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Antonio Buero Vallejo (Foto: Fernando Suárez / Archivo CDAEM)
La SGAE reivindica la vigencia de Antonio Buero Vallejo, dramaturgo del compromiso ético y social
Se cumplen 20 años de su muerte. El Centro de Documentación y Archivo (CEDOA) custodia y conserva uno de sus fondos con manuscritos, dibujos y fotografías cedidas por el propio autor
Este miércoles 29 de abril se cumple el 20 aniversario de la muerte de Antonio Buero Vallejo, uno de los dramaturgos españoles más importantes e influyentes del siglo XX. Genio y creador de un teatro realista, pero cargado de un simbolismo que le permitía sortear la censura, Buero abordó en sus obras problemas universales a través del compromiso ético y social con la sociedad española de la posguerra.
En su teatro, el autor nacido en Guadalajara, pero residente en Madrid, logró que la clara impronta social conviviera con una destacada capacidad de innovación formal y experimental que renovó el género dramático en España. Desde sus inicios, Buero mantuvo una posición crítica con el franquismo, lo que le causó problemas con la censura, que llegó incluso a prohibir la representación de alguna de sus obras.
Buero Vallejo se inscribió como socio de la SGAE en 1949; el mismo año que el Ayuntamiento de Madrid le concedió el Premio Lope de Vega de Teatro por Historia de una escalera, su obra más emblemática. En ella, Buero retrata los conflictos, aspiraciones e inquietudes de unos vecinos, con el telón de fondo de una escalera. La distancia entre la realidad y los sueños, el implacable paso del tiempo y el sentido trágico de la vida son potentes elementos dramáticos presentes en esta obra y que seguirá explorando a lo largo de toda su dramaturgia. (…)
Antonio Buero Vallejo (Guadalajara, 29 de septiembre de 1916 - Madrid, 29 de abril de 2000), en su juventud es acusado de "adhesión a la rebelión", por lo que permanece en prisión desde 1939 hasta 1946. Allí coincide con Miguel Hernández, con quien entabla una fuerte amistad y de quien hace uno de los retratos del poeta que han pasado a la posteridad. Al ser puesto en libertad, comienza a colaborar en diversas revistas como dibujante y escritor de pequeñas piezas de teatro. La pintura fue su otra gran pasión.
En 1986, afirmó: “Soñé con ser pintor. Aún no sé a qué atribuir el cambio de los pinceles por la pluma. Y conste que no es una figura retórica; yo escribo a mano. A mis veintitrés años pensé que yo tendría que escribir, quizá porque la tremenda época en que vivimos iba ya dejando en mí un poso de experiencia personal que parecía requerir más que la expresión pictórica, la literaria”. En 1993, publica Libro de estampas, donde se recogen pinturas acompañadas de textos inéditos del autor.
Su carrera literaria combinó el éxito del público, que identificó en las obras de Buero una voz cercana a su realidad social, y el respaldo de buena parte de la crítica, que reconocía el valor formal de sus obras y su capacidad para traer a España tendencias experimentales presentes en otros países. A nivel institucional, Buero obtuvo reconocimientos tan relevantes como el Premio Nacional de Teatro (1980), el Premio Miguel de Cervantes (1986), la Medalla de Oro del Ayuntamiento de Madrid (1998) o el Max de Honor de las Artes Escénicas (1999), de la SGAE. Además, En 1971 ingresó en la Real Academia Española, fue nombrado socio de honor del Círculo de Bellas Artes y del Ateneo de Madrid.
La Sala Berlanga acogió en noviembre de 2016 un homenaje en torno a su figura y obra, organizado por la Fundación SGAE con motivo del primer centenario de su nacimiento (1916), que incluyó una exposición, la presentación del libro Campanas a medianoche, adaptación española que elaboró el dramaturgo para el guion de la película homónima de Orson Welles, la proyección de la película Esquilache y una lectura dramatizada con una selección de sus obras, entre otros actos conmemorativos.
El Centro de Documentación y Archivo de la SGAE custodia y conserva un Fondo Buero Vallejo, que incluye fotografías personales; además del manuscrito de La tejedora de sueños, así como algunos ejemplares de obras suyas, que se incluyen dentro de las diversas colecciones teatrales que conserva el CEDOA. Cabe destacar que, tanto la colección fotográfica (rica iconográficamente ya que ilustra muchos montajes de sus obras) como el manuscrito de La tejedora, fueron donados por el autor. Además, de su faceta como artista plástico, conservamos un retrato de Miguel de Unamuno que forma parte del legado del dramaturgo Jaime Salom.
En 2016, la Fundación SGAE organizó una muestra con motivo del primer centenario del nacimiento de Buero Vallejo.