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Efemérides

Llega a España ‘Largo viaje hacia la noche’

Teatro Lara de Madrid, 21.9.1960
Llega a España ‘Largo viaje hacia la noche’
Se estrena la obra en el Teatro Lara, con Ana María Noé, Andrés Mejuto, José Luis Pellicena, Pepe Martín y Lola Lemos.

En el pasado mes de junio perdíamos a Pepe Martín, pero nadie muere en tanto que alguien lo recuerda. Al hilo de sus recuerdos vamos a traer a la memoria de los lectores de esta sección algunos nombres fundamentales de nuestro teatro y un nombre capital de la Historia de la Literatura Dramática: Eugene O’Neill.

Cuenta Pepe Martín en su libro de memorias El tiempo dormido (AISGE, 2009) que una tarde, en el café Gijón, Olga Moliterno, Andrés Mejuto y Alberto González Vergel le pidieron que se sentase a su mesa. Habían visto en él “le physique du rôle”, el físico del personaje que buscaban. Pepe acababa de volver de París, donde había estudiado teatro y participado en algunas producciones. Aquella tarde, en el café Gijón, le propusieron una prueba para hacer un personaje en Ejercicio para cinco dedos, de Shaffer, y haciendo esa función conoció a Ana María Noé, que sería durante años su pareja. Tras esta función, Pepe Martín convenció a Olga, Andrés, Alberto, Ana María y José Luis Pellicena, para hacer una obra que había visto en París, antes de regresar a España, una obra que estaba siendo un acontecimiento en todas las capitales de Occidente. Se trataba de Largo viaje hacia la noche.

Eugene O’Neill (Nueva York, 1988 – Boston, 1953) es considerado el padre del drama realista norteamericano del siglo XX, el primer gran dramaturgo de la pléyade de escritores estadounidenses que brilla en los años cuarenta con Arthur Miller y Tennessee Williams, que continuaría con autores como el Sam Shepard de Buried Child y llegaría a nuestros días con dramaturgos como el David Mamet de Glengarry Glennrose. O’Neill, premio Nobel de Literatura en 1936, es el inicio en Estados Unidos de un modo de entender la escritura dramática que en Europa se había extendido por la influencia de autores como Anton Chejov. De toda la larga trayectoria de Eugene O’Neill como dramaturgo, se destaca de forma muy especial su obra Largo viaje de un día hacia la noche, escrita en los primeros años cuarenta, estrenada en 1956 contraviniendo la voluntad del autor, que había ordenado que no se diese a conocer hasta veinticinco años después de su muerte. Largo viaje hacia la noche era un desgarrador retrato familiar que tenía mucho de autobiografía, y fue también su gran obra maestra.

El inmenso éxito de Largo viaje hacia la noche hizo que la obra se representase en todo el mundo. Y ese joven estudiante de teatro que la vio en París la estrenaría apenas cuatro años después en Madrid, en el Teatro Lara, el 21 de septiembre de 1960. José Luis Pellicena hizo el papel del hijo pequeño, reflejo autobiográfico de O’Neill; Pepe Martín, el hermano mayor; Ana María Noé sería la madre morfinómana y Mejuto el célebre actor atrapado por su éxito en el papel de Conde de Montecristo. Lola Lemos completaba el reparto, en el papel de la criada de la casa. La dirección corrió a cargo, de nuevo, de González Vergel.

La crítica valoró mucho no solo el excelente trabajo de interpretación y puesta en escena, sino el coraje de afrontar una obra en la que no había concesiones al entretenimiento o al suspense, una obra dura en la que pasan los minutos de un infernal presente eterno para los personajes. El público recibió ese trabajo con entusiasmo y grandes aplausos, “agradecido por la heroica decisión de llevar a escena esta tan difícil e importante”, nos cuenta en su crónica Alfonso Prego. Aunque no parece que la respuesta del público fuese tan positiva, si atendemos a la visión de José María de Quinto en Primer Acto: “La frialdad con que fue recibido este drama por un público teóricamente preparado, el que asiste a estos actos, fue algo así como una ducha de agua fría para los que, todavía, creemos que el teatro merece la pena. Este público asistió a una de las mejores puestas en escena e interpretaciones que recordamos. Este público asistió a la representación de una de las tragedias más desgarradoras de nuestro tiempo. Sin embargo, este público estaba de vuelta y asistía un tanto irónicamente, encumbrado en no sabemos qué impasibilidad. Y no solo el público, sino parte de la crítica…”

La obra sirvió, en cualquier caso, para poner en valor la calidad de los dos actores jóvenes y mostrar la calidad de un actor que había regresado del exilio apenas cuatro años antes: Andrés Mejuto, que había debutado en el teatro de la mano de Federico García Lorca, que había intervenido en la película Sierra de Teruel, de André Malraux, que había sido oficial del ejército republicano y había pasado aquellos quince años de exilio triunfando como actor en Argentina con la compañía de Margarita Xirgu y más tarde con su propia compañía, volvió a España en compañía de su pareja, Olga Moliterno, para convertirse en uno de los rostros habituales de los dramáticos de televisión, hacer docenas de papeles en el teatro y visitar esporádicamente el cine, en especial con algunos westerns rodados en Almería.  Ana María Noé llevaba dos décadas estrenando grandes títulos como primera actriz, bien con su compañía – La herida del tiempo -, bien como integrante de la compañía del Teatro Español a las órdenes de Tamayo, como Seis personajes en busca de autor, Diálogos de carmelitas o Las brujas de Salem – cuando se enfrentó a este descomunal personaje.

Largo viaje hacia la noche tardó 25 años en volver a nuestros escenarios: William Layton y Miguel Narros la llevaron al Teatro Español en 1988, con Margarita Lozano, Alberto Closas, José Pedro Carrión, Carlos Hipólito y Ana Goya. Desde entonces, hemos podido disfrutar en nuestro país de los montajes de John Strasberg en 1991 con Héctor Alterio, Julieta Serrano, Jaume Valls y Ramón Madaula; de Alex Rigola en 2006, con Chete Lera, Mercé Aránega, Israel elejalde y Oriol Vila; de Manuel Guede, en gallego, con Luisa Merelas, Alberto Rolán, Gonzalo Uriarte y Marcos Viéitez, en 2014; y de Juan José Afonso, con Mario Gas, Vicky Peña, Juan Díaz, Alberto Iglesias y Mamen Camacho, en ese mismo año. También vale la pena recordar que en 1989 visitó el Teatre Romea de Barcelona la compañía del Dramaten de Estocolmo, con la puesta en escena de Ingmer Bergman de esta obra, interpretada por Jarl Kulle, Bibi Andersson, Thomy Berggren, Peter Stormare y Katarina Gustafsson. Las puestas en escena de Layton / Narros, Rigola y Afonso, se pueden ver en nuestra Teatroteca.

Sirva este recuerdo para rendir homenaje a aquel joven actor que se empeñó en estrenar esta obra en España y que, curiosamente, compartió toda su vida una circunstancia vital con uno de sus personajes: el padre de la familia, el gran actor Tyrone, vivió atado al éxito de un personaje, El conde de Montecristo. Algo que Pepe Martín vivió durante décadas con naturalidad y la sonrisa que no olvidaremos.