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FIGURAS Entrevistas de teatro
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José María Pou. Mollet del Vallés, Barcelona, 1944. Actor y director

Ilustración

Pocos son los actores que han vivido medio siglo sobre las tablas y que han sido capaces de abarcar también la dirección y traducción de obras teatrales. José María Pou se erige como una figura indiscutible de nuestra escena, a la que ha nutrido de éxitos contemporáneos como La cabra o ¿quién es Sylvia?, de E. Albee, o su descomunal Rey Lear bajo la batuta de Bieito.

Fecha: 8 de junio de 2016.

Lugar: Sala Margarita Xirgu del Teatro María Guerrero (Madrid).

Duración: 38' 47'' (extracto de una entrevista de una duración total de 2h 53' 22'').

Operadora de cámara: Ana Lillo.

Entrevista realizada por: Natalia Erice.

Créditos fotografías
Daniel Alonso, Chicho, Gyenes, Manuel Martínez, David Ruano y May Ziecus.

Créditos vídeos
Unidad de grabaciones del CTE.

Créditos música
La Madeline Au size75 (composed by Jeris) by basematic © copyright 2011.
Licensed under a Creative Commons Attribution (3.0) license.
Lettre à Mathilde. by Bluemillenium © 2015.
Licensed under a Creative Commons Attribution Noncommercial (3.0) license.
Bad Magic Jazz by Stefan Kartenberg © 2016.
Licensed under a Creative Commons Attribution Noncommercial (3.0) license.

Una vida entregada al teatro

Dentro de un gran hombre de teatro como José María Pou, siempre ha latido un fuerte deseo de contar historias, una vocación que ha visto cumplida a lo largo de cinco décadas en las que ha actuado en una cincuentena de montajes. Personajes de autores como Valle-Inclán, Shakespeare, Chéjov, Calderón o Edward Albee han vibrado en su interpretación, a la que ha dotado siempre de una humanidad y de una base intelectual inusitada. Lo certifican, entre otros reconocimientos, el Premio Nacional de Teatro (2006), por su triple hazaña como actor, director y productor de La cabra o ¿quién es Sylvia?, y el Nacional de Teatro de la Generalitat de Catalunya (2004), como fruto de sus actuaciones en Celobert y Bartleby, l'escrivent. Sin duda, el mayor premio para José María Pou reside en la fortuna de haber trabajado bajo las batutas más selectas del teatro español: Adolfo Marsillach, José Luis Alonso, José Mª Flotats, Mario Gas, Pilar Miró o Calixto Bieito figuran entre ellas.

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Inclinado en su juventud hacia el mundo del periodismo y la radio, halló en el teatro su verdadera vocación y el mejor lugar para contar historias desde que pisó la Real Escuela de Arte Dramático de Madrid en 1967. De Manuel Dicenta recuerda una de las anécdotas que marcó sus inicios en la RESAD, cuando el insigne maestro alabó su lectura de Coplas a la muerte de su padre afirmando ante la clase: “Este señor recita las coplas de Jorge Manrique mejor que yo”. Si su majestuosa voz se convirtió en precoz aliada, no menos beneficios le aportó su altura para conseguir su primer trabajo profesional en el histórico Marat-Sade, que estrenó Adolfo Marsillach en 1968, un año antes del musical Los Fantastikos, en el que también actuaría Pou siendo aún estudiante. Su posterior ingreso en la compañía titular del Teatro Nacional María Guerrero vino de la mano del director José Luis Alonso, quien le brindó una oportunidad crucial con un pequeño papel en Romance de lobos (1970). A este señero montaje, le seguirían El círculo de tiza caucasiano (1971) o Las tres hermanas (1973), en compañía de grandes de las tablas como José Bodalo o Charo Soriano, una experiencia que el actor catalán considera “su segunda escuela”.

El entusiasmo y el talento del joven José María Pou propiciaron nuevas oportunidades como el reencuentro con Adolfo Marsillach en el mítico montaje Canta, gallo acorralado (1973), de Sean O’Casey, coincidiendo con el asesinato de Carrero Blanco en medio del agitado ambiente político de la Transición. Importantes trabajos con José Luis Alonso en El galán fantasma (1981) o El dúo de la Africana (1984), por el que recogió el premio Ricardo Calvo del Ayto. de Madrid, asentaron su prestigio en la profesión. Tras el debut en Estudio 1 con Las Meninas (1974), de Buero Vallejo, representando el papel de Felipe IV bajo la dirección de José Osuna, van cobrando peso sus apariciones en la televisión (Policías, Ángels i Sants, etc.) y el cine (La mujer prohibida, de José Luis Ruiz Marcos, Amic/Amat, de Ventura Pons, o Mar adentro, de Alejandro Amenábar), al mismo tiempo que la radio se alimenta de su pasión por el teatro musical a través de la creación del popular programa La Calle 42 (RNE, 1985-1999).

Cuando José María Pou se reconoce como “un ser privilegiado y afortunado”, se refiere a encuentros tan fecundos como el que le unió a José María Flotats en 1988 con la obra Lorenzaccio, de Alfred de Musset, permitiéndole interpretar memorables personajes en Ángeles en América (1996), La Gaviota (1997) o Arte (1998). Dentro del escaso teatro clásico que encontramos en su carrera, destaca La verdad sospechosa (1992), de Juan Ruiz de Alarcón, que protagonizó a las órdenes de Pilar Miró y, por encima de todo, El Rey Lear (2004), personaje que marcó indeleblemente su carrera y reveló su química con Calixto Bieito, quien le brindó otra gran ocasión: estrenar en el Teatre Romea Celobert (2013), formidable texto de David Hare que retomó en versión castellana con Nathalie Poza.

A la faceta de actor, José María Pou une la de director y adaptador de textos gracias a su insaciable sed de nuevas obras, una búsqueda en la que ha demostrado cierto gusto anglosajón. El descubrimiento en un viaje a Nueva York del texto de Edward Albee, La cabra o ¿quién es Sylvia? (2006), marcó un punto de inflexión en su carrera abarcando la dirección, interpretación, traducción y producción de un éxito que le granjeó el Premio Nacional de Teatro y la confianza en sí mismo para repetir tamaña hazaña. Como director del Teatre Goya, volvió a combinar batuta y protagonismo en Los chicos de la historia (2008), Llama un inspector (2011) o Prendre partit (2014), centrándose únicamente en la dirección en el caso de obras como La vida por delante (2009), con Concha Velasco, o Los hijos de Kennedy (2013), esta última con traducción propia y con Maribel Verdú en el reparto. Movido siempre por la intención de conmover al público, José María Pou ha apostado siempre por un teatro que encienda preguntas en el espectador. De ahí que su último trabajo, Sócrates. Juicio y muerte de un ciudadano (2015), parezca otro regalo del destino de la mano de Mario Gas, cuyo éxito entre el público reafirma su compromiso con las tablas; una misión en la que promete continuar, a un ritmo más pausado, pero sin renunciar a sueños como el de meterse algún día en la piel del capitán Ahab o volver a los brazos del Rey Lear…

Natalia Erice

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FIGURAS. Número 1, año 2016. Entrevistas de teatro.

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