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Teatro Guindalera, un sueño cumplido

Manuel Benito Picón

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1. Introducción

El madrileño Teatro Guindalera, que funcionó asociado a la Compañía Guindalera desde 2003 hasta 2019 (en ese año ya con el nombre de Espacio Guindalera), tiene su origen en la creación de la compañía ya mencionada a finales de los años 90 por dos personas, Juan Pastor (actor, director y profesor de interpretación en la Real Escuela Superior de Arte Dramático, entre otras muchas cosas) y Teresa Valentín-Gamazo (fundadora del Centro de Tecnología del Espectáculo del INAEM y también de Escénica, el Centro de Estudios Escénicos de Andalucía, entre otras muchas cosas), que reúnen a varios profesionales con los que habían trabajado anteriormente en distintos proyectos. El nombre de la Compañía Guindalera se toma prestado del barrio en que sus creadores residen, un pequeño anexo al barrio de Salamanca, en Madrid. En el mismo barrio, en la calle Eraso, abren un primer local, sede de la compañía, y allí se crea también el Estudio de Actores Guindalera, así como un centro de creación, formación y desarrollo de proyectos escénicos.

Los primeros estrenos de la compañía son Bailando en Lughnasa, de Brian Friel, en el año 2000 en la madrileña Sala Pradillo, Bodas de sangre, de Federico García Lorca, en 2001 en el Centro Cultural Palomeras Bajas, en Madrid, y Cruzadas, de Michel Azama, en 2002, estrenada también en Madrid, en la sala Cuarta Pared.

En 2003 deciden trasladar la actividad a un local más grande que permita desarrollar la exhibición de espectáculos, muy cerca del anterior, y así se abre el Teatro Guindalera. La inauguración tiene lugar el 10 de octubre de 2003, y el 27 de noviembre de ese mismo año el público aplaude la primera representación teatral de la compañía Guindalera en ese nuevo espacio, Animales nocturnos, de Juan Mayorga, dirigida por Juan Pastor, tras un periodo de trabajo en un laboratorio con actores, autor y director. Después de ese estreno vienen muchos más de la compañía titular, con textos de distintos autores del teatro universal (Chéjov, Ibsen, Pinter, Brian Friel…) y también españoles (Sanchis Sinisterra, Amestoy…), sin olvidar clásicos como Calderón, Cervantes y Shakespeare. También se abre la sala a otras compañías para que muestren su trabajo.

Desde 2003 hasta 2019, año en que se produce el traspaso a otra entidad, han pisado las tablas del Teatro Guindalera o Espacio Guindalera (como se llamó en los últimos años) cientos de actores y actrices, escenógrafos, iluminadores… cientos de creadores. En definitiva, son muchos los montajes y muy numerosos los autores cuyo trabajo ha podido ser disfrutado allí por el público, ya sea en una producción teatral profesional, en una muestra de un taller o en una lectura dramatizada. Además, Teatro Guindalera ha ejercido una importante labor de pedagogía teatral y de desarrollo de audiencias, con su Vivero de Creadores, sus Talleres para Espectadores y su Club de Espectadores, entre otras actividades realizadas. Durante su trayectoria, ha vivido sus momentos álgidos y sus momentos de crisis, como cualquier otra empresa teatral, pero el esfuerzo se ha visto galardonado con premios a alguno de sus montajes más emblemáticos, y con el Premio Ojo Crítico 2009 a todo el proyecto, así como con el reconocimiento de la crítica y, sobre todo, con el reconocimiento de los espectadores.

En este artículo, con el que queremos rendir homenaje a este espacio y a sus creadores, vamos a hacer un recorrido por la historia del Teatro Guindalera temporada a temporada (aunque de las primeras temporadas no disponemos de tantos datos como de las últimas), deteniéndonos a explicar algunos conceptos en cuanto se nombren. Como la historia del Teatro Guindalera está estrechamente unida al desarrollo de la Compañía Guindalera, hablaremos también de los logros de la compañía. Ilustraremos este recorrido con fotos de momentos que se han vivido allí; hemos preferido esas imágenes a las ya tan vistas fotos publicitarias de los montajes estrenados. Veamos cómo se pasa del “gusto teatral” con el que se comienza en 2003 a la “degustación artística” con la que termina en 2019 la gestión de este espacio por parte de sus creadores Fig. 1.

2. El teatro Guindalera

Tras varios años soñando con tener un espacio propio en el que poder mostrar sus propuestas, en 2003 Teresa Valentín y Juan Pastor deciden embarcarse en la apertura del Teatro Guindalera, que estaría gestionado por la entidad sin ánimo de lucro Asociación Cultural Escena Abierta, creada también por ellos en 1994. Por tanto, los primeros años al teatro se le llama Teatro Guindalera Escena Abierta. A medida que pasa el tiempo se dejan de usar las dos últimas palabras por comodidad, aunque en el material gráfico, programas de mano y entradas siguen apareciendo.

El local elegido, una antigua ebanistería situada en el número 20 la calle Martínez Izquierdo, se alquila en julio de 2003, fecha en que comienzan las obras de remodelación. Las vecinas contaban que en ese local se había ensayado el montaje de Las criadas de Víctor García (con Nuria Espert y Julieta Serrano), lo cual, si es cierto, ya nos lo muestra como un espacio con cierta trayectoria teatral Fig. 2. Su ubicación, muy cerca del local anterior de la compañía Guindalera, es criticada por algunos espectadores que no viven en el barrio y lo consideran alejado (realmente no está en el centro de la ciudad, aunque tampoco en las afueras); pero es muy bien acogida por los vecinos que poco a poco van formando un asiduo grupo de espectadores incondicionales, al que se acabaría llamando Club de Espectadores, y para el que se harían numerosas actividades.

Se abre con distintas vertientes, algunas de ellas heredadas del local de la calle Eraso: un estudio de actores, un vivero de proyectos o centro de creación, la sede de la compañía Guindalera, y una sala de exhibición. Este último punto permitiría estrenar los montajes de la compañía Guindalera sin someterse a las exigencias de otros espacios, y mantenerlos en cartel mientras siguiera asistiendo público.

La inauguración tiene lugar el 10 de octubre de 2003 con una fiesta a la que acuden los que habían levantado el proyecto, además de otros familiares y allegados. Las fuentes de ingresos de Teatro Guindalera en aquellos momentos son el Estudio de Actores Guindalera (cuyos cursos regulares se terminan cerrando en junio de 2008), y los trabajos de desarrollo de audiencias para la Comunidad de Madrid y la Obra Social Caja Madrid para acercar el teatro a los jóvenes, titulados Trasteatro y Entra en escena respectivamente. Trasteatro se crea en 2000, aunque Teresa Valentín y Juan Pastor llevaban a cabo este tipo de trabajo para público joven desde hacía muchos años, y Entra en escena nace en 2004. Ambos proyectos se componen de funciones para jóvenes de institutos en el Centro Cultural Palomeras Bajas (en el caso de Trasteatro) o en La Casa Encendida (en el caso de Entra en escena) y visitas de los actores de la compañía a los centros educativos cuyos alumnos iban a ver esas funciones, y para ello se tiene contratado durante gran parte del año a un amplio elenco de actores y actrices. No hay ingresos de ayudas públicas para la sala los primeros años, pues no se pueden solicitar por no cumplirse los requisitos referentes al tipo de licencia exigida. Únicamente en dos ocasiones en las primeras temporadas se piden unas ayudas al Consorcio de Rehabilitación de Teatros de Madrid, para insonorizar, instalar butacas y mejorar el equipamiento técnico Fig. 3. Pero la subvención que sí solicita la Compañía Guindalera es la ayuda a Producción de Espectáculos de la Comunidad de Madrid, con la que estrenan un montaje anual.

Para acceder al Teatro Guindalera se cruza el portal número 20 de la calle Martínez Izquierdo, y al fondo del amplio patio se ve la puerta Fig. 4. Tras atravesar la puerta, se entra primero al hall, en el que, en una mesita alta, desde una hora antes de la función se pueden recoger las entradas. Se trata de un espacio acogedor, pintado en tonos ocres o anaranjados. Desde el principio y hasta 2016 había en el hall una vitrina en la que se conservaban multitud de recuerdos de guindas (caramelos, llaveros, pendientes… cualquier cosa que tuviera unas cerezas o unas guindas) que amigos y espectadores habían ido trayendo de recuerdo Fig. 5.

Unos diez minutos antes de comenzar la representación se permite entrar al público a la sala. El espacio escénico tiene unos 10 metros de embocadura por 7 de profundidad, y unos 4,5 metros de altura hasta las varas Fig. 6. El techo es a dos aguas, y la altura varía desde los 4,80 a los 7 metros. Al principio había cuatro varas, que posteriormente pasan a ser cinco, y una vara bajo la grada. Los primeros años el público se colocaba en una grada de cuatro filas, las tres primeras con sillas y la última con bancos. Esas sillas en 2005 son sustituidas por un total de setenta butacas verdes en cinco filas, con más altura de diferencia entre filas y con buena visibilidad del espectáculo desde todas las butacas. Además, se colocan unas butacas laterales, y con ellas se puede llegar a un aforo de setenta y cinco personas.

Tras el espacio escénico hay un amplio camerino con dos entradas al escenario, y desde el camerino se accede a un pequeño jardín, que a veces se ha usado para brindar por alguna ocasión especial, y que ha estado habitado durante muchos años por Morla, la tortuga de María Pastor (hija de Teresa Valentín y Juan Pastor, y actriz en muchas de las producciones de Guindalera) Fig. 7.

Desde el hall, subiendo unas escaleras, se accede a la cabina técnica, que está justo encima de los baños. Al lado de la cabina, y encima del hall, hay un espacio que se utiliza para dar clases cuando existe el Estudio de Actores y para albergar la oficina cuando se deja el local a pie de calle que servía para ello. Hay que aclarar que, además del alquiler del teatro, desde que se abre el espacio tienen alquilado un pequeño local a pie de calle, justo al lado del portal, en que se sitúa la oficina, además de la vivienda del tercer piso del mismo edificio para guardar decorado y vestuario y un pequeño local justo pasando el portal y antes de entrar en el teatro, que también se usa para almacenar material; todo ello poco a poco se va dejando para minimizar gastos Fig. 8.

A la izquierda de la entrada del portal está el Bar Juanito, un clásico bar que ha cuidado con mucho cariño a todo el equipo del Teatro Guindalera hasta que sus dueños se jubilaron Fig. 9.

Tras las funciones es típico en el Teatro Guindalera el licor de guindas. El público, al salir desde las butacas al hall, es recibido con una bandeja de chupitos de licor de guindas, y se le avisa de que enseguida saldrá el elenco de la función. No todos los espectadores se quedan, pero alrededor de la mitad sí lo hacen. Los intérpretes salen al hall aún con el vestuario del espectáculo, y tiene lugar un encuentro, más o menos distendido, más o menos emotivo, un encuentro en que los espectadores comprueban que los actores y actrices son de carne y hueso, y les pueden preguntar dudas o contarles sus reflexiones sobre la obra que acaban de ver, y también hacerse fotos con ellos, y... Lo que sucede cada día en el licor de guindas es imprevisible. Y, poco a poco, ese momento se convierte en uno de los distintivos de Teatro Guindalera Fig. 10. Se deja de celebrar cuando la supervivencia cada vez es más difícil y se debe ahorrar lo más posible, quizá en 2015 o 2016.

Pasemos ahora a hablar de lo sucede en el Teatro Guindalera temporada a temporada. Quizá no está reflejado todo lo que sucede, pero hemos intentado que sí esté lo más importante.