Grabación Entrevista Fotografías Dossier de prensa Texto de la obra

Así que pasen cinco años.
Leyenda del tiempo

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1. EL ORIGEN DEL TEXTO

Federico García Lorca terminó la escritura de Así que pasen cinco años el 19 de agosto de 1931, y realizó su primera lectura el 4 de octubre de ese año en casa de Carlos Morla Lynch, ante la incomprensión de gran parte de sus receptores por la dificultad que entrañaba el texto, alejado de las convenciones del teatro realista. Tampoco lo recibió con entusiasmo Margarita Xirgu en una lectura posterior. A pesar de las reticencias, el texto se comenzó a ensayar en enero de 1936 en el Club Anfistora1, dirigido por Pura Maortua de Ucelay2, con un conjunto de intérpretes no profesionales; pero el estreno, retrasado por el propio autor a otoño, no llegó a realizarse, sorprendidos por la Guerra Civil y por la muerte del propio Lorca3. En España esta obra no se llevó a escena por primera vez hasta septiembre de 1978, en el Teatro Eslava, bajo la dirección de Miguel Narros; el montaje ganó el Premio Nacional de Teatro. Fuera de España, especialmente en Europa y América, sí se realizaron puestas en escena del texto antes de la década de los setenta, especialmente en contextos universitarios y de teatro independiente (García Lorca, 2019: 31).

2. NARROS Y LORCA

Miguel Narros fue uno de los directores de escena españoles más relevantes de la segunda mitad del siglo XX (fig. 1). Entre los ciento treinta estrenos que realizó a lo largo de su trayectoria profesional, no faltaron varias obras firmadas por Federico García Lorca, el cual fue para Narros un autor de referencia junto a Pirandello, Shakespeare y Lope de Vega. El director leyó por primera vez al poeta granadino a través de los manuscritos que pasaban de mano en mano cuando tenía quince años y todavía estaba prohibido en España. Los textos de Lorca no estuvieron permitidos oficialmente hasta el año 1956, en el que fue rehabilitado por Luis Escobar, maestro de Narros y fundador del teatro de Falange (Pérez Coterillo, 1973).

El director mostró su interés por Lorca a finales de los años cincuenta, cuando empezó a incorporar el texto Así que pasen cinco años a sus clases y basó una de sus primeras producciones (1959) para el Teatro de la Zarzuela en el poema “Llanto por Ignacio Sánchez Mejías”. Posteriormente llegaron otros títulos del autor.

A lo largo de su carrera afrontó dos versiones y una lectura dramatizada de Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores; la primera en 1977, que no llegó a estrenarse, y la segunda en 2004, con Verónica Forqué como protagonista4. Dirigió dos puestas en escena de Yerma, una en 1997 en el Teatro Central de Sevilla, y otra en 2012, con Silvia Marsó como cabeza de cartel; profundizando con gusto en el mundo femenino y en el tema de la libertad. E introdujo asimismo textos de Lorca en otras piezas, como Carmen, Carmela , de 2004, donde se incluyó el famoso poema “Herido de amor”.

En 1984, como responsable de la programación del Teatro Español, decidió ofrecer el montaje de La casa de Bernarda Alba a su discípulo José Carlos Plaza; el texto en el que Lorca había tratado de acercarse más al realismo posiblemente no era el que más le llamaba la atención. No obstante, quedó pendiente para el director la puesta en escena de Bodas de sangre , que en varias ocasiones deseó sacar adelante, pero para la que no encontró el momento adecuado.

Como director artístico del Teatro Español, complementó las representaciones con otras actividades. Coincidiendo con el quincuagésimo aniversario del estreno de Yerma en diciembre de 1984, planteó una serie de acciones de gran interés: el Grupo Uno de Sevilla representó El retablillo de don Cristóbal ; se descubrió una placa en la calle Alcalá 102, última casa del artista en Madrid, y otra en la calle Pinar 21, antigua Residencia de Estudiantes; José Luis López Vázquez y Emilio Gutiérrez Caba presentaron un recital; se organizó un espectáculo con la presencia de Antonio Gala; y Fernando Delgado, José Sacristán, Aurora Bautista, Nuria Espert y José Luis Pellicena leyeron Yerma , acompañados por Enrique Morente, Carmen Linares, María Luisa Castellanos, Lola y José Greco. También se preparó la mencionada lectura dramatizada de Doña Rosita la soltera , con dirección de Narros, y la participación de Ana Belén, Miguel Bosé y Nuria Espert, entre otros. Se completó la conmemoración con la intervención de Manzanita, Amancio Prada, Lola Flores y Lole y Manuel, y se inauguró una exposición que llevó por título “Federico García Lorca y su teatro”. Posteriormente, al montaje de Así que pasen cinco años se sumaron una serie de seminarios realizados con la Residencia de Estudiantes y la representación de marionetas de Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín .

Así que pasen cinco años supuso una de las obras fundamentales en el conjunto de la producción de Miguel Narros. Presentó su primera puesta en escena a finales de la década de los setenta en el entorno del TEC (Teatro Estable Castellano)5, y reestrenó el mismo texto diez años más tarde, en su segunda etapa como director del Teatro Español6. No es extraño que Narros se sintiese afín a una obra en la que, además de profundizar en la condición del ser humano, se juega con la irrealidad, el símbolo, lo ilógico, lo sensorial, lo carnavalesco, la sugerencia y lo estilizado; rasgos todos que encajaban a la perfección con el universo en el que el director se encontraba más cómodo y estimulado.

En la trayectoria del director fue habitual la aproximación en más de una ocasión a varios títulos de los mismos autores. Además de las ya mencionadas obras de Lorca, se puede ver esta repetición con textos como Las mujeres sabias, El caballero de Olmedo, Antígona, La dama duende, Sabor a miel, La señorita Julia, El hospital de los locos, El burlador de Sevilla, El rey Lear, Don Juan Tenorio, El sí de las niñas, Tío Vania, Seis personajes en busca de autor, Sueño de una noche de verano y Fedra . Narros consideraba que el paso de los años le hacía contemplar las obras de manera diferente; además, su afán perfeccionista le impulsaba a concentrarse en aquello que pudo quedar menos perfilado en la primera ocasión. En el caso de Así que pasen cinco años , se sumaba la gran apertura del texto que posibilitaba la constante reinterpretación y el descubrimiento de novedades.

Si en la primera versión Narros centró su mirada en la idea del sueño, en la segunda aproximación llamó su atención el tiempo7, especialmente el posicionamiento del ser humano ante la fugacidad de este, así como la revisión de la vida cuando esta va a llegar a su fin.

La ficha artística y técnica del primer montaje es la siguiente:

Dirección: compartida con William Layton (trabajo de actores), José Carlos Plaza (trabajo de actores) y Arnold Taraborrelli (movimiento).
Escenografía y vestuario: José Hernández.
Realización decorado: Mariano López.
Realización vestuario: Peris Hermanos.
Iluminación: Francis Maniglia.
Realizado por: José Luis Rodríguez.
Música (basada en temas populares): Mariano Díaz (piano), Antonio Pérez (guitarra), Miguel A. Rozas (bajo) y Juan Robles (batería).
Director técnico: Andrea D’Odorico.
Maquillaje: Juan Pedro Hernández y Equipo 24.
Regidor: José Luis Arza.
Maquinaria: Paco Ponce.
Eléctrico: Alejandro Docarmo.
Dirección de producción: María Navarro.
Producción: Teatro Estable Castellano.
Intérpretes: Guillermo Marín (Viejo), Manuel Ángel Egea (Joven), Esperanza Roy (Mecanógrafa), Helio Pedregal (Amigo 1º y Payaso), Isabel García Lorca (Gato), Soledad Mallol (Niño), Pedro Miguel Martínez (Criado), María Luisa San José (Novia), José María Muñoz (Jugador de rugby), Amaya Curieses (Criada), Julián Argudo (Padre), Begoña Valle (Maniquí), Carlos Hipólito (Arlequín y Amigo 2º), Virginia Mataix (Muchacha), Claudia Gravi (Máscara), Jesús Manso (Jugador) y José Pedro Carrión (Jugador).
Estreno: Teatro Eslava, 19 de septiembre de 1978.

En la revista Primer Acto , José Luis Alonso de Santos (Alonso de Santos, 1978) publicó una reflexión acerca de esta propuesta. Las críticas más relevantes vinieron de manos de Enrique Llovet (Llovet, 1978), Lorenzo López Sancho (López Sancho, 1978), Fernando Samaniego (Samaniego, 1978) y Antonio Valencia (Valencia, 1978). Llovet habló de un montaje que aglutinaba

… rigurosos y brillantes actos de creación de una delicada y hermosísima poética teatral. […] Una deslumbrante cadena de imágenes se precipita desde el escenario a la sala en un impresionante ejercicio de creatividad. La música, creando un fondo sonoro glosador de los aire populares lorquianos reinstrumentados muy bellamente; la escenografía, de una plasticidad que corporeiza sin fallos todas las imágenes; los contraluces y los misterios de una iluminación igualmente muy plástica; la dirección de Miguel Narros, que escribe sobre el escenario toda una lectura del texto tan fiel como libre y tan técnica como seductora; la interpretación, que constituye una verdadera batalla de fugas desde el descartado naturalismo a la difícil versión surreal.

Para López Sancho, por su parte, el equipo del TEC había montado la pieza en el mismo ámbito estético que se usó previamente para Los gigantes de la montaña.

Tempo lírico, expresión corporal como en “ralentí” enfatizado. Declamación levemente romántica. Escenografía también desrealizada, desde el sugestivo decorado, que hace de la biblioteca una especie de aerópolis de verticales cilindros, al bosque del tercer acto en que, como decía Eugenio d’Ors de la pintura de Poussin, los árboles son columnas, pasando por la exasperación romántica de la alcoba de la Novia, en la que los densos cortinajes pedidos por García Lorca se adueñan del escenario convirtiéndole en una nube onírica, en la que los actos nunca sucedidos se representan. Personajes como de Magritte o de Deval, es decir, personajes surrealistas, vagan por el bosque, mientras las evocaciones se suceden y el joven se ve representando su propia vida, en un teatrito de marionetas, de los que siempre encantaron al escritor. El resultado es, hoy, un arte decadente, un tanto corrompido.

A Miguel Narros lo que verdaderamente le interesó con este trabajo fue potenciar las imágenes poéticas y surrealistas del texto (fig. 2). No se sabía si el público iba a entender lo que se ha puesto en escena, pero lo que parecía seguro es que sí iba a sentir, según publicó Samaniego en páginas de El País (Amestoy d’Ors, 2015).

3. ANÁLISIS DE LA PUESTA EN ESCENA DE 1989

3.1. Producción y ficha del espectáculo

En 1989 Miguel Narros estrenó nuevamente Así que pasen cinco años con producción del Teatro Español. La puesta en escena surgió casi por casualidad en el momento en el que se tuvo que cancelar la trilogía tebana programada con anterioridad (Guerenabarrena, 1989).

La ficha artística y técnica del montaje es la siguiente:

Dirección: Miguel Narros.
Escenografía: Andrea D’Odorico.
Figurines: Equipo del Teatro Español: Miguel Narros, Helena Sanchis y Sonia Grande.
Iluminación: José Miguel López Sáez.
Música: Enrique Morente.
Movimiento: Arnold Taraborrelli.
Producción: Teatro Español.
Asesor de dirección: William Layton.
Ayudantes de dirección: Pedro Miguel Martínez y Julia Torres.
Ayudante de escenografía: Javier Franch.
Asistentes de dirección: Sonia Alforja, Stella Quintana y Rosario Ruiz.
Asistente de escenografía: Javier Larreina.
Asistente de iluminación: Cora Abajo.
Esculturas: Jesús Alejandro González y Concha Delgado.
Realización escenografía: Adolfo Cofiño, Enrique López y Comlux.
Realización vestuario: Cornejo.
Realización trajes de la Novia, el Maniquí y la Máscara: Tony Benítez.
Lencería: Meye Maier.
Zapatería: Gallardo.
Peluquería: Viuda de Ruiz.
Máscaras y marionetas: Luis G. Carreño (Imag-T).
Atrezzo: Mateos.
Grabación banda sonora: Estudios Kirios, S.A.
Óleo cartel: Alfonso Fraile8.
Diseño gráfico: Javier G. del Olmo.
Fotografías: Fernando Suárez.
Músicos de la grabación:
Cantaoras – Carmen Linares, Aurora Montoya.
Guitarra – Montoyita.
Percusión – José Antonio Galicia.
Palmas y Percusión – Antonio Carbonell, El Negri.
Saxofón – Pedro Ontiveros.
Bandurria – Rafael Andújar.
Violín – Jesús Rafael Vidal.
Soprano – Susana Cantero.
Intérpretes: Carlos Hipólito (Joven), Helio Pedregal (Viejo), Pastora Vega (Mecanógrafa), Miguel Molina9 (Amigo 1º), Perpe Loma (Gato), Ismael Martín (Niño), Fernando Sansegundo (Criado), Gabriel Garbisu (Amigo 2º), Cristina Marcos (Novia), Rafael Rojas (Jugador de rugby), Ana Labordeta (Criada de la Novia), Begoña Valle (Maniquí), Licas (Arlequín), Paz Marquina (Muchacha), Ginés García Millán (Payaso), Manuela Vargas (Máscara), José Carlos Castro (Figura de negro 1ª), Macarena Vial (Figura de negro 2ª)10, Milena Montes (Criada del Joven), Isidor Barcelona (Jugador 1º, Criado de librea 1º), José Luis Benet (Jugador 2º, Criado de librea 2º), José Antonio Mayenco (Jugador 3º, Criado de librea 3º) y Ángel de Andrés (Padre de la Novia). Estreno: Teatro Español, 28 de abril de 1989.

1 El Club Teatral Anfistora se fundó en 1933, con el deseo de promocionar el nuevo teatro. Lorca fue quien eligió el nombre del club.

2 Margarita Ucelay, hija de la directora, se encargó de la posterior edición del texto.

3 No deja de resultar curioso que la muerte de Lorca esté fechada también un 19 de agosto, exactamente cinco años después de que termine la escritura del texto. Además de este, la obra incluye varios datos premonitorios.

4 En ella potenció de manera especial el componente surrealista: “El montaje trabaja con la hilazón de escenas aparentemente inconexas, como aquella en la que hacen su necesaria aparición las Manolas, y que el director interpreta a través de la mano coreográfica de Manuela Vargas, adelantando de alguna forma el sentimiento trágico. Ensoñaciones varias que entran dentro de la concepción global de Narros; destacamos, por ejemplo, el momento en que Rosita, sentada en el fondo de la escena, imagina cómo pudo ser ese instante en que el amado dio la noticia a su tía” (Amestoy d’Ors, 2004).

5 Fue la primera producción del TEC. Se trató de una asociación cultural que se sostuvo gracias al apoyo de los socios, los ingresos de taquilla y las subvenciones oficiales. El TEC fue una escisión o evolución del TEM. Estuvo formado por unos treinta artistas unidos en un proyecto vital. La mayoría de sus componentes defendieron a partidos de izquierdas y fueron fieles al método como modo de entender el teatro. El grupo desapareció a mediados de los ochenta por falta de recursos económicos.

6 La memorable puesta en escena del año 1989 vino acompañada de otro recordado estreno del mismo autor: se trata de la primera escenificación de Comedia sin título, dirigida por Lluís Pasqual, poco antes de dejar la dirección del Centro Dramático Nacional. Pasqual había dirigido años antes El público.

7 Lorca subtituló su obra Leyenda del tiempo.

8 El cartel presenta un retrato aislado; se trata de una figura de varón desnuda en colores ocres y negros. Su autor, Alfonso Fraile, fue un pintor español representante de la Nueva Figuración. Muestra un marcado carácter expresionista, turbador y patético.

9 Fue sustituido a los pocos días de estrenar, posiblemente por un problema de entendimiento entre el actor y el director. 

10 Resulta interesante la elección de una mujer para este personaje.