logo ministerio de cultura y deporte INAEM CDAEM

Figuras. Entrevistas de la escena

FIGURAS

José Luis Turina. Madrid, 1952. Compositor musical, docente y gestor.

(40’ 11’’)

Su prolífica carrera como compositor le otorga un puesto fundamental en la historia contemporánea de la música. Nieto del maestro Joaquín Turina, lleva en los genes su genialidad mezclada con el influjo artístico de su padre pintor. Más de 150 obras catalogadas integran un ecléctico corpus de piezas premiadas como Ocnos, La raya en el agua, o la ópera D.Q. en versión de La Fura del Baus. Premio Nacional de Música 1996, dirige durante dos décadas la Joven Orquesta Nacional de España –JONDE-; una intensa labor como docente y gestor que ha llevado a cabo desde diferentes instituciones impulsando la educación musical en nuestro país.

  • Fecha: 19 de octubre de 2021.
  • Lugar: Salón de Actos de Gerencia de Infraestructuras y Equipamientos de Cultura, Madrid.
  • Duración: 40’ 11’’
  • Operador de cámara: Izan Galán.
  • Realización y edición: Ana Lillo.
  • Entrevista realizada por: Natalia Erice.

Créditos de fotografías

  • Daniel Alonso, Enrique Castellano y Elena Martín.

Créditos de los vídeos

  • Concierto para violín y orquesta. José Luis Turina. Joven orquesta de la Comunidad de Madrid
  • La raya en el agua. Círculo de Bellas Artes
  • Exequias. José Luis Temes
  • Lama sabacthani? Residencia de Estudiantes
  • D.Q. La fura dels Baus
  • Baluarte
  • Azahar Ensemble. TurinaxTurina

Créditos de las músicas

  • Background /fatbunny
  • Concierto para violín y orquesta. José Luis Turina. Joven orquesta de la Comunidad de Madrid
  • Lama sabacthani? José Luis Turina. Residencia de Estudiantes
  • Música ex lingua. José Luis Turina. Orquesta y coro de la Comunidad de Madrid
  • Exequias. José Luis Turina
  • Encore alla turca. Mozart. Joven orquesta nacional de España
  • Sinfonía nº 2 “Resurreción”. Mahler. Orquesta y coro nacionales de España

Agradecimientos

  • Azahar Ensemble, BALUARTE Palacio de Congresos y Auditorio de Navarra, Círculo de Bellas Artes, Departamento de Publicaciones de la Fundación SGAE, Fundación ORCAM, Gerencia de Infraestructuras y Equipamientos de Cultura del Ministerio de Cultura y Deporte, Gran Teatre del Liceu, Joven Orquesta Nacional de España (JONDE), José Manuel López López, Orquesta y Coros Nacionales de España (OCNE), Residencia de Estudiantes y Sindi Producciones - Los Pekenikes.

Tres momentos de la entrevista

Un compositor sensible y comprometido con su legado

En el relato de trayectoria que realiza José Luis Turina, hay un poso importante de reflexión que se cuela en la explicación de cada etapa de su vida profesional. Echar la vista atrás a una carrera tan prolífica como compositor permite a una mente tan curiosa y despierta como la del artista madrileño ofrecer un rico análisis del caprichoso destino que, en su caso, tomó rumbos alejados del currículo habitual de un músico.

No por ser nieto del insigne maestro Joaquín Turina tuvo desde niño una intensa instrucción musical ni tampoco la imposición familiar de seguir los pasos del abuelo. Un predecesor que ha marcado junto a Falla o Albéniz la historia de la música del siglo XX con obras como La oración del torero, las Danzas fantásticas o su sonata para piano Sanlúcar de Barrameda, al que no llegó a conocer el pequeño José Luis, pues su nacimiento se produjo tres años después de su fallecimiento en 1949.

En su casa, fueron los lienzos de su padre, el pintor José Luis Turina Garzón, los que ganaron terreno a las partituras, tanto que sus hijos convivieron en su niñez con el intenso olor a óleo que impregnaba la casa del barrio de Gracia donde vivieron. El compositor recuerda con cariño la etapa en la que dormía con su hermano en el cuarto que su padre utilizaba de día como estudio, y cómo se derramó sobre su cabeza un bote de pintura que su madre consiguió retirarle con buenas dosis de aguarrás. Aquel inolvidable bautismo da fe del ambiente artístico en el que creció Turina y que abriría su espíritu creador hacia otras artes como la literatura, el teatro, la danza y, por supuesto, la pintura; todas ellas influyentes en su posterior producción musical.

Llamativo resulta también en su caso la edad tardía con la que inició su formación musical, pues, a excepción de una experiencia en el coro durante su etapa escolar, no tuvo mayor contacto con la música hasta que se apuntó a primero de solfeo con 17 años en el Conservatorio Municipal de Barcelona, ciudad a la que su padre fue destinado como catedrático de dibujo del Instituto Balmes. Con esa edad su deseo inicial de convertirse en violinista, se vio frustrado pero, como él mismo sabiamente deduce, aquellos años de formación instrumental, que complementó con estudios de piano, incluso de clavicémbalo -animado por su interés por la música del Renacimiento y Barroco-, desembocaron en una temprana inclinación por la composición a la que aplicaría todos estos conocimientos adquiridos, especialmente los de violín, como demuestra su inspirado Concierto para violín y orquesta (1987), compuesto con 35 años en el mezzo de su carrera. Será en el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid donde José Luis estudie composición de la mano del maestro Antón García Abril y Román Alís, una instrucción que completó con los estudios de perfeccionamiento de composición que cursó en 1979 en la Academia Española de Bellas Artes de Roma (Beca del Ministerio de Asuntos Exteriores) y que el compositor siempre aderezó con una importante parte autodidacta, que le lleva a afirmar: “Mi agradecimiento va hacia los profesores que he tenido pero también hacia las grandes obras de grandes compositores con los que no tuve un contacto directo pero que me han enseñado tanto o más”. Alban Berg, Salvatore Sciarrino, Olivier Messiaen y Witold Lutoslawski se cuentan entre los genios contemporáneos que más han influido en su estilo, una personalidad artística que comienza a forjarse en los años 70 y 80 con los primeros reconocimientos que obtiene por las piezas Punto de encuentro (1981) y Ocnos (1986), premiadas en sendos concursos internacionales de composición, el del Centenario de la Orquesta del Conservatorio de Valencia y el Reina Sofía. En el caso de Ocnos, José Luis demuestra una habilidad especial para traducir las palabras de Cernuda a la música, un interés por la musicalidad del lenguaje que guiará futuras composiciones y que el jurado valora con estas palabras: “Es la obra de un artista a la vez inteligente, sensible, imaginativo y preocupado por expresar claramente su pensamiento en un lenguaje enteramente actual…”

José Luis Turina

La ingente producción musical del compositor, que abarca música escénica, de cámara y conjuntos, piezas orquestales, música vocal y solos, ronda las doscientas piezas catalogadas y se dispara entre las décadas de los ochenta y noventa, con obras como Lama sabacthani? (1980), Ligazón (1982), Música ex lingua (1989), Tres sonetos (1992) o Fantasía sobre doce notas (1994). Una intensidad artística que desemboca en su nombramiento en 1986 como académico de la Academia de Bellas Artes de Sevilla, y en 1997 de la Real Academia de Bellas Artes de Granada, además del Premio Nacional de Música que recibe en 1996 por su ecléctica pieza La raya en el agua. Compuesta por encargo del Círculo de Bellas Artes para la reapertura de su sala Fernando de Rojas, supone un salto profesional que le prepara para retos como la ambiciosa ópera D.Q. (2000), estrenada con La Fura dels Baus en el Teatro del Liceo de Barcelona y galardonada en 2001 con el Premio SGAE a la mejor partitura para obra escénica.

Pero su compromiso con la música va más allá de su prolífica firma y, como él mismo confiesa, su vocación de compositor está al mismo nivel que su vocación de docente. Como profesor de armonía, entre otras materias, José Luis se inicia en 1981 en el Conservatorio de Cuenca, obteniendo plaza en 1985 en el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid, un trabajo que mantendrá hasta su jubilación y que le da la posibilidad de ser designado parte del equipo de la Consejería de Música y Artes Escénicas de la Subdirección General de Enseñanzas Artísticas para reformar el modelo educativo, adaptándolo al europeo con motivo de la implantación de la L.O.G.S.E. Una experiencia que Turina rememora con la satisfacción de haber realizado una hazaña, cuyos resultados tuvo ocasión de comprobar durante las dos décadas que ejerció como director artístico de la JONDE (2001-2020), elevándola a la categoría de una de las mejores orquestas jóvenes europeas. Como Presidente de la Asociación Española de Jóvenes Orquestas, entre 2004 y 2015, aplicó igualmente sus dotes como gestor, una faceta que siempre le ha preocupado y acompañado a lo largo de su carrera de compositor, que ha seguido brillando al lado de formaciones tan prestigiosas como el Tokyo String Quartet, que interpretaron Clémisos y Sustalos en el Auditorio Nacional en 2001, o el Brodsky Quartet, que estrenaron en 2004 su cuarteto de cuerda Las siete últimas palabras de Jesucristo en la cruz. Después de su aplaudido estreno en el Auditorio Nacional en 2021 de una versión para orquesta reducida de la Sinfonía nº 2 (Resurrección), de Gustav Mahler, con motivo del 50º Aniversario del Coro Nacional de España, la inquietud de José Luis sigue en busca de nuevos retos, entre los que no descarta cumplir un sueño, albergado durante mucho tiempo, un merecido homenaje a la obra de su abuelo.

Por Natalia Erice

EN ESTE NÚMERO…