fue asistir al emblemático Café Müller, de Pina Bausch, cuya primera visita a Madrid en 1984 supuso una revolución que tocó de lleno a Werner. La bailarina, que por aquel entonces pisaba el escenario junto a Escape Danza en coreografías como No tiene nada que ver (1988), cogió el impulso necesario para fundar en 1987 su compañía Provisional Danza. Talleres magistrales a nivel nacional e internacional empezaron a intercalarse en su carrera con la creación de un abanico cada vez mayor de coreografías, como ¿Tú, qué piensas? (1989), Historia de unos colgados (1992), Pan de lágrimas (1993), Solo podría un huracán (1995), Irreverente quietud (1998) o El tiempo de un instante (1999). Proliferaron también las colaboraciones con importantes compañías como Andanza (La tercera mujer, 1994), Matarile (Café de Noite, 1993), Teatro Ensalle (Te voy a echar de menos, 2006) o Roberto Torres y su grupo Nómada (Una vez más, 2018), siendo especialmente reseñable su unión a Teresa Nieto y Mónica Runde en Cartas al director (2009). En algo más de una década, su compañía alcanza una considerable repercusión internacional que se traduce en conferencias y seminarios en Francia, Rusia, Turquía, Colombia, Bolivia, entre otros países, así como en amplias giras latinoamericanas como la que realiza su obra El privilegio de morir (2007) o en el encargo que recibe del Teatro Aoyama de Tokio con motivo del 60 aniversario del lanzamiento de la bomba atómica titulado The End (Hiroshima) (2005).

Con un ritmo imparable de varias coreografías al año, la Werner destaca pronto por su original sello: la personalidad de sus títulos, elegidos cuidadosamente con intención poética y toque humorístico, o su peculiar manera de trabajar con los bailarines, con los que acostumbra a grabar el material que improvisan, ya sea a partir de una pieza musical o de una película. En su creación domina la búsqueda en equipo con diversos elementos de inspiración, donde caben textos y pensamientos de Gabriel García Márquez, Woody Allen o de cosecha propia, traducidos a la danza más libre.

En este sentido, muestra un especial interés por la vídeo-danza, que cultiva con trabajos como Z (1995), 7 veces en una sola tarde (1997) o el que le lleva a obtener el Premio Mención del XIII Festival de Cinema de Girona por el vídeo en formato cine: La noche, marejada de un cuerpo.

Su manera de entender la danza como canal de expresión ha evolucionado en función de sus etapas, desde iniciales trabajos para calle como Los hombres también mueven paredes (1995)  o Calle 4 (1997) , a piezas más maduras que van ganando en poesía y teatralidad de la talla de La cita (2003), Sin Dios (2008), Ni ogros ni princesas (2010), Algún día (2012), Allí donde las flores se mueren (2016) , o recientes trabajos que se descargan de texto como su elocuente título Todo lo bueno ocurre en silencio (2021).

Fruto de su insaciable espíritu creador y capacidad de trabajo, capaz de compaginar durante más de dos décadas su puesto de profesora de Educación Física con su labor al frente de la compañía, ha recibido a lo largo de su carrera el Premio Cultura en la sección de Danza de la Comunidad de Madrid en el año 2000, sin olvidar numerosas nominaciones a los Max y, por encima de todos, el Premio Nacional de Danza en 2007 y la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes en 2020.

Otro hito de su trayectoria es la creación en 2009 de la Fundación Carmen Werner para la Danza Contemporánea, cuyo objetivo primordial es la difusión de la danza contemporánea, la investigación y apoyo a los nuevos creadores. “Maestra con mayúsculas de actuales bailarines y coreógrafos que inundan la cartelera de la danza contemporánea”, como la define su compañero de profesión Daniel Abreu, la combativa Werner sigue demostrando que la danza es un camino de libertad y un caudal de emociones.

Por Natalia Erice.

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