Aurora Redondo. Barcelona, 1900 – El Escorial (Madrid), 1996. Actriz

Tres momentos de la entrevista

Todavía aprendo (0' 58'')

La compañía León - Redondo (2' 38'')

Una clase magistral (3' 01'')

Aurora y el siglo XX

Nació en Barcelona el 1 de enero de 1900 y falleció en El Escorial (Madrid) el 9 de julio de 1996. Pero no se trata solo de una larga vida: se trata de casi un siglo sin parar de trabajar, siendo testigo y protagonista de la Historia de nuestro teatro contemporáneo.
En esta entrevista, nos mira desde sus 84 años y recuerda su entrada en la profesión por necesidad, a los siete años, en el Romea de Barcelona. “La muñeca eléctrica”, cuenta que la llamaban cuando niña, porque no paraba un instante. Así, ocho décadas sobre los escenarios de España y América.

Menciona sin pretender epatar a nadie el magisterio de Adriá Gual, el cariño de María Guerrero, su cercanía con Carlos Arniches, padrino de su boda. No trata de dar importancia a los éxitos de su compañía, a sus muchísimos trabajos posteriores, en los más de treinta años que siguió caminando sin su Valeriano León.

Una profesional forjada en el fuego de los tiempos duros – “nosotros solo hacíamos dos funciones porque mi marido por la voz no podía hacer tres” -, primera actriz y empresaria, intérprete disciplinada a las órdenes de los nuevos directores: capaz de salir de lo ya conocido a lo largo de más de setenta años para hacer la Sgricia de Los gigantes de la montaña de Pirandello con Narros o la madre enloquecida de Bernarda Alba con José Carlos Plaza.

Desde que formara compañía con Valeriano León hasta el fallecimiento de este, Aurora Redondo es una reina de la comedia en una compañía de repertorio que parece tener el éxito asegurado una temporada tras otra. Por hacernos una idea, registramos cuarenta obras diferentes – El padre guapo, Algo flota sobre Pepe, EL vampiro de la calle Claudio Coello, Es mi hombre, El celoso Magariños, Anacleto se divorcia, Don Magín el de las magias, Los marqueses de Matute…- solo en la década de 1940. Tras la muerte de Valeriano, Aurora es requerida por Enrique Diosdado para participar en un montaje de La malquerida que se estrena en el Teatro Sarah Bernhardt de París para luego llegar al María Guerrero. Y a partir de 1955, tres décadas de actriz todoterreno, comenzando con la colaboración en la compañía de su cuñado Pepe Alfayate - al fin y al cabo, él y la hermana de Aurora, Isabel, habían colaborado con la compañía León Redondo durante dieciocho años, en giras por España y América, hasta que en 1940 formaron su propia compañía-.

En los años sesenta trabaja habitualmente bajo la dirección de Ángel Fernández Montesinos y comienza a participar en proyectos diferentes, como Aventura en lo gris, de Buero Vallejo, la única obra que dirigió el propio autor. En 1964 tiene uno de sus mayores éxitos con su inolvidable Madame Bernarda, de Ninette y un señor de Murcia, de Mihura, dirigida por el propio autor; poco después llevaría ese personaje al cine de la mano de Fernando Fernán-Gómez, quien la dirigiría también en teatro, en dos comedias, en aquella década de los sesenta. Aurora se había reconvertido en una característica. Esa frase tan utilizada para referirse a los grandes actores de comedia del teatro y el cine de nuestro país, “secundarios de lujo”, parece inventada para esta etapa de la vida de Aurora Redondo. Ya ha cumplido la edad a la que otros trabajadores se jubilan, pero no para de actuar encarnando señoras de edad en teatro, cine y televisión. Los directores descubren la disciplina y disponibilidad que acompañan siempre a su talento como actriz: Armiñán, Closas, Osuna, Narros… y en 1972 tiene otro de esos éxitos de cientos de funciones: La sopera, junto a Manolo Gómez Bur. Seguirán una decena de espectáculos, propuestas muy diferentes – ya hemos mencionado esos Gigantes de la Montaña de Pirandello dirigida por Narros en el María Guerrero en 1977 – hasta llegar al ahora de esta entrevista. Nos mira la actriz que está interpretando el personaje de la madre loca de Bernarda Alba a las órdenes de José Carlos Plaza. Este no será su último trabajo. Le quedan por delante nueve estrenos hasta su retirada a los 92 años, con éxitos tan memorables como Arsénico y encaje antiguo en 1987, dirigida por Fernández Montesinos, o Maribel y la extraña familia, en 1989, dirigida por Emilio Hernández. Su último trabajo fue otro Mihura, Melocotón en almíbar, en 1992, dirigida por Antonio Díaz Merat.

Esa mujer menuda que nos habla desde 1984 fue protagonista del Teatro español del siglo XX. Es lógico que sea protagonista de Figuras y su memoria quede entre nosotros y para los que no la vieron trabajar.

Centro de Documentación Teatral