1. MONOGRÁFICO
1.2 · Valle-Inclán y la censura de representaciones durante el franquismo.
Por Berta Muñoz Cáliz.
4.2. Luces de bohemia
Dos años después de la autorización en régimen comercial de Divinas palabras, le fue autorizada a la compañía de José Osuna la representación de Luces de bohemia en el Teatro Goya de Madrid, aunque tampoco en esta ocasión se autorizó la versión íntegra. Al igual que ya sucediera en 1957, cuando se autorizó en sesión única, también en esta ocasión los censores consideraron como un factor favorable su ambientación en un momento histórico ya pasado, si bien algunas escenas las consideraron intolerables:
[…] Sucesión de motivos polémicos –hoy fuera de toda actualidad y por ello de posible peligrosidad política– con la nota adversa de un exceso dialéctico que hace inevitables supresiones parciales, incluso de dos cuadros –6º y 10º–, en los cuales los reparos aludidos se hacen evidente. […]
Así mismo, se advirtió que habría de “cuidarse la puesta en escena para apreciar el efecto de algunos ‘tacos’ y frases de desgarro plebeyo”. Finalmente, en noviembre de 1962, el texto fue autorizado con cortes en catorce de sus páginas. Dichos cortes fueron considerados excesivos por el heredero del dramaturgo, Carlos del Valle-Inclán, quien se negó a que la obra se estrenara en esas condiciones y hubo que pasar casi una década hasta que esto sucediera, de la mano de José Tamayo y la compañía Lope de Vega.
Dicha compañía intentó representar esta obra por primera vez en los Festivales de España de 1967, por lo que en febrero de ese año volvió a solicitar el permiso de la censura. No obstante, pronto se resolvió que la obra no sería incluida en la programación de dichos Festivales, por lo que el dictamen quedó en suspenso21. Al parecer, antes de ser leída por los censores, lo fue por el Director General de Cinematografía y Teatro, José María García Escudero22, cuya opinión fue crucial a la hora de no programar esta obra en los citados Festivales, según queda documentado en una carta al ministro Fraga Iribarne23.
Ante la imposibilidad de estrenar esta obra con subvención oficial, unos meses más tarde, la compañía Lope de Vega solicitó estrenarla en una producción privada durante la temporada 1967/68. También esta vez el Director General de Cinematografía y Teatro remitió una carta al Ministro de Información y Turismo, en la que le advertía sobre la conveniencia de prohibir o, al menos, cortar, la escena sexta de esta obra:
[…] Hay, sin embargo, una escena que tiene características especiales y es la escena sexta en los calabozos de la Dirección General de Seguridad con el diálogo entre el protagonista de la obra y un preso anarquista al que después aplican la ley de fugas. Aún cuando en su montaje se debe reproducir exactamente el ambiente y la época en que la acción se desarrolla, la posibilidad que no se puede descartar de determinadas reacciones en el público, me aconseja someter a tu consideración dicha escena que podría autorizarse con los cortes que figuran en el texto, o prohibirse en su totalidad24.
Sería el propio Fraga Iribarne quien ordenó suprimir la escena completa, según se indica en una nota informativa muy posterior25. Poco después, la obra era leída por dos censores que coincidieron en la necesidad de suprimir dicha escena, tras referirse a ella como “algo subversivo”, así como a “su radical sectarismo”. Además, impusieron otras tachaduras, “por referirse a personas determinadas en forma insultante o algunas expresiones verbales poco apropiadas para ser dichas en voz alta en un escenario, aunque procedan de una pluma tan genial”. Finalmente, el texto se autorizó con cortes en diecisiete de sus páginas y supresión de la escena sexta completa; en definitiva, en condiciones aún más restrictivas que cuando se le autorizó en el año 62 a la compañía de José Osuna.
Junto a los informes de los censores, encontramos una abundante correspondencia acerca de la censura de esta obra, entre la cual hemos podido leer varios telegramas de Carlos del Valle-Inclán señalando el interés que existía en distintos países extranjeros por Luces de bohemia, y que en varias ocasiones la prensa extranjera se había interesado por los cortes que la censura española había impuesto a esta obra. El heredero del dramaturgo insiste en que la obra de su padre nunca se representaría “con las bárbaras e inconcebibles mutilaciones decretadas por el Director General de Cinematografía y Teatro, Excmo. Sr. D. José María García Escudero”26. Tras la salida de García Escudero de la Dirección General y su sustitución por Carlos Robles Piquer, en enero de 1968, Carlos del Valle-Inclán y José Tamayo volvieron a intentar que la obra se representara íntegra27, y en mayo de ese año, el empresario de la compañía Lope de Vega, Ramón Tamayo, presentó un recurso solicitando la revisión del dictamen28 [fig. 7]. No obstante, el recurso quedó sin contestación y tampoco ahora se autorizaría el texto íntegro.
Ya en febrero de 1970, casi dos años después de que el proceso quedara en suspenso, José Tamayo volvió a intentar la autorización de esta obra. Tamayo preparó un “Guión para la entrevista con el Subdirector General de Espectáculos” en el que insistía en algunos de los puntos ya señalados con anterioridad (la calidad de la obra, su ubicación temporal en 1920, etc.), e incluso amenazaba con no participar nunca más en las Campañas Nacionales de Teatro del Ministerio si no se le autorizaba su representación. Por las mismas fechas, Carlos del Valle Inclán dirigió una carta al nuevo Ministro de Información y Turismo, Alfredo Sánchez Bella, pidiéndole una cita para exponerle este asunto29.
Tras estos trámites extraoficiales, unos meses más tarde, Ramón Tamayo presentaba formalmente un recurso en el que solicitaba una vez más la autorización del texto íntegro de Valle-Inclán30, recurso que finalmente sería atendido. En julio de ese año la obra era enjuiciada por seis censores, la mayoría de los cuales coincidieron en autorizarla sin cortes, con argumentos como el carácter de “clásico” del autor, o la improcedencia de imponer cortes a tan importante dramaturgo: “Personalmente, me parece algo así como una herejía suprimir una sola palabra del por excelencia esperpento de Valle-Inclán, en 1970”, o: “No por beatería literaria sino por auténtica devoción al mejor decir y hacer, no suprimiría ni una tilde [subrayado en el texto]”. No obstante, la mayoría de ellos insistieron en que habría que vigilar el ensayo general, sobre todo para que la acción quedara localizada en los años veinte. En consecuencia, la obra se autorizó sin cortes, aunque con las siguientes condiciones sobre la puesta en escena (07/07/1970):
Montaje y puesta en escena realista. Con absoluto rigor histórico situando la acción en los años del Madrid descrito por Valle-Inclán. En la puesta en escena se evitarán extralimitaciones de acción e interpretación en las escenas y situaciones de contexto, contenido y ambiente de bajos fondos.
Así, pues, trece años después desde que Luces de bohemia se presentara por primera vez a censura, se permitía la representación comercial sin cortes de esta obra.
Don Galán. Revista audiovisual de investigación teatral. | cdt@inaem.mcu.es | ISSN: 2174-713X
2011 Centro de Documentación Teatral. INAEM. Gobierno de España. | Diseño Web: Toma10
Portada | Número Actual | Números Anteriores | Consejo de Redacción | Comité Científico | Normas de Publicación | Contacto | Enlaces