La terrible noticia de la muerte del director teatral y dramaturgo Moisès Maicas, de 52 años, precipitado a las vías del metro el martes en Barcelona, ha conmocionado al mundo de la escena. Personaje muy conocido y apreciado, incansable investigador de nuevas fórmulas teatrales y dramaturgias, gran defensor del teatro de texto contemporáneo y comprometido, fiel como nadie a sus autores y obsesiones, Maicas, nacido en Mataró, tenía detrás una larga y variadísima trayectoria, que era en buena parte la de un francotirador, habitual del pequeño formato y las salas alternativas. En su carrera se cuentan experimentos, descubrimientos y propuestas vanguardistas junto a trabajos más convencionales.
Así, era capaz de montar un espectáculo sobre El sueño de una noche de verano de Shakespeare en formato de hip hop (Shakespeare on the beat, 2014, en el festival Grec), con la participación de breakdancers y un Dj, trabajar con Cesc Gelabert, orquestar un espectáculo Brecht/ Weill con Roger Pera (su primo) o dirigir a Enric Majó en Una vida al teatre, de David Mamet, con motivo de las bodas de oro del actor con la profesión.
Trabajó en el Espai Brossa, el Maldà, la sala Beckett, el Espai Lliure, el Akadèmia..., y también en el Mercat de les Flors, el festival Grec, o el Temporada Alta de Girona. Fue ayudante de dirección de figuras como Fabià Puigserver y Lluís Pâsqual. Entre sus montajes más recordados, la durísima Psicosi de les 4.48 de Sarah Kane, con Anna Alarcón, una obra sobre el suicidio.
Hombre de una enorme cultura, de lecturas variadísimas y profundas, fino intelectual, nunca pretencioso, tierno, con ese tono de voz de alumno aplicado al que se le fue añadiendo un punto de ironía y hasta sorna, Moisès Maicas parecía vivir en una eterna juventud: diríase que se conservaba en sus entusiasmos y apasionamientos. […]
La desaparición, prematura y dramática, de Moisès Maicas, hijo del también director Carles Maicas, uno de los fundadores del Grec, significa una pérdida irreparable para la escena del país y, junto a la tristeza de su desaparición lleva a pensar que debíamos escucharle mucho más. (Jacinto Antón)