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Figuras. Entrevistas de la escena

FIGURAS

Itziar Pascual. Madrid, 1967. Dramaturga, pedagoga, investigadora y periodista.

(40’ 12’’)

Siendo adolescente, sintió que la cultura era la llave de un universo donde habitaba la emoción, el pensamiento y la empatía. Con el tiempo, Itziar Pascual decidió convertirse en periodista, aunque el teatro fue cobrando importancia como espacio creativo para cuestionarse el mundo a través de la palabra pronunciada desde un escenario. Por eso, se tituló en Dramaturgia por la Real Escuela Superior de Arte Dramático, de la que es profesora. En su faceta periodística, ha trabajado siempre en el ámbito cultural, siendo directora de la revista Escena, colaboradora de El Público o miembro del consejo de redacción de Primer Acto. Tampoco ha renunciado a la investigación teatral, su particular lugar de reflexión. Con todo, es su talento como dramaturga el que ha hecho que sea todo un referente escénico. Con más de 30 obras estrenadas, publicadas, premiadas y traducidas a otros idiomas (entre ellas, Variaciones sobre Rosa Parks, Eudy, Miauless o Mi niña, niña mía), se ha revelado como autora imprescindible en la defensa de mujeres, de niñas y niños, a los que no se les escucha como merecen.

  • Fecha: 15 de julio de 2021.
  • Lugar: Teatro Valle-Inclán, Madrid.
  • Duración: 40’ 12’’
  • Operador de cámara: Izan Galán.
  • Realización y edición: Ana Lillo.
  • Entrevista realizada por: Rosa Alvares.

Créditos de fotografías

  • Daniel Alonso, Chicho, José Monleón y Fernando Suárez.

Créditos de los vídeos

  • Unidad Técnica de Audiovisuales del Centro de Documentación de las Artes Escénicas y de la Música.

Créditos de las músicas

Agradecimientos

  • Teatro Valle-Inclán (CDN).

Tres momentos de la entrevista

Las mujeres y los niños, primero

Como los trasatlánticos de otras épocas, donde ante una emergencia se imponía salvar antes a mujeres y niños, el teatro de Itziar Pascual (Madrid, 1967) tiene un objetivo nada desdeñable: permitir que el universo femenino e infantil, con sus inquietudes y esperanzas, pueda expresarse en libertad e igualdad sobre las tablas. El amor de esta dramaturga, pedagoga, investigadora y periodista por la cultura viene de lejos, de aquellos años en los que sus maestros del Liceo Italiano prendieron en la niña que fue el afán por la lectura, el arte y un pensamiento crítico, libre de dogmas. Y aún sin conocerle entonces, Lluís Pasqual puso también su granito de arena para que se rindiera al teatro con su montaje de Luces de bohemia, que Itziar vio cuando aún era estudiante. El periodismo triunfó en un primer momento como horizonte profesional. En sus inicios fue la palabra hablada, en la Cadena SER; luego, la palabra escrita, en el diario El Mundo. Pero, siempre, la cultura como protagonista. “No es un privilegio, un capricho o una moda, la cultura vertebra ciudadanía”, asegura. “Por tanto, con independencia de edad, clase social, género, territorio donde habiten los ciudadanos, el acceso a ella debe estar garantizado por los poderes públicos”.

Las artes escénicas se convirtieron pronto en sustrato vital para Itziar Pascual, egresada de la primera promoción de Dramaturgia por la Real Escuela Superior de Arte Dramático, donde es profesora desde 1999. “El teatro es un vividero de oxígeno, un lugar para respirar. En momentos de dolor y catástrofe, es un espacio para la esperanza”. Recuerda con agradecimiento la importancia que en su formación como dramaturga cobró el Centro Nacional de Nuevas Tendencias Escénicas, dirigido por Guillermo Heras. Allí publicó su primera obra, Fuga; participó en talleres (como el impartido por Omar Grasso), e incluso asistió a Heras en dos de sus montajes: Como los griegos , de Steven Berkoff, y Nosferatu , de Francisco Nieva.

Itziar Pascual

Poco a poco, Itziar Pascual fue sucumbiendo a la escena como dramaturga –por más que haya seguido ejerciendo el periodismo en revistas como El Público, Primer Acto, Acotaciones y Escena–, con una conciencia de escenario que ha permanecido inalterable desde sus comienzos. Es el suyo un teatro que aspira a la poesía, la belleza, el humor y la justicia. Le gustaría que sus obras contribuyeran a una nueva “sostenibilidad planetaria”: “Que mis textos sean capaces de fomentar una cultura de paz, de feminismo y ecología”, remarca. Por eso, se posiciona siempre en defensa de los derechos humanos y en mantener viva una memoria histórica que, con demasiada frecuencia, muchos pretenden olvidar. El resultado son piezas como Variaciones sobre Rosa Parks, Varados, Benigno, Père Lachaise, Moje Holka, Eudy y El grito, entre otras. Muchas de ellas, buscan visibilizar a la mujer, porque sabe que la discriminación es un hecho fehaciente, también en el mundo del arte: “Esa desigualdad es una constancia que va repercutiendo en la vida cotidiana de las creadoras. Se refleja en todos los ámbitos y a todas las edades: se las infantiliza, se perpetúa la idea de que son principiantes…”. Para paliar esta injusticia, Pascual se vinculó a la Asociación de Mujeres en las Artes Escénicas de Madrid, las famosas Marías Guerreras, colectivo profesional del que es socia fundadora y su primera presidenta.

Esa sororidad indiscutible ha hecho que se haya inspirado en mujeres que considera próximas a ella, como Natalia Karp, Rosa Parks, Wangari Maathai, Rita Levi Montalcini, María Zambrano, Pina Bausch o Rosa Helena Lovo. Además, a la hora de escribir, confiesa tener siempre presentes a sabias como Jeanette Winter, Gloria Fuertes, Cecile Roumiguiere, Michele Lemieux y Suzanne Lebeau.

Otro férreo compromiso que preside su quehacer escénico es la defensa de la infancia y la adolescencia. Como aquella niña que creció feliz escuchando música clásica en familia o leyendo a Petrarca en italiano, sueña con un mundo donde los más pequeños vivan libres de cadenas, abusos y enfermedades. “Al teatro para niños me condujo una obra, Miauless, que no concebí para ese público, pero de la que ellos se apropiaron”, confiesa. Después vendrían otras, como La vida de los salmones o Mascando ortigas. “Defiendo el teatro para la infancia y la juventud no como cantera de espectadores, sino como un fin en sí mismo. El caudal de imaginación y la sinceridad del público de edades tempranas es algo a lo que todo autor le gustaría enfrentarse. Y respetarlo como al resto de espectadores es una tarea innegociable”. Ese respeto le valió el Premio Nacional de Artes Escénicas para la Infancia y la Juventud 2019, en el que el jurado destacó su “forma de acercarse a las vivencias de este colectivo desde una perspectiva compleja, que profundiza en sus anhelos, luchas y tristezas”.

Con su intenso trabajo como dramaturga, pedagoga, investigadora teatral y periodista, Itziar Pascual continúa haciendo su particular revolución a favor de una escena integradora, justa y comprometida. ¡Las mujeres y los niños, primero! Porque no hay vuelta atrás: le pese a quien le pese, esta revolución es imparable.

Por Rosa Alvares

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