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Fondos documentales y recursos web sobre circo en España

J. R. Fernández, M. Folguera, C. Martínez, C. Pérez y T. del Pozo

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2. Fondos sobre circo en el Museo Nacional del Teatro

Por María Teresa del Pozo (Museo Nacional del Teatro)

 

El patrimonio cultural procedente del circo se encuentra muy disperso. Por una parte, en colecciones particulares: gentes de circo, coleccionistas y aficionados que realizan una encomiable labor de preservación de estos bienes culturales. Por otra, en instituciones públicas: Museos, Bibliotecas, Archivos, Centros de Documentación, etc. Dentro de estas últimas, el Museo Nacional del Teatro guarda algunos fondos relacionados con el circo, especialmente gracias a la costumbre que se inicia a finales del siglo XIX de incluir un número de circo entre actuaciones teatrales, así como por la existencia, muy común en España, de teatros-circo (Reus, Valencia, Barcelona, Albacete, Málaga, Cádiz, Sevilla, Ciudad Real, Madrid y entre otras muchas ciudades).

Fundamentalmente se conservan carteles, postales y fotografías. En el apartado de Fotografías y, vinculada a la sección de magia, hay una imagen del célebre Fu-Manchú; un conjunto de fotografías de Agustín González en el personaje del mago Chin-Wu, en el episodio Mis Wilma correspondiente a Circo Méliès, La muerte viaja demasiado (fig. 12)fig. 13); del payaso José Mª Aragón “Pompoff” (fig. 14); del actor Ricardo Simó-Raso caracterizado de payaso (fig. 15); etc.

En la sección de Marionetas, destaca la colección de muñecos de manipulación mecánica de la Orquesta Argentina del famoso ventrílocuo Eugenio Balderraín Santamaría, conocido por el seudónimo de “Balder”. Llegó a sacar más de diez personajes a escena, contando cada uno de ellos con varios cuerpos intercambiables para los cambios de vestuario (fig. 16, fig. 17). Asimismo se conserva un retrato del ventrílocuo realizado por Carlos Alonso Pérez, fechado hacia 1940 y varios carteles.

Especialmente interesante es el Álbum Muestrario de Jean Laurent, incompleto, que consta de 20 páginas, numeradas de la 51 a la 70 dedicadas a personajes de circo, dentro de la colección que el ilustre fotógrafo realizó, en su estudio de Madrid, con personas del mundo del espectáculo entre 1860 y 1873. Por este fantástico catálogo desfilan desde acróbatas a campanólogos, pasando por escapistas, payasos, amazonas o domadores (fig. 18).

La magia del circo, sus imágenes, lo misterioso de sus artistas, su mundo de asombro, lo oculto y lo insólito, no podían dejar indiferentes a autores, directores, músicos, escenógrafos y figurinistas del teatro. Los ejemplos son muchos. Los títulos significativos van, desde Toninadas, de Linares Rivas, estrenada en el Teatro Español en 1916 (fig. 19),pasando por los personajes de Mihura en Tres sombreros de copa (estrenada en el Español en 1952), a La Gran Pirueta, de Alonso de Santos, estrenada en el Teatro Monumental de Madrid en 1986.

En el teatro, el tema no tiene por qué ser circense para que directores y escenógrafos y figurinistas resuelvan un montaje teatral con aires de circo. Tal es el caso de un montaje de Calderón, No hay burlas con el amor, en 1998, para la CNTC, dirigido por Denis Rafter, con escenografía y vestuario de Pedro Moreno. Director y escenógrafo situaron la acción, llena de enredos y sobreentendidos, en una mágica pista de circo. Y todo el vestuario era un guiño elegante al colorido de la indumentaria de los artistas circenses (fig. 20). Del mismo modo, Luis Olmos, al enfrentarse a la zarzuela de Ruperto Chapí El rey que rabió, estrenada en el Teatro de la Zarzuela el 20 de abril de 2007, situó la acción en un entramado circense.

Pero hay dos títulos que están en la mente de cualquier espectador aficionado a la zarzuela y que tienen al circo como absoluto protagonista. El Museo conserva escenografías y figurines de uno de ellos: Las golondrinas, que fue la revelación de un joven músico donostiarra, José María de Usandizaga, con libreto de María y Gregorio Martínez Sierra, la acción transcurre en el ambiente de un circo ambulante que rueda de pueblo en pueblo. Es el angustioso drama del payaso Puck enamorado, que sufre el abandono de su amada Cecilia y, cuando ésta se cruza de nuevo en su camino, no puede sufrir su burla ni su risa y en un arrebato de celos y desesperación la mata. La obra fue interpretada por Emilio Sagi-Barba y se estrenó el 5 de febrero de 1914. En el MNT tenemos escenografías y figurines de dos montajes: uno realizado por José Tamayo en 1958, en el Teatro de la Zarzuela, con escenografía y figurines de Vitín Cortezo (fig. 21, fig. 22) por los que desfilan todo el repertorio de personajes circenses como equilibristas, payasos, tragasables, jefes de pista y hasta el “hombre alargado”. El montaje tuvo tal éxito que hasta 1964 se estuvo reponiendo todas las temporadas de verano para Festivales de España. Otra de la que también tenemos escenografías y figurines la dirigida por Joaquín Deus, representada en el Teatro de la Zarzuela en 1975, con escenografías y figurines de Emilio Burgos (fig. 23, fig. 24, fig. 25). El otro título es Black, el Payaso, pero el Museo no conserva ninguna pieza de este montaje.

También guardan relación con el circo, escenografías y figurines de óperas, zarzuelas y comedias de tema circense o que en su representación aparecen motivos circenses tales como: Las andanzas de Pinocho (fig. 26) y Navidad en el Circo, de José Paredes Jardiel (fig. 27); Liliom, de Emilio Burgos (fig. 28), o Payasos de Sigfrido Burmann (fig. 29). Una maravillosa escenografía de un escenario de un circo de invierno realizada por uno de los más grandes escenógrafos de finales del siglo XIX, Antonio Sendras, pone también de relieve la importancia del circo en este momento –una escenografía. Así mismo, encontramos escenografías y/o figurines que hacen referencia al circo en La Feria del Come y Calla, con figurines de Víctor María Cortezo para personajes circenses, en 1964 (fig. 30); El enfermo imaginario, con figurines de Emilio Burgos en 1969 (fig. 31), o Pulcinella, con figurines de Carlos Cytrynowski (fig. 32).

Podemos citar otras obras de teatro donde aparece la figura del payaso son un dibujo de Miguel Narros (fig. 33), los figurines de La pandilla va al teatro, estrenada en 1971, de Víctor María Cortezo; los Lily y Bonita, de Miguel Narros, representada en 1963 o los de la obra de José Bergamín La risa en los huesos, representada en 1989 con figurines de Pedro Moreno, entre otros ejemplos (fig. 34).

Una de las piezas más relevantes relacionada con el tema del circo es un cartel de 1917 de Picasso para el estreno de Parade, de los Ballets Rusos de Diaghilev en el Teatro Châtelet de París, representando a un prestidigitador chino (fig. 35)

También contienen imágenes de circo los libros de artistas: álbumes con recortes de prensa de espectáculos realizados por Álvaro de Retana durante las primeras décadas del siglo XX.

Aunque entre los fondos del Museo, los relacionados con tema circense son minoría, hay que tener en cuenta que el circo es una de las artes escénicas y siempre ha estado presente, dentro de nuestras limitaciones, hemos intentado contribuir a su difusión y conocimiento mediante la realización de exposiciones:

En el 2008, y dentro del Festival Internacional de Teatro que se celebra en la ciudad de Almagro, el Museo organizó una exposición titulada: Vicaire: El Traje del Clown (Colección de Genis Matabosch), en el Museo del Encaje de esta localidad. En esta exposición se hace un repaso breve a la historia del traje de payaso de la Maison Vicaire y a las formas y técnicas particulares que creó. Realizó sus primeros vestidos de payaso en 1931, y desde 1947, Gérard Vicaire se convirtió en especialista en la confección de vestidos para los carablancas, pasión que duraría medio siglo. Más de 400 trajes salieron de su taller y cuando hablan de ellos los profesionales, mencionan “un Vicaire” con el mismo respeto y dignidad que un violinista se refiere a un “Stradivarius” (fig. 36).

Con motivo de la restauración del Teatro Circo de Albacete y la aparición allí de un Festival Internacional de Circo, de nivel y prestigio mundial en el 2008, se pensó en la creación de un Museo Nacional del Circo, dependiente del Museo Nacional del Teatro, proyecto que no llegó a realizarse.

Pero donde realmente el Museo se implicó fue en una gran exposición que se organizó en Albacete, coincidiendo con su Festival Internacional de Circo, en el 2011. Se tituló Imaginando el Circo. El Circo en las Colecciones Estatales. En ella se hizo un recorrido por todos los tipos de circo, desde el ecuestre en plazas de toros, a los grandes circos estatales, como el Price, pasando por los teatros-circo, sin olvidar los circos ambulantes (fig. 37).

Entre nuestros objetivos se encuentra incrementar nuestros fondos con todo lo relacionado con el circo, tal es el interés que se pretende cambiar el nombre del museo por Museo Nacional de las Artes Escénicas y de la Música, para aglutinar material de todo lo relacionado con la mismas, entre ellas las circenses, e impulsar y motivar la donación o depósito de material circense a todas las personas o entidades relacionadas con el mismo.

A pesar de todos los avances, como el Libro Blanco del Circo (1991) publicado por el INAEM, las subvenciones a circos, el Premio Nacional de Circo (creado en 1990), o la creación del Día Mundial del Circo, la situación del circo en España es muy difícil, incluso casi dramática, y en el momento de escribir estas páginas solo se sostiene por la vocación y pasión de muchos artistas por el circo y por esa afición inquebrantable al circo de muchas personas, sustentando una larga tradición.