1. MONOGRÁFICO
1.4 · Cervantes en los teatros nacionales
Por Fernando Doménech Rico
Cervantes en los teatros nacionales.
Fernando Doménech Rico
Real Escuela Superior de Arte Dramático / Instituto del Teatro de Madrid
fernando.domenech51@gmail.com
Resumen: El artículo repasa la fortuna escénica de Cervantes en los Teatros Nacionales desde el Teatro Nacional franquista hasta el Centro Dramático Nacional y la Compañía Nacional de Teatro Clásico, incidiendo en la recepción de la obra cervantina entre la crítica y el público español.
Palabras clave: Cervantes, Teatros Nacionales, puestas en escena, recepción crítica.
CERVANTES AT THE NATIONAL THEATRES
Abstract: The article reviews the scenic fortune of Cervantes at the National Theatres, from Franco’s Teatro Nacional to the Centro Dramático Nacional and the Compañía Nacional de Teatro Clásico, focusing on the reception of Cervantes’work between the critic and the Spanish public.
Key Words: Cervantes, National Theatres, staging, critical reception.
1939. Clásicos imperiales
El interés por el teatro de Cervantes en los teatros nacionales durante las primeras décadas tras la Guerra Civil, los años cuarenta y cincuenta del pasado siglo, fue muy escaso, y eso a pesar de que los clásicos españoles fueron una de las bases más firmes del repertorio del Teatro Nacional franquista. Los primeros gestores de estos teatros, Felipe Lluch, Cayetano Luca de Tena y Luis Escobar, mantuvieron y prolongaron la herencia republicana de recuperación de los autores del Siglo de Oro, pero dándoles un nuevo sentido de acuerdo con la mitología imperial del momento. Así, el montaje de Fuenteovejuna llevado a escena por Luca de Tena en adaptación de uno de los jerarcas de Falange, Ernesto Giménez Caballero, acababa con el cántico del Cara al sol.(Baltés, 2014, 171n.)
Cayetano Luca de Tena, que a lo largo de toda su carrera se distinguió como director de obras clásicas, montó numerosas obras de Lope de Vega, de Calderón y de Shakespeare, además del inevitable Don Juan Tenorio, de Zorrilla. Pero en toda su andadura como director de los Teatros Nacionales solamente montó una pieza de Cervantes, una adaptación de la novela El curioso impertinente, en adaptación de Alejandro de Stefani y traducción de Tomás Borrás. Estrenada en el Teatro Español de Madrid el 20 de noviembre de 1947, se mantuvo poco tiempo sobre las tablas, ya que el 6 de diciembre se estrenaba en el mismo escenario El mercader de Venecia, que estuvo tres meses en cartel (Baltés, 2014, 382-383).
También Luis Escobar puso en escena una adaptación de un episodio del Quijote, El retablo de Mese Pedro, en la versión de Carlos Fernández Shaw y música de Manuel de Falla [Fig. 1], que se estrenó en el Teatro María Guerrero el 1 de diciembre de 1945 junto con otra obra de Falla, La vida breve, ésta con libreto de Martínez Sierra (esto es, de María de la O Lejárraga). El maestro gaditano vivía entonces exiliado en Argentina, y ese mismo año había rechazado la invitación del gobierno para volver a España. El estreno de Luis Escobar, por tanto, tiene todo el aspecto de un intento de recuperación de una de las figuras del exilio que, por su conocida religiosidad y por el carácter nacionalista de su música, podía convertirse en una muestra de la apertura del régimen franquista a los exiliados en una época en que estaba intentando presentar una imagen de acercamiento a las potencias vencedoras de la II Guerra Mundial. Era, pues, Falla y no Cervantes el mayor aliciente de la función del María Guerrero.
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