Efemérides
Eva sin manzana
El pasado 9 de abril falleció en Madrid Jaime de Armiñán e inevitablemente se recordaron aspectos tan sobresalientes de su vida como las dos nominaciones al Oscar de Hollywood o su formidable trayectoria en televisión. Nos gusta, en esta sección de Efemérides, recordar la relación con el teatro de profesionales cuyas trayectorias en los medios audiovisuales han ensombrecido una importante relación con los escenarios. Tal es el caso de Armiñán, que parecía llamado a ser uno de los autores de comedia de mayor éxito de nuestro país pero que fue dejando a un lado el Teatro. Aun así, este escritor nos dejaría un puñado de buenas comedias, comenzando por la que significó su debut, Eva sin manzana.
Carmen Troitiño y José Luis Alonso estaban a cargo del Teatro de Cámara y Ensayo, una propuesta que permitía poner en escena, siquiera por unas pocas funciones o acaso en función única, obras que se consideraban valiosas y cuyo contraste con el público podría ser arriesgado, bien por el tema o la estética de la obra o bien por ser, como en este caso, un nuevo autor. El joven – 27 años - Jaime de Armiñán debutaba en el Teatro Español de Madrid el 28 de mayo de 1954 con esta comedia dirigida por Gustavo Pérez Puig, con escenografía de Eduardo Santonja y un excelente reparto: Adela Carboné, Carmen Lozano, Mercedes Albert, José María Prada, María Cuevas, José María Rodero, Antonio Forcada y Agustín González.
Armiñán debutaba como autor pero no era ni mucho menos un recién llegado. Nieto del dramaturgo Federico Oliver – que fue director del Teatro Español y presidente de la SGAE – y de la gran actriz Carmen Cobeña, hijo de la actriz Carmita Oliver, Jaime de Armiñán no parecía tener remedio en su destino, por lo que no fue extraño que comenzase muy pronto a escribir para el teatro. Así, a los 26 años ganaba el premio Calderón de la Barca con esta Eva sin manzana, y en 1956 ganaba el premio Lope de Vega con Nuestro fantasma. Pero en aquel 1956 ocurrió en España algo que cambió la vida de este joven dramaturgo: la llegada de la televisión. Armiñán comienza a trabajar en la recién creada Televisión Española y muy poco después empezará a escribir guiones para cine. De sus treintaicinco años en televisión, como guionista y realizador de docenas de series, no podemos dejar de destacar Ramón y Cajal, protagonizada por su amigo Adolfo Marsillach. Entre los cerca de veinte largometrajes que dirigió, es inevitable mencionar los dos que llegaron a estar nominados al premio Oscar: El nido y Mi querida señorita.
Toda esa magnífica labor en los medios audiovisuales arrumbó en buena medida su labor como dramaturgo, pero hay que recordar que, además de conseguir esos dos prestigiosos premios, tuvo cerca de una veintena de estrenos en el teatro, entre obras originales y versiones: antes de terminar aquel 1954, estrenaría en el Teatro de la Comedia Sinfonía inacabada, de nuevo con la dirección de Gustavo Pérez Puig y un reparto del que formaba parte una joven actriz, Elena Santonja, que se convertiría en la pareja de Armiñán. En 1957 volvía al Teatro Español con la obra Nuestro fantasma, en esta ocasión con la dirección de José Tamayo. Ese mismo año, estrena en el Teatro Windsor de Barcelona Café del Liceo, dirigida y protagonizada por quien sería uno de sus grandes amigos, Adolfo Marsillach. En 1960 llegaría Paso a nivel, protagonizada por Tina Gascó y José Bódalo. En 1961, llega un rotundo éxito: Luis Escobar invita a Armiñán a su Teatro Eslava, donde se ocuparía de la versión de la comedia musical The boy friend de Sandy Wilson, dirigida por Escobar con Patricia Lorca, Conchita Velasco y Carlos Larrañaga en los principales papeles. Entre los años 1962 y 1964, Armiñán estrena cuatro comedias dirigidas por Cayetano Luca de Tena: Pisito de solteras, Academia de baile, La pareja y El arte de amar. 1965 traerá los estrenos de El último tranvía para Mari Carmen Prendes y de Todas somos compañeros para Juanjo Menéndez. Y en 1967 escribe y dirige en el Teatro de la Comedia Una vez a la semana, con Fiorella Faltoyano, Alfredo Landa, Aurora Redondo… A partir de ese momento, las apariciones en el teatro comenzarán a darse muy de tarde en tarde, ya que en 1969 debuta como director de cine y pasará tres décadas dirigiendo una película cada dos años.
Estas comedias y algunas más – además de su imprescindible Biografía del Circo - se pueden encontrar en la Biblioteca del CDAEM, la mayoría de ellas en aquellos célebres volúmenes de Escélicer. Tal vez la noticia de su fallecimiento invite a pensar en una edición de su teatro reunido. Quede aquí el recuerdo de un apasionado del teatro que dejó en este territorio una gran década de talento.