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Figuras. Entrevistas de la escena

FIGURAS

Pilar de Yzaguirre. Barcelona, 1935. Productora, distribuidora y gestora teatral.

(55’ 54’’)

Gran trabajadora en el ámbito del feminismo y el teatro, Pilar de Yzaguirre comenzó su carrera escénica de la mano de José Luis Gómez, con quien colaboró en el Centro Dramático Nacional en su área de comunicación. Ahí comenzaría una pasión por la escena que no la ha abandonado ni un solo instante en su larga trayectoria. Desde su cargo de directora del Festival de Otoño de Madrid, convirtió la capital en un referente donde recalaba lo mejor del teatro, la danza y la música internacional, encarnado en nombres como Peter Brook, Pina Bausch o Leonard Bernstein. Tras dirigir los Festivales de Verano de Navarra, creó Ysarca, su propia empresa de producción y distribución teatral. Gracias a ella, en España hemos disfrutado de espectáculos inolvidables de Wajdi Mouawad, Robert Lepage, William Kentridge o Maurice Béjart; mientras, fuera de nuestras fronteras, ha presentado talentos españoles como Nacho Duato, Montserrat Caballé o María Pagés.

  • Fecha: Fecha: 11 de mayo de 2021.
  • Lugar: Domicilio de Pilar de Yzaguirre, Madrid.
  • Duración: 55’ 54’’
  • Operador de cámara: Víctor Camargo.
  • Realización y edición: Ana Lillo.
  • Entrevista realizada por: Rosa Alvares.

Créditos de fotografías

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Créditos de los vídeos

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Créditos de las músicas

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Tres momentos de la entrevista

La dama que sueña con compartir emociones

De niña sentía la imperiosa necesidad de compartir con otros aquellas vivencias que le hacían feliz. “Podía ser un arroz con leche o la última película que había visto, pero algo me movía a contárselo a los demás para que lo disfrutaran”, confiesa Pilar de Yzaguirre (Barcelona, 1935). Quizá esa generosidad infantil fue el inicio de una cualidad que ha marcado su carrera como productora, distribuidora y gestora teatral: encontrar joyas del teatro, la danza, la ópera y la música, sentirlas con pasión y programarlas para que los espectadores puedan amarlas como ella.

Nacida en una familia amante de la música, Pilar formó la suya en 1960, cuando se casó con Álvaro García Meseguer, un ingeniero cultísimo y humanista con el que se instaló en Madrid, donde criarían a sus cinco hijos. Aunque el suyo fue un matrimonio muy feliz, ella sentía que la situación social de la mujer distaba mucho de la del hombre, “algo que había comprobado desde mi infancia, cuando a mi hermano le daban dinero para ir al cine y a mí no”, dice. Su compromiso con el feminismo se materializa en 1974, al fundar la Asociación para la Promoción y Evolución Cultural, una sociedad de ambos géneros por la igualdad de oportunidades. En 1977, participó en la asamblea constituyente de la Asociación Española de Planificación Familiar, donde fue votada por unanimidad como secretaria general. Ese mismo año sería nombrada subdirectora general de la Condición Femenina del Ministerio de Cultura. Solo tres meses ocupó el cargo: al darse cuenta de que no podría tomar las decisiones que creía pertinentes, dimitió.

Pilar de Yzaguirre

Entonces la escena se coló en su vida. “El teatro es donde más feliz me siento”, asegura. “La nuestra es una historia de amor muy loca que me cambió”. Parte de “culpa” de que ese flechazo se produjera la tiene José Luis Gómez, quien la entrevistó para que trabajara con él en una fundación propia que tenía en mente y que, posteriormente, contaría con ella para llevar promoción y prensa del Centro Dramático Nacional, del que Gómez sería director, junto a Nuria Espert y Ramón Tamayo. Aunque la labor en el CDN ocupaba gran parte de su jornada, aún sacaba tiempo para ir al madrileño barrio de Vallecas a colaborar en el centro de planificación familiar recién creado por el Gobierno. Su contribución al feminismo requería un esfuerzo que hacía encantada en favor de mujeres que pudieran decidir, libremente, qué modelo de familia deseaban crear.

Pero llegó el momento de demostrar su talento para descubrir la escena más innovadora de la mano del Festival de Otoño de Madrid. La capital era un territorio virgen en materia teatral. “Si el público nunca había visto determinado tipo de espectáculos, ¿cómo iba a amarlos? Con ese afán de no guardarme lo que me emocionaba, pensaba que debía programarlo. La primera temporada fue sorprendente, pero la segunda fue escandalosamente buena”, asegura de Yzaguirre mientras recuerda Mahabharata, de Peter Brook, oCafé Müller, de Pina Bausch. Su modus operandi para traer a Madrid a estas estrellas de la escena era, en apariencia, sencillo: bastaba un teléfono para contactarlos, intensos viajes para sentir sus propuestas… y grandes dosis de tesón. Porque quienes la conocen aseguran que nunca se conformará con un no. Y así el Festival de Otoño, en los seis años que lo dirigió, se llenó de genios como Maurice Béjart, Bob Wilson, Robert Lepage, Leonard Bernstein, Olivier Messiaen, Kent Nagano y Carlos Kleiber, entre otros. También de experiencias orientales tan sobrecogedoras y desconocidas para los espectadores españoles como el teatro Kabuki, el Noh y la ópera Kanqu.

El éxito del Festival de Otoño era incuestionable: había compañías dispuestas a participar gratis y algunos espectadores enviaban cheques en blanco (que, obviamente, la organización devolvía) para ver determinados espectáculos. Madrid se había convertido en una ciudad cosmopolita en lo que a teatro, danza, ópera y música se refiere. Sin embargo, en 1989, Pilar de Yzaguirre decidió marcharse. Su próxima parada serían los Festivales de Verano de Navarra, que se llenaron de modernidad gracias a su perspicaz mirada.

Después, en 1990, tomó la decisión de seguir apostando por una escena excelente desde su propia empresa, Ysarca: un reto que ha obtenido pleno reconocimiento al producir y distribuir espectáculos que han revolucionado nuestro imaginario teatral. Entre ellos, La Celestina, en versión de Robert Lepage, con Nuria Espert; Confesiones de Zeno, dirigido por William Kentridge; Tim Robbins y su 1984 de Orwell; las Galas de Estrellas de la Danza, que reunieron a bailarines españoles que trabajaban en compañías del extranjero (como Blanca Li, Ángel Corella, José Carlos Martínez, Tamara Rojo o Joaquín de Luz); Incendios, de Wajdi Mouawad, o El grito donde ha podido unir teatro y feminismo. Pero Ysarca no solo ha traído talento, también lo ha llevado fuera de nuestras fronteras, en especial, en el mundo de la danza, dando todo su valor internacional a figuras como Nacho Duato, María Pagés, Mónica Runde o Marcos Morau.

A sus 86 años, Pilar de Yzaguirre sigue luchando por el teatro y el feminismo con igual valentía, curiosidad y exigencia. Y hasta sueña con subir a un escenario español al mismísimo Al Pacino… Descansar no entra en sus planes, para fortuna de los amantes del teatro con mayúsculas. Porque en nuestra escena –como bien dijo Gerardo Vera– “hacía falta una persona que abriera las puertas de par en par. Sin Pilar, esa mirada al mundo no hubiera podido producirse”.

Por Rosa Alvares

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