Efemèrides
Valle-Inclán, Galdós y el lío de 'El embrujado'
Que Don Ramón del Valle-Inclán no tenía un carácter fácil es algo de lo que nos dan testimonio muchas anécdotas referidas al teatro, entre la historia y la leyenda – como casi todo en él -, como aquello de encerrar a su mujer con llave en un camerino para que no hiciera una obra de Echegaray, o la ruptura de relaciones con la compañía de María Guerrero tras tratar de mula a Fernando Díaz de Mendoza, o aquel “¡Muy mal!” que reventó un estreno de Margarita Xirgu y dio con el escritor en los calabozos... Hace ahora un siglo, el 22 de febrero de 1913, Don Ramón enviaba una carta al Ayuntamiento de Madrid para protestar por el trato que le había dado el Teatro Español, estallando así una polémica que se hizo célebre.
Todo comienza en las últimas semanas de 1912. El 25 de noviembre, el periódico El Mundo comienza a publicar por capítulos la “comedia bárbara” El Embrujado. Días antes, Valle-Inclán le había escrito una carta a Benito Pérez Galdós avisándole de esta publicación, por si pudiera interesar al Teatro Español de Madrid, donde Don Benito ejercía labores de director artístico; semanas más tarde, Valle envía una nueva carta a Galdós avisándole de que le envía la obra por el actor Francisco Fuentes, primer actor del Español en aquella temporada. “Una obra de usted es siempre un hallazgo para esta empresa”, le responde Galdós. El Teatro Español era en aquellos días la sede de la compañía de Matilde Moreno y tenía programada La reina joven, de Ángel Guimerá, que estaba siendo un éxito, con la intención de sustituirla más adelante por la reposición de Electra, el grandioso éxito de Galdós en 1900.
Valle apremia a Matilde Moreno con un telegrama el 28 de diciembre y esta responde el 31 no asegurando el estreno de la obra. En los meses siguientes, Valle viaja a Madrid y no consigue respuesta satisfactoria ni del Español ni del Teatro de la Comedia. El actor Francisco Fuentes le pide la obra para hacerla al final de la temporada en su beneficio.
La empresa desiste de hacer la obra por motivos económicos y Fuentes propone asumir los gastos; aún en esas circunstancias, la empresa se niega a estrenar la obra. El 20 de febrero se envía una carta a Valle indicando que “la empresa de este teatro, en uso de su perfecto derecho, ha resuelto no representar la comedia de usted, que por lo demás desconoce”, y afirmando que Galdós, director artístico, se ha extralimitado en sus facultades. El 22 de febrero, Valle remite carta al Alcalde de Madrid, copiando la que ha recibido, para conocimiento de quien es dueño del Teatro Español. Ese mismo día, el actor Francisco Fuentes se marcha de la compañía del Español. En los días siguientes se suceden cartas del Ayuntamiento al Español y del Español al Ayuntamiento, reuniones del Ayuntamiento en las que se valora la posibilidad de rescindir el contrato a la compañía... la empresa, finalmente, aduce que Valle y Fuentes habían repartido los papeles de la obra dejando fuera a la primera actriz y empresaria, Matilde Moreno, para dar ese papel a la esposa de Valle, Josefina Blanco, extremo que Valle niega rotundamente.
El 25 de febrero, Valle-Inclán lee en el Ateneo de Madrid el primer acto de El Embrujado y aprovecha para decir todo lo que considera oportuno. El 26 lee los otros dos actos y recibe una gran ovación. La polémica duró algunas semanas más y, como en el poema de Cervantes, “fuese y no hubo nada”. Salvo el distanciamiento entre los dos grandes escritores que hasta aquel momento se apreciaban. Y una de aquellas frases tremendas de Don Ramón. Preguntado por un periodista “¿En su opinión, qué debería haber hecho don Benito Perez Galdós en este asunto?” dicen que el autor de Luces de bohemia respondió con una sola palabra: “Morirse”.
Muchos de estos datos se pueden encontrar en la Biografía cronológica publicada por Juan Antonio Hormigón en ADE, que se puede consultar en la Biblioteca del CDT.
También se pueden ver grabaciones de dos producciones de esta obra, dirigidas por Eduardo Alonso – dentro del espectáculo del Centro Dramático Galego Valle-Inclán 88 – y por Francisco Vidal.