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Figuras. Entrevistas de la escena

FIGURAS

Julia Gutiérrez Caba. Madrid, 1928. Actriz.

(40’)

Julia Gutiérrez Caba es hoy la cabeza de familia de estos apellidos, que aparecieron en el teatro durante la segunda mitad del siglo XIX. Desaparecida su hermana mayor, Irene, en 1995, tiene detrás a su hermano Emilio y a su sobrina-nieta, Irene Escolar. La de Julia fue una vocación teatral tardía. Hasta los veintitrés años se resistió a seguir los pasos de casi todos sus antecesores. Y, desde entonces, ha logrado estar casi setenta años sobre los escenarios y ante las cámaras.

Es difícil hacer un resumen de una carrera teatral tan dilatada. Quizá el más sencillo sea el cinematográfico porque su filmografía apenas llega a los veinte títulos. Pero, entre ellos, están A las cinco de la tarde, 1960, Diferente, 1962, Un millón en la basura, 1967 y las más taquilleras de esos años: La gran familia y La familia y uno más. La profesión cinematográfica le reconoció su categoría con el premio Goya por You’re the one, 2000.

La lista de trabajos en televisión y teatro es enorme. La pequeña pantalla, de la que fue pionera en España a partir de 1963, ha sido su refugio cuando las circunstancias personales le impedían cumplir con los horarios descabellados de la escena. Y a los noventa años, series como Los Serrano, Águila Roja y Estoy vivo la han convertido en un icono para los jóvenes telespectadores.

  • Fecha: 18 de junio de 2021.
  • Lugar: Salón de Actos de Gerencia de Infraestructuras y Equipamientos de Cultura, Madrid.
  • Duración: 40’
  • Operador de cámara: Víctor Camargo.
  • Realización y edición: Ana Lillo.
  • Entrevista realizada por: Antonio Castro.

Créditos de fotografías

  • Jesús Alcántara, Pilar Cembrero, Chicho, Gabarrón, Mercedes Gómez Montejano, Gyenes, James, Manuel Martínez Muñoz, Martín Santos Yubero y S. Zarco.

Créditos de los vídeos

  • Globomedia (The Mediapro Studio).

Créditos de las músicas

  • Broadway by ScOmBer (c) copyright 2020 Licensed under a Creative Commons Attribution Noncommercial (3.0) license. http://dig.ccmixter.org/files/scomber/62146 . Ft: Jeris.
  • Carried/ Lauren Duski.
  • 1960s Cool Jazz/Matsteiner-music.
  • 1Swinging MusicDog.

Agradecimientos

  • Gerencia de Infraestructuras y Equipamientos de Cultura, del Ministerio de Cultura y Deporte.
  • Globomedia (The Mediapro Studio) y Mercury Films.

Tres momentos de la entrevista

Julia Gutiérrez Caba, la actriz que no quería actuar

Cada vez que veo a Julia Gutiérrez Caba entrar en un escenario, pienso: esa es su casa. Se mueve por las tablas con la naturalidad de quien transita por espacios familiares y sobradamente conocidos. Es una actriz a la que yo encadenaría en una lista de grandes mujeres que desfilaron por el teatro español durante los siglos XX y XXI: María Fernanda Ladrón de Guevara, Irene López Heredia, Conchita Montes, Mary Carrillo, Irene Gutiérrez Caba, Concha Velasco o Lola Herrera. Actrices que sedujeron a públicos de todas las edades con su presencia, su dicción y su manera de abordar los personajes desde una absoluta naturalidad. Y por acuñar una forma de hacer teatro que hemos dado en llamar alta comedia: “es un género -afirma Julia- muy divertido y nada fácil de hacer, como todo lo que se hace sobre un escenario”.

Nunca he visto a Julia en papeles desgarradoramente dramáticos, pero sí en algunos de gran temperamento. Petra Regalada, el vehículo escénico que le proporcionó Antonio Gala en 1980, le permitió transitar desde la ironía a la furia, además de propiciar un extraordinario mano a mano con la gran Aurora Redondo. En comedias como ¡Feliz aniversario!, Todo controlado o Leyendas dio recitales de humor y colocación del texto. No en vano bebió directamente de la mano del genio Mihura en los primeros años de su carrera, estrenándole, entre otras obras, Sublime decisión, 1955 y Melocotón en almíbar, 1958. Ángel García Moreno, que la dirigió en cinco montajes, logró reunir el año 1993 a tres actrices excepcionales: Amparo Baró, Julia e Irene Gutiérrez Caba. Protagonizaron Siempre en otoño , un texto a la medida de las tres que les permitió ofrecer clases magistrales de interpretación. Tuvo una nota dolorosa: fue el último trabajo de Irene, afectada ya por la enfermedad que provocaría su fallecimiento en 1995. Duro trance el de su hermana Julia el de sostenerla en escena sabiendo la situación en que se encontraba. Los espectadores, sin embargo, nunca sospechamos nada, encandilados por esas tres señoras estupendas. Irene siempre había estado a su lado en la vida y, en no pocas ocasiones, en los escenarios.

Julia Gutiérrez Caba

Echo en falta en su dilatada carrera trabajos en verso. Entre los más de sesenta montajes teatrales en los que ha participado, no aparecen títulos de nuestro Siglo de Oro. “Sencillamente, porque no me lo proponían”, afirma la actriz. José Luis Gómez le proporcionó la oportunidad de sacarse esta espina al incluirla en su proyecto Cómicos de la lengua, 2014, que se materializó, nada menos, en la sede de la Real Academia Española. En ella Julia pudo recitar los escritos de Teresa de Jesús.

Animados por Alberto Closas, Julia y su marido, Manuel Collado Álvarez, se hicieron empresarios y con su compañía produjeron dos de los grandes éxitos de la actriz en 1970: La profesión de la señora Warren y Las tres gracias de la casa de enfrente.

Por circunstancias de la vida, que Julia explica en esta entrevista, tras protagonizar Madame Raquin, 2001, desapareció de los escenarios. Como pasaban los años sin que volviera, muchos temimos que su carrera teatral había terminado. Afortunadamente no fue así. Quince años más tarde se unió a Miguel Rellán para revisar un texto dramático -Cartas de amor - que ya habían interpretado Analía Gadé y Alberto Closas. Closas, el actor/empresario con el que Julia formó pareja cinematográfica y teatral y con el que obtuvo uno de sus grandes éxitos en España y Argentina: Flor de cactus (1966).

Durante esa larga ausencia del teatro no estuvo inactiva. Volvió a ser una gran figura de la televisión brillando en una comedia familiar -Los Serrano- o en una serie de ambientación histórica como Águila Roja. Hasta se ha adentrado, en los últimos años, en la ciencia ficción con ¡Estoy vivo!

Durante la entrevista mantenida para esta serie, Julia Gutiérrez Caba puso en evidencia que muchas de las grandes actrices teatrales de su generación no desarrollaron una carrera intensa en el cine. El suyo es uno de estos casos sangrantes. En sus comienzos cinematográficos de los años sesenta, apareció en dos títulos de grato recuerdo: A las cinco de la tarde, 1960 y Nunca pasa nada, 1963. También en otras dos películas enormemente taquilleras y que se ven constantemente en algún canal de televisión: La gran familia, 1962, y La familia y uno más, 1965. Tal vez porque no interpretaba a la señora despampanante que se buscaba en algunas épocas: “En el cine yo era siempre la esposa sufrida, la mujer engañada”. Entre 1977 y 1997 estuvo también alejada de la gran pantalla. Cuando volvió participó en La herida luminosa y El color de las nubes, ambas de 1997. José Luis Garci le dio la oportunidad de ganar el primer Goya de su carrera gracias a You’re the one, 2000. El mismo año su hermano Emilio también obtenía este galardón por La comunidad, 2000. Fue el triunfo merecido de una larga familia a la que se había añadido, todavía tímidamente, el último miembro de la misma, Irene Escolar, nieta de Irene Gutiérrez Caba.

Su entrega al teatro, como actriz y, durante una década, empresaria fue recompensada en 1970 con el Premio Nacional de Teatro. A lo largo de su vida ha recibido numerosas distinciones, desde el Max de Honor, otorgado en 2012, a la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, que recibió junto a su hermana Irene de manos de Don Juan Carlos I en junio de 1995. Solo un mes más tarde, Irene falleció dejando un hueco irremplazable en la escena española.

Los amantes del teatro con edad ya un poco elevada, podemos presumir de haber visto sobre los escenarios a estos tres hermanos, a Manuel Collado, a la tía de los mismos, la inolvidable Julia Caba Alba y a Irene, la continuadora de la estirpe. Todo un privilegio.

Por Antonio Castro Jiménez

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