logo Centro de Documentación Teatral
Logo Don Galan. Revista de investigación teatral
imagen de fondo 1
imagen de fondo 2
NÜM 1

PortadaespacioSumario

espacio en blanco
1. MONOGRÁFICO

Logo Sección

1.2 · Valle-Inclán y la censura de representaciones durante el franquismo.

Por Berta Muñoz Cáliz.
 

 

5. DOS NUEVAS OBRAS CONFLICTIVAS DE VALLE-INCLÁN (1964)

El hecho de que en 1961 se hubiera estrenado comercialmente Divinas palabras y que a partir de 1963 se iniciara oficialmente la operación conocida como “la apertura” en la censura de cine y teatro, podría hacer pensar que algo iba a cambiar a partir de entonces en las relaciones entre los textos valle-inclanianos y la censura. No obstante, habrá que esperar hasta 1966, el año del centenario del dramaturgo, para notar un cambio en este sentido. Recordemos que en 1963 Luces de bohemia seguía prohibida en su versión íntegra; además, un año más tarde se autorizaba para una sesión única La hija del capitán y se prohibía El yermo de las almas. Tampoco tras el centenario se produciría un cambio drástico: en 1968 se prohibiría La hija del capitán, obra que no volvió a ser autorizada hasta después de la muerte del dictador, mientras que El yermo de las almas obtendría la autorización para sesiones comerciales en 1971. Si los límites de la supuesta “apertura” ya habían quedado en cuestión al comprobar que en la etapa en que gobiernan dichos políticos se impuso un mayor número de cortes a Luces de bohemia que durante el gobierno de Arias Salgado, estos dos dictámenes vendrían a corroborar los estrechos límites de tal “apertura”.

5.1. La hija del capitán31

En febrero de 1964, el TEU de Zaragoza solicitó representar esta obra en el Teatro Principal de esta ciudad, bajo la dirección de Juan Antonio Hormigón. Aunque este expediente está incompleto, el texto debió autorizarse para sesiones de cámara, puesto que el finalmente el estreno se llevó a cabo. Al igual que sucedía con otros textos ya comentados, en los informes sobre esta obra se cruzan los elogios al estilo del autor con comentarios sobre su imposibilidad de autorizarlo: 

Este esperpento valleinclanesco tiene el sello inconfundible del género y del autor. Su prosa viva, gráfica, celtibérica, no tiene desperdicio. En la primera parte los personajes se dibujan con acusada y humana independencia, pero pasado este período de exposición, las figuras, especialmente la del General, se hace fácilmente identificable y en ello vemos el peligro de ser autorizada. Se alude a situaciones demasiado concretas, se  barajan incluso apellidos y se hace burla de instituciones con el evidente riesgo de que no sean interpretados rectamente [tras esta frase, el censor añadió a mano: “o de que lo sean demasiado”]. Ante ese peligro y ante la posible exigencia de mutilar textos que para mí merecen el respeto de una obra digna del mayor aprecio prefiero pronunciarme por la prohibición.

En otro de los informes se insiste en lo concreto de las alusiones y se incide en la necesidad de prohibir el texto antes que mutilarlo:

Creo que es obra que puede escandalizar en ciertos sectores, incluso en sesiones de cámara. Las alusiones al general Primo de Rivera son claras y ofensivas, y en ningún momento la distinción entre persona y oficio en lo que [palabra ilegible: ¿relaciona?] con los militares se hace tal como señalan las Normas. Por otra parte, hacer cortes numerosos e importantes a Valle-Inclán sería contraproducente.

Únicamente hemos encontrado un informe de un censor que la autorizaba para sesiones de cámara:

Creo que su representación en teatros de cámara no presenta los peligros que ofrecería su presentación al gran público. En cualquier caso, la gran calidad de la obra invita a correr el riesgo de que algunas personas puedan molestarse ante dicha representación.

No obstante, aunque no se ha conservado copia del dictamen final, el texto debió ser autorizado para sesiones de cámara, si bien desconocemos las condiciones que se le impusieron. Cuatro años más tarde, en 1968 el grupo Akelarre presentó a censura una adaptación realizada por Luis Iturri y en esta ocasión se prohibió32 [fig. 8]. También ahora los censores se refieren a ella como “Obra tendenciosa sobre una dictadura militar”, e insisten en el tono empleado contra el ejército:

El esperpento aplicado a categorías militares no es nada cómodo, con vistas a un dictamen. El argumento se incrusta en una época pasada –entre Isabel y sobre Primo de Rivera– pero su continua apelación a los militares puede tomarse como irrespetuosa. Poner en la pluma el tema se presta a que el público generalice y entonces el cuadro presentado se acera al chafarrinón. Y esto es peligroso. […]

En consecuencia, en la comunicación enviada a la compañía se hacía constar que “la obra, tanto por su contenido como por su forma incurre en las motivaciones de carácter prohibitivo contenidas en las normas de Censura 14, 2º33”.

No sería hasta después de la muerte del dictador cuando la Junta de Censura autorizara esta obra; ya en septiembre de 1977, se autorizó para mayores de 14 años, sin supresiones y sin necesidad de “visado” del ensayo general. En esta ocasión, el empresario que solicitó la autorización fue Manuel Collado. Esta vez se insiste en que se trataba de una “Obra antimilitarista”, y se alude a su “encanallamiento coloquial”, aunque aparecen nuevos argumentos a favor de su autorización, como: “no ataca a la institución militar como tal […]”, o que la acción quedaba suficientemente localizada en el pasado: “La sátira al dictador queda ambientada en los años 20”. También se insistió en la necesidad del visado, sobre todo en la escena de “la despedida a los Reyes en la estación, y los aspectos militares que ofrece la obra a partir de la Escena Sexta”.

5.2. El yermo de las almas34

Al igual que La hija del capitán, también esta obra se presentó por primera vez a censura en 1964. La compañía que presentó la instancia fue Joven Teatro Popular, que tenía previsto representarla en gira a partir de mayo de ese año. En la primera lectura, los censores optaron por restringir su autorización para sesiones de cámara. Uno de ellos señaló: “Considero que la obra, por el tema que expone y el romanticismo que encierra puede ser inconveniente para representar ante el gran público”. Otro dudó entre autorizarla para sesiones de cámara o prohibirla, incidiendo nuevamente en la dificultad de mutilar los textos de Valle-Inclán:

El gravísimo problema humano de los amores ilícitos no puede presentarse al público popular en esta forma melodramática en la que la Norma 2ª resulta, a mi entender, perfectamente afectada. No creo posible ni coincide con las normas de censura proceder a señalar supresiones que nada resolverían y que no parece puedan tolerarse en un texto de Valle-Inclán. Me inclino a la prohibición y, a lo sumo, a la autorización para su representación en teatros de cámara.

Finalmente la obra se prohibió, tal como consta en el siguiente oficio de la Sección de Licencias e Inspección del Servicio de Teatro:

Con sujeción al acuerdo adoptado por la Junta de Censura Teatral, en su sesión del día 12 del corriente mes de abril, este centro Directivo ha resuelto prohibir la obra titulada El yermo de las almas, original de D. Ramón del Valle-Inclán.

Se basa dicho acuerdo, según criterio expuesto por los ponentes que integran las dos comisiones delegadas informantes, en que la obra, tanto por su contenido como por su forma incurre en las normas de censura cinematográfica 2ª, 3ª, 8ª-4º y 14ª-1º35, cuya aplicación a la Censura Teatral determina la Orden de este Ministerio de 6 de febrero de 1964. […] [fig. 9].

En julio de 1971, el director de escena Ángel García Moreno solicitó representar la obra en gira por provincias. En su carta, García Moreno señalaba como argumentos a favor de su autorización “el tiempo transcurrido”, el hecho de que el tema había sido tratado, “desde entonces, con más crudeza en diferentes comedias nacionales y extranjeras”, y “la importancia y talla de su autor al que algunas de sus obras más representativas han estrenado los Teatros Nacionales”. Entre los censores, uno de los motivos más polémicos fue la conducta del personaje del sacerdote: hubo quien afirmó que “La conducta del sacerdote no puede ser más justa ni más evangélica”, pero también quien la prohibió con el siguiente argumento: “Sospecho que esta obra fue prohibida por el efecto peyorativo que produce la actividad sacerdotal y considero que esto no ha perdido vigencia”. En consecuencia, la obra fue enjuiciada por el Pleno de la Junta de Censura, en el que la mayoría de los vocales –aunque no todos– votaron a favor de su autorización.

Entre quienes la autorizaban encontramos argumentos como la distancia temporal transcurrida desde la época en que está ambientada la obra, un argumento que, como vimos, ya había aparecido con motivo de otros textos valle-inclanianos, y que será recurrente en los informes de los censores franquistas36: “las actitudes cerriles de carácter religioso, muy de la época, han sido superadas felizmente en nuestros días y, por ello, un público medianamente formado, es presumible no las tome en serio”. Además, por entonces, Valle-Inclán era ya considerado como un clásico, y en este sentido se dirigían otros de los argumentos que se aportaron para autorizarlo; así, se apeló a “lo conocido del texto”, e igualmente se señaló que “se han autorizado últimamente otras obras aún más crudas y fuertes de Valle-Inclán”. También se apela, una vez más, a la importancia del dramaturgo:

Una gran obra, al margen ya de toda preocupación crítica si no es para decir, una vez más, que Valle-Inclán sigue siendo el autor dramático más importante de nuestro país.

Puede representarse. Por su gran calidad, está por encima de toda censura.

Sin embargo, como se dijo, no todo fueron argumentos favorables a la autorización. Entre los reparos, aparece una vez más el tratamiento del personaje religioso: “No veo inconveniente en autorizarlo con la advertencia de que la figura del padre Rojas sea tratada con la debida dignidad”. Otro argumento para prohibirla fue que había “una tolerancia del adulterio”, así como “una torcida presentación del criterio del clero […] en cuanto al sacramento de la penitencia”. No obstante, finalmente, en octubre de 1971 se optó por autorizar la obra para mayores de 18 años, sin supresiones, sin posibilidad de radiación y a reserva de visado del ensayo general.



31 Expediente 38/64. Signatura AGA: 73/9464.
32 Expediente 114/68. Signatura AGA: 73/9646.
33 Dicha norma prohibía la presentación denigrante o indigna de ideologías políticas y todo lo que atentara de alguna manera contra instituciones o ceremonias “que el recto orden exige sean tratadas respetuosamente”, con la indicación de que debería quedar clara la distinción entre la conducta de los personajes y lo que éstos representan.
34 Expediente 83/64. Signatura AGA: 73/9470.
35 La norma 2ª rezaba así: “El mal se puede presentar como simple hecho o como elemento del conflicto dramático, pero nunca como justificable o apetecible, ni de manera que suscite simpatía o despierte deseo de imitación”. En cuanto a la 3ª: “La presentación de las circunstancias que pueden explicar humanamente una conducta moralmente reprobable deberá hacerse de forma que esta no aparezca ante el espectador como objetivamente justificada”. La norma 8ª-4º prohibía la presentación en escena de “cuanto atentase a la institución matrimonial y a la familia”, mientras que la 14ª-1º prohibía “la presentación irrespetuosa de creencias y prácticas religiosas”. (Luciano García Lorenzo, Documentos sobre el teatro español contemporáneo, Madrid, SGEL, 1981, pp. 231-236).
36 Véase Berta Muñoz Cáliz, El teatro crítico español durante el franquismo, visto por sus censores, Madrid, Fundación Universitaria Española, 2005.

 

 

espacio en blanco

 

 

 

 


Logo Ministerio de Cultura. INAEMespacio en blancoLogo CDT


Don Galán. Revista audiovisual de investigación teatral. | cdt@inaem.mcu.es | ISSN: 2174-713X
2011 Centro de Documentación Teatral. INAEM. Gobierno de España. | Diseño Web: Toma10

Portada   |   Número Actual   |   Números Anteriores   |   Consejo de Redacción   |   Comité Científico   |   Normas de Publicación   |   Contacto   |   Enlaces