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NúM 6
1. MONOGRÁFICO
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1.8 · CRÓNICA DE UNA DOBLE INVISIBILIDAD: MUJERES EN LA GESTIÓN DEL HECHO TEATRAL


Por Cristina Santolaria Solano
 

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Desde el inicio de su andadura en las artes escénicas, el curriculum de Isabel Vidal[fig. 12] ha estado unido al Grupo Focus, empresa puntera en el sector con más de 30 años de existencia, con alrededor de 300 trabajadores en todas sus áreas (teatro, eventos, servicios técnicos, audiovisuales y comunicación) y más de 300 espectáculos producidos. En sus primeros años (1996-2004), Isabel Vidal estuvo vinculada al Departamento de Teatros para, más adelante, ocupar el cargo de directora de Operaciones y Coordinación Corporativa del mismo. Desde 2016, es responsable de la gerencia, a la vez que actúa como secretaria de ADETCA (Asociación de Empresas Teatrales de Catalunya) y representante de FOCUS en Barcelona Global. Bajo sus directrices, se han llevado a cabo grandes operaciones en el sector de las artes escénicas, entre las que destacaríamos la consecución de la gestión de nuevos teatros (Condal, Romea, Villarroel y Goya, en Barcelona, y La Latina, en Madrid); y la expansión de la empresa con la apertura de sede en Madrid, con un notable incremento del número de producciones teatrales. De igual manera, ha participado activamente en el desarrollo de la empresa con medidas tales como la modernización de los sistemas de gestión, la creación de un plan concilia, la implantación de medidas de prevención y la transformación digital del sistema de ventas. Todos estos logros dan muestra de su compromiso con el crecimiento y la innovación de Focus y, en última instancia, del sector de las artes escénicas, lo que redunda, indudablemente, en la calidad de las propuestas, sean éstas dirigidas a públicos mayoritarios, a interesados por la más reciente dramaturgia o por los valores tradicionalmente más respetados7.

Pensar en la producción y distribución en el País Vasco nos lleva directamente a Charo Fernández Insausti [fig. 13], cofundadora de Traspasos Kultur en 1989, empresa que, hasta el 2000, compaginó la producción y distribución de espectáculos de danza propios con los de otras compañías. A partir de esa fecha, Traspasos produce únicamente espectáculos teatrales, si bien Charo Fernández distribuye, así mismo, a otras compañías (Animalario, Teatro de Barrio, Marta Carrasco, Damián Muñoz, etc.). Traspasos ha realizado una evidente evolución hacia la producción de obras cada vez más comprometidas, comprometidas no sólo con la dramaturgia contemporánea (Ernesto Caballero, Jaime Romo, Laila Ripoll, Yolanda Pallín, etc.) y los temas más candentes (Tratos, A golpe de palabra, Nada tras la puerta [fig. 14]), sino con una metodología de trabajo “creativa colaborativa”. En la cotidianeidad de su trabajo, Fernández Insausti prefiere involucrarse desde el principio en los proyectos que va a distribuir, por lo que, con frecuencia, participa en la producción, aunque sin descartar la simple distribución. En todo caso, anualmente, únicamente se ocupa de la distribución de tres o cuatro espectáculos por su afán de “mimarlos”, de dedicarles la atención imprescindible para alcanzar un largo recorrido.

Y llegamos a Madrid, donde se produce, según FAETEDA, una parte muy considerable de los espectáculos que posteriormente recorren nuestro país. En este espacio se concentra el más elevado número de productoras y distribuidoras, en donde desde hace décadas se han escuchado los nombres de Pilar Izaguirre e Isabel González, en la distribución internacional, o, coincidiendo con el cambio de siglo, de Chusa Martín y Susana Rubio, Salbi Senante, Clara Pérez, Nadia Corral, Graciela Huesca y Carmen García, o del caso, fuera de estas coordenadas, de Julia Gómez Cora, quien durante dos décadas dirigió Stage Entertainment España, empresa responsable de haber popularizado y dignificado los musicales en nuestro país. No me olvido, por supuesto, de aquellas en quienes se apoya una parte destacada de la producción en gran parte de España: Concha Busto, Ana Jelín y, más recientemente, Emilia Yagüe.

La vida profesional de Concha Busto [fig. 15] “dio un gran giro cuando se encontró con el teatro independiente. En sus compañías se inició en esa profesión tan invisible –y esencial– como es la distribución y la producción”. Así presenta Esther Montero (2017) a Busto en esa imprescindible entrevista que el Centro de Documentación Teatral ha realizado sobre su trayectoria. Con la experiencia adquirida de la mano de Manolo Collado en los grupos Bululú, TEI y Los Goliardos en los años 70, Busto inicia su andadura como responsable de producción en el Teatro Español, bajo la dirección de José Luis Gómez; en el CDN, a las órdenes de Lluís Pasqual, y en la CNTC, con Marsillach. Al final de los 80 crea, con Alicia Moreno, la empresa de distribución A. Moreno/C. Busto, que da a conocer compañías tan significativas en el renacer teatral de la España finisecular como la de Lindsay Kemp, Momix o el Ballet de Maurice Bejart. En 1991, incluye la producción entre sus cometidos, creando, con Joseba Arza, BARBOTEGI, empresa con la que distribuyeron a Teatro de la Danza de Madrid, Ananda Dansa o Producciones Inconstantes. En 2000, cambia la denominación de la empresa, pasándose a denominar Concha Busto Producción y Distribución. A lo largo de su trayectoria, Busto ha producido más de una treintena de espectáculos y ha distribuido más de un centenar. En la mencionada entrevista, señala, entre los espectáculos hacia los que siente un especial cariño, Edipo XXI, Tío Vania, Las bicicletas son para el verano, El verdugo, De ratones y hombres [fig. 16], Paseando a Miss Daisy y Maquillaje. Aunque, como decíamos, la labor del productor es invisible a pesar de ser “el alma del espectáculo en la sombra” (Montero, 2017), sobre la labor de Concha Busto se ha escrito bastante, aunque nada comparado con otros agentes (actor, autor, director, etc.) del hecho escénico, lo que nos permite ofrecer unas notas sobre esta profesión que desarrolla desde hace más de 40 años. En primer lugar, Busto, tras dejar claro que el teatro que le interesa “no es el concebido como mero divertimento, sino el que conmueve al espectador” (Zanetti, 2005: 112), no se cansa de repetir que el productor es “el malo de la historia” porque, de alcanzar el espectáculo el éxito, el mérito es de los otros, pero si fracasa, es responsabilidad del productor, que ha fallado en alguna de sus estrategias (Fernández, 2016: ‘2:30). Por otra parte, señala que, para desarrollar adecuadamente su labor es imprescindible contar con un bagaje empresarial que permita realizar un diseño de la producción coherente y completo, sin olvidar el primer mes de exhibición, y con un criterio artístico que marque la línea estética y de contenido del teatro que se desea hacer (Ventura, 2015). Sobre el nivel artístico, destaca que el motor que pone en marcha su labor es el texto y, a partir de él, busca al director más apropiado y, de acuerdo con su criterio, se elige el reparto y el resto de elementos (escenografía, vestuario, diseño de luces, música, etc.). Es cierto, igualmente, que Busto tiene claro que, entre los ingredientes imprescindibles que configuran un buen espectáculo, se encuentran el texto, el director y los intérpretes; el resto, debe contribuir a una buena “factura”, pero nunca usurpar el protagonismo. La coproducción, por otra parte, es el modelo empresarial con el que prefiere trabajar puesto que contribuye a mitigar los riesgos; es más, no emprende trabajos de distribución si no ha participado, de alguna forma, en esa producción desde el principio (Canal, 1996: 31), porque intenta “cuidar” todos los elementos que integran el hecho escénico, única forma de distribuir sus productos en un mercado tan saturado como el español. Aunque repite con frecuencia que es “feliz con no perder dinero”, también es consciente de que “para salvar la economía hay que tener salvada la distribución” (Castro, 2016: 12). Concha Busto que, una vez puesta en marcha la producción, se distancia de ella, sólo al final acude a los ensayos para detectar un posible problema, como lo detectaría un espectador formado. Por encima de todo, se considera público, por lo que es habitual encontrarla en los estrenos, especialmente de artistas jóvenes, en su afán por conocer las habilidades de los profesionales que se van incorporando al sector.

De procedencia y formación bonaerense, Ana Jelín [fig. 17] dio los primeros pasos en el mundo de las artes escénicas (1976) en la producción y en la dirección y programación de cuatro espacios escénicos en su ciudad natal, para posteriormente programar, en 1983, el Festival Internacional de Caracas. Tres años después se trasladó a España donde continuó como productora hasta que, en 1989, fue nombrada directora adjunta del Teatro Español, entonces dirigido por Miguel Narros. Participó, igualmente, en el nacimiento de La Abadía. En 1991 creó Producciones Teatrales Contemporáneas, en 1999, Producciones ABU, empresas de producción y distribución con las que ha producido más de 125 espectáculos, entre los que destacarían Viaje de un largo día hacia la noche, de E. O'Neill, con dirección John Strasberg; La profesión de la señora Warren, de G. Bernard Shaw, dirigida por Calixto Bieito; El método Gronholm, de Jordi Galcerán, con dirección de Tamzin Townsend [fig. 18]; Todos eran mis hijos, de A. Miller, dirigido por C. Tolcachir; Lluvia constante, de Keith Huff, dirigida por David Serrano; Tierra de fuego, de Claudio Tolcachir, o Cartas de amor, de A. R. Gurney, dirigida por D. Serrano, por solo citar algunas. En una entrevista explicaba qué le impulsa a emprender la producción de un espectáculo:

Leo mucho teatro y cuando selecciono una obra es porque representa algo que quiero expresar. Luego busco el equipo artístico y yo participo en la elección del reparto porque me interesan los personajes y quiero que les den vida los actores adecuados. Así logramos que en cada una de las obras se forme casi una familia (Río, 2017).

También aludía a que, para ella, el teatro debe tener como finalidad “movilizar al mundo”. Las obras que produce, siempre alejadas del denominado teatro comercial, le sirven para transmitir las ideas con las que comulga. “En cada uno de los textos podemos encontrar un mensaje”, incluso en los aparentemente más inocuos (Holgueras y Gallego, 1995, 64). Como se deduce de las palabras precedentes, Ana Jelín desempeña un papel sumamente activo no sólo en la parte empresarial, sino también en el diseño artístico de la producción, lo que le lleva a formar “equipo” con toda la compañía: “Tal como yo vivo la producción, entraña mucho riesgo y mucha dependencia de los demás. Por eso, la única manera de trabajar es en equipo” (Ibidem). Entre sus producciones, abundan las de autoría española (Gala, Savater, Galcerán, Cabal, Gómez Arcos, Tomeo, etc.), pero en su haber se encuentran los grandes nombres de la dramaturgia internacional: Miller, O’Neill, Ibsen, Koltés, Pinter, Strindberg o B. Shaw, por citar algunos, o, en los últimos años, Daniel Veronese y Claudio Tolcachir, cuyos nombres ha popularizado en nuestro país, en su doble vertiente como autores y directores. Sus estrechos lazos con Argentina favorecen el que Ana Jelín haya contribuido a estrechar lazos entre las dos escenas en un continuo trasvase entre ellas.

En el panorama de la producción y la distribución madrileña, y nacional, se va afianzando con fuerza Emilia Yagüe [fig. 19]. Licenciada en la RESAD, hasta 2001 en que crea Emilia Yagüe Producciones, adquiere experiencia en diferentes empresas del sector de la distribución, entre ellas Barbotegui. Los primeros años se dedica únicamente a la distribución de compañías tan destacadas como Ur Teatro, L’Om-Imprebis, Producciones Andrea D’Odorico, Chirigóticas, K Producciones o Ron Lalá, entre otras. De este periodo data la entrevista publicada en El Pateo en la que señala que, para alcanzar el éxito como distribuidora, es necesario, a partes iguales, “conocer la profesión: el mercado, cómo funciona, quién programa, las características específicas de cada población, tipo de público y programación, etc.” y apostar por espectáculos de calidad, lo que valora a través de “[…] las ideas del director o creador; que el texto sea bueno; el equipo de producción, imprescindible que sea profesional, y el equipo técnico” (Salvatierra, 2004, 4). Es a partir de 2005 cuando empieza a participar como coproductora en algunas de las obras que distribuye, lo cual muestra la coincidencia de sensibilidades e intereses con los espectáculos promovidos por dichas empresas; este es el caso de Yo, Satán, La Charca inútil o En la orilla, en coproducción con K Producciones; o La copla negra, con Chirigótica; o Time al tiempo, Ojos de agua [fig. 20], Comedia multimedia, con Ron Lalá. En los últimos años, o ha tomado la iniciativa para la producción de un espectáculo al que se han sumado otras empresas, cómplices de sus intereses y modos de hacer (El cíclope y otras rarezas del amor, de Ignasi Vidal, con Olimpia Metropolitana y Unahoramenos; El pintor de batallas, de Pérez Reverte, con Minestrone y Antonio Álamo) o ha asumido en solitario la producción, como es el caso de la recién estrenada Mestiza, en la que ha contado con integrantes de Ron Lalá en el texto y la dirección. La elección de las obras en las que participa como coproductora deja entrever su interés por un teatro en el que se conjuga la calidad y el compromiso con la posibilidad de llegar a públicos amplios. Por otra parte, el riesgo en la producción de la dramaturgia más actual (Alberto de Casso, Álvaro Tato, Antonio Álamo, Ignasi Vidal, David Desola o Borja Ortiz de Gondra) demuestra que la frase “El compromiso de respaldar el talento y la ilusión de defender la cultura”, con que se abre la web de su empresa, no es mera palabrería. Destaca como experiencias enriquecedoras de su ya amplia trayectoria el magisterio de Pepe Estruch, en sus años en la Escuela de Arte Dramático, y de Andrea D’Odorico, artista que, según su opinión, supone un hito en la historia del teatro de nuestro país, y de quien, reconoce, “aprendí y entendí muchas cosas de esta profesión” en el breve periodo que duró nuestra colaboración. Por otra parte, considera muy satisfactoria la relación personal y profesional con Ron Lalá, con cuyos componentes ha disfrutado del desarrollo de la compañía en estos últimos 12 años y espera “seguir diseñando el futuro” (Documento remitido a la autora de estas líneas el 17/5/2018).

No puedo poner fin a estas líneas dedicadas a la producción y distribución en Madrid sin mencionar a Teresa Valentín [fig. 21], quien, desde el año 2000, está inmersa en el ahora llamado Espacio Guindalera, que engloba, entre otras muchas actividades, a la compañía y sala del mismo nombre. Por supuesto que no estamos mencionando a Valentín por el volumen de su producción, que supera las 30 y se circunscribe a su propia compañía, sino por el papel pionero y riguroso que ha desempeñado no sólo en la práctica de la producción, sino, y especialmente, en la teorización sobre ella. Valentín no es sólo la fundadora y directora del Centro de Tecnología del Espectáculo, del INAEM, y de Escénica (Centro de Estudios Escénicos de la Junta de Andalucía), sino que sus libros sobre producción (Valentín y Navarro, 1998, 2005), escritos con Grego Navarro, han racionalizado un saber que se adquiría con la práctica y han marcado el camino de muchos profesionales que posteriormente se han dedicado a esta tarea.

Al trasladar nuestra mirada a la Comunidad Valenciana, una persona sobresale, no sólo en el ámbito autonómico, por su experiencia en el campo que nos ocupa. Se trata de Mª Ángeles Marchirant [fig. 22] que si bien, desde 2012, la encontramos al frente de la empresa de gestión cultural A+, Soluciones Culturales, desde la que se desarrollan tareas que “suman”, sus orígenes estuvieron fuertemente enraizados en la producción. Si en la actualidad puede afirmar “Con la calidad y el compromiso como señas de identidad, realizamos una labor de acompañamiento, asesoría y comunicación para los profesionales con los que colaboramos”, entre los que se encontrarían las más de una treintena de compañías que distribuye, principalmente las dedicadas a las artes escénicas para la infancia y la juventud y aquellas puestas en marcha por artistas emergentes, es porque una larga trayectoria ha ido configurando el buen hacer de esta profesional. Su especial sensibilidad hacia el teatro dirigido a los más jóvenes tiene dos entronques: su labor como productora y distribuidora durante casi 20 años de la compañía PTV Clowns, una de las más destacadas compañías del panorama nacional, y su dedicación como directora artística, entre 2006 y 2014, en la Feria, y posteriormente, Festival Contaria. Marchirant no ha dejado de señalar el papel social del teatro para la infancia como transmisor de valores y como creador de ciudadanos para el futuro. Por otra parte, entre 2009 y 2014, realiza trabajos de producción y distribución en Arden Producciones, y de gestión y programación de la Sala Russafa. Esta experiencia le confiere un gran conocimiento del medio y del público, así como de la dramaturgia de un interesante creador como es Chema Cardeña. Paralela a esta actividad, toda su trayectoria ha estado jalonada por su participación en numerosas asociaciones del sector, como miembro de las juntas directivas de COFAE, AVETID (empresarios de la Comunidad valenciana), ADGAE y ADVAEM (distribuidores de ámbito nacional y autonómico), AGDPV (gestores del País Valenciano), o como simple asociada de ASSITEJ (teatro para la infancia y la juventud) y de la Academia de AAEE. Imprescindible citar en este ámbito geográfico, así mismo, la labor de Ana Sala en la distribución y promoción de espectáculos de perfil más contemporáneo, y Teresa de Juan, interesada en proyectos que relacionan cultura y educación.



7 Su formación y experiencia le han servido a Vidal para dictar conferencias en varias ciudades españolas en materias relacionadas con la normativa reguladora del sector y la prevención de riesgos laborales, y a impartir clases en masters y postgrados de gestión cultural.

 

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