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Figuras. Entrevistas de la escena

FIGURAS

Emilio Gutiérrez Caba. Valladolid, 1942. Actor.

(38’ 47”)

Perteneciente a una familia de actores fundada por Pascual Alba en la segunda mitad del siglo XIX, decidió dedicarse al mismo oficio de sus mayores a los veinte años. En ese momento ya habían fallecido sus padres y sus dos hermanas, Irene y Julia, gozaban de prestigio en el mundo de la interpretación. Sus comienzos en el teatro, el cine y la televisión fueron paralelos en los primeros años de la década de los sesenta del siglo pasado.

  • Fecha: 17 de marzo de 2021.
  • Lugar: Teatro de la Comedia, Madrid.
  • Duración: 38’ 47”
  • Operador de cámara: Víctor Camargo.
  • Realización y edición: Ana Lillo.
  • Entrevista realizada por: Antonio Castro.

Créditos de fotografías

  • Jesús Alcántara, Alfonso, Alfredo, Barberá, Basabe, Cabrera, Carlos, Chicho, Paco García Campoy, Gyenes, Ibáñez, Vicente Ibáñez, Álvaro García Pelayo, Manuel Martínez Muñoz, Ros Ribas, Alberto Ripoll y Fernando Suárez.

Créditos de los vídeos

  • Unidad Técnica de Audiovisuales del Centro de Documentación de las Artes Escénicas y de la Música.

Créditos de las músicas

  • Gypssy jazz/ MusicAura.
  • Be Background/dimadjdocent.

Agradecimientos

  • Teatro de La Comedia (CNTC).

Tres momentos de la entrevista

Era inevitable

Durante algunas temporadas formó pareja artística con la actriz María José Goyanes, obteniendo éxitos teatrales como Un matrimonio muy, muy feliz , Una rosa en el desayuno o Usted también podrá disfrutar de ella. Ha tenido compañía propia y ha trabajado para la Compañía Nacional de Teatro Clásico o el Centro Dramático Nacional.

En los años 2000 y 2001 ganó sendos premios Goya a la mejor interpretación masculina por La comunidad y El cielo abierto. Por su trabajo en la película La comunidad, recibió además el Premio ACE de Nueva York.

Con toda su familia en el mundo de la interpretación, desde que su bisabuelo Pascual Alba se subiera a los escenarios en 1868, parecía inevitable que Emilio Gutiérrez Caba se dedicara a ese oficio. Y lo hizo hace ya casi sesenta años. Aunque siendo niño, y aprovechando la presencia de sus padres en compañías de renombre, hizo alguna aparición esporádica en la escena -“para ganarme algunas pesetas”- no sería hasta los veinte años cuando optó por profesionalizarse. Se le abrieron casi inmediatamente las puertas del teatro, del cine y de la televisión. Seguramente los apellidos familiares pesaban mucho y él ya conocía los entresijos de la profesión.

La decisión no dejaba de tener sus riesgos. Por delante tenía a sus hermanas mayores, Irene y Julia Gutiérrez Caba, que le llevaban doce y diez años. Para entonces su madre, la gran Irene Caba Alba, ya había fallecido. Emilio, su padre, moría el mismo año en el que se presentó en Madrid el joven actor dando vida a Peter Pan, 1963.

Emilio Gutiérrez Caba

En el teatro se mantenían las grandes compañías privadas que, si lograban un buen éxito, trabajaban ocho meses en Madrid y otros tres recorriendo toda España. Las empresas privadas dominaban la mayoría de los teatros en todas las ciudades. Los teatros nacionales producían sus montajes en el María Guerrero y en el Español. Y fue en el primero, con el Teatro Nacional de las Juventudes Los títeres, donde Emilio apareció de la mano de Ángel Fernández Montesinos. En producciones espectaculares para el público juvenil, como La villa de los ladrones y Peter Pan (1963), compartió escenario, entre otros, con Tina Sáinz, José Sacristán, Manuel Andrés o Francisco Valladares, jóvenes promesas que se convertirían en figuras de nuestra escena.

A lo largo de estas décadas ha estrenado casi cuarenta montajes teatrales a las órdenes de los directores más importantes, como José Luis Gómez, Pilar Miró, Manuel Collado Álvarez, José María Morera o Mario Gas. Su unión profesional con María José Goyanes, con el marido de la actriz como productor, fue fructífera en las taquillas españolas, como también lo fue su unión, en dos ocasiones, con su hermana Julia y su cuñado Manuel Collado. Con Irene no trabajó nunca en teatro.

Eran también años en los que la censura condicionaba los contenidos, sobre todo en la pujante industria cinematográfica. El novel actor, ya con veinte años, era lo que siempre se ha denominado un galán. Así que los productores vieron que podría hacer personajes como tal en las películas de entretenimiento y escaso contenido argumental. Claro que, después de unas primeras apariciones, Emilio intervino en dos películas que entraron en el apartado del llamado ‘cine de culto’: Nueve cartas a Berta, 1965, de Basilio Martín Patino y La caza, 1966, de Carlos Saura. Después vendría una serie de filmes de gran aceptación entre el público español. Hasta que, en el año 2000, su interpretación en La comunidad, de Álex de la Iglesia, le proporcionó el Premio Goya al Mejor Actor de Reparto, galardón que revalidaría un año después con El cielo abierto.

Adolfo Marsillach, por mediación de Julia Gutiérrez Caba, le hizo pruebas para trabajar en Televisión Española en la serie Fernández, punto y coma, 1963, que había escrito y que realizó Pedro Amalio López. El resultado fue satisfactorio y ahí empezó su carrera en ese medio, que había aparecido en España solo siete años antes. La lista de programas dramáticos en los que intervino es apabullante: trece novelas de cinco capítulos cada una, veintidós grabaciones de Estudio1, apariciones en Historias para no dormir, Teatro de siempre, Teatro Club…En el año 1976 la oferta de grabar en Barcelona la serie de televisión La saga de los Rius motivó que se instalara en Cataluña durante casi una década, sin apenas hacer teatro.

Emilio ha mostrado su devoción por las mujeres de su familia en el libro El tiempo heredado. Un emotivo -y documentado- homenaje a las irenes y julias que durante más de un siglo han desfilado por los escenarios:

“Realmente las importantes, entre comillas, han sido ellas así que hablo de ellos - Manuel Caba, Emilio Gutiérrez, Manuel Collado, Gregorio Alonso- de una manera un tanto marginal. Mi abuelo adoraba a su esposa y durante toda su vida aceptó un papel secundario. Los maridos de mis hermanas eran muy buenos actores pero no llegaban a su altura y fueron excelentes soportes de ellas”.

En 2018, sin abandonar su carrera profesional, Emilio fue elegido presidente de AISGE, la entidad que recauda los derechos de imagen de los intérpretes y presta ayuda a los que atraviesan por dificultades económicas. Su actividad durante los duros meses de inactividad profesional provocados por la situación sanitaria, ha sido providencial para muchos artistas. En 2021 ha recibido la Distinción de Académico de Honor de la Academia de Artes Escénicas de España.

El año 1995 desapareció, con 65 años, la gran Irene Gutiérrez Caba. Julia sigue en activo a la par que el hermano menor. Se produjo un salto generacional en la saga con José Luis Escolar, hijo de Irene, que no se ha dedicado a la interpretación, aunque sí a la producción cinematográfica. La hija de este último, Irene Escolar, ha venido a dar continuidad a esta gran familia.

Emilio es hoy la memoria de esta extensa familia que resulta imprescindible a la hora de analizar el género chico, el teatro privado, el cine y la televisión en España. Aparecieron en el siglo XIX y, avanzada la segunda década del XXI, siguen siendo un referente interpretativo.

Por Antonio Castro Jiménez

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