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NúM 6
1. MONOGRÁFICO
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1.4 · DIRECTORAS EN LA ESCENA ESPAÑOLA ACTUAL: UN RECORRIDO PANORÁMICO


Por Eduardo Pérez-Rasilla y Guadalupe Soria Tomás
 

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2. LA DIRECCIÓN DE ESCENA DESDE LOS AÑOS 80 DEL SIGLO XX

Entre quienes han constituido una referencia en el ámbito de la dirección de escena femenina cabría recordar nombres como los de María Ruiz y Carme Portaceli.

María Ruiz había realizado estudios en Francia y más tarde se formó como ayudante de dirección de José Carlos Plaza en el Centro Dramático Nacional y ejerció como docente en el laboratorio de William Layton. En la década de los noventa fundó el Teatro del Olivar, que tenía como fin la investigación dramatúrgica. Carme Portaceli estudia en la Universidad de Barcelona y trabaja como ayudante de dirección, en el ámbito del Teatre Lliure, con directores como Fabià Puigserver y Lluís Pasqual. Tanto María Ruiz como Carmen Portaceli comienzan a dirigir espectáculos en la década de los ochenta y han continuado realizando su actividad de manera regular hasta nuestros días, por lo que constituyen una importante referencia profesional para quienes se han incorporado más tarde al oficio. Las dos directoras han estado presentes en los teatros públicos, pero también en espacios alternativos, y han abordado un amplio repertorio, que incluye a los clásicos del Renacimiento y el Barroco, a los románticos y a los grandes dramaturgos del naturalismo. Las dos han escenificado, p. ej., a Lope de Vega (El perro del hortelano, María Ruiz; Las dos bandoleras, Carme Portaceli), a Shakespeare (con una amplia nómina de títulos) o a Ibsen. Portaceli ha prestado alguna atención a la tragedia griega como muestra su escenificación de Las troyanas o el espectáculo Prometeo [Fig. 1], a partir de los textos de Esquilo y Heiner Müller. Sin embargo, entendemos que lo más relevante de su trabajo ha consistido en presentar a numerosos dramaturgos, tanto españoles como extranjeros, que han compuesto su obra en la segunda mitad del siglo XX y en los comienzos del siglo XXI.

Entre los autores escenificados por María Ruiz están Mamet (de quien estrenó en Madrid Edmond [Fig. 2]), Rjnders, Talesnik o Pinter, y también Álvaro del Amo, Savater, Sanchis Sinisterra –Próspero sueña Julieta (o viceversa)– o Antonio Rojano, de quien dirigió La decadencia en Varsovia. Carme Portaceli ha llevado a escena a Bernhard, Tabori, Koltés, Bond, Jelinek, Paravidino, Kroetz, Durringuer, Heiner Müller, Martin Crimp, o Weiss, de quien eligió La indagación, o también a Guillem Clúa o a Rodolf Sirera. Su último trabajo, Jane Eyre, se ha estrenado en el mes de octubre de 2018 en el Teatro Español.

María Ruiz y Carme Portaceli han hecho un teatro riguroso, comprometido y de calidad, que ha merecido el reconocimiento y el respeto. Una línea semejante a la seguida por estas directoras, en lo que a la elección del repertorio y su compromiso se refiere, ha sido continuada por muchas creadoras de las generaciones siguientes, si bien, claro está, desde presupuestos estéticos distintos.

Un enfoque muy diferente de la dirección de escena puede advertirse en los trabajos de Mara Recatero, cuyos espectáculos se exhibieron durante un tiempo en el Teatro Maravillas y en el Teatro Español. Recatero se especializó en la comedia española del siglo XX y ofreció montajes basados en los textos de Jardiel Poncela y Miguel Mihura, pero también de Santiago Moncada, Antonio Gala, Alfonso Paso, Jacinto Benavente, etc. Muchos de sus trabajos obtuvieron un notable éxito de público.

 En el extremo opuesto de un teatro de carácter comercial hay que situar la tarea de Elena Cánovas, quien a mediados de los años ochenta se propone la creación de un grupo de teatro en la cárcel de mujeres de Yeserías. Desde 1990, el grupo Yeses, constituido por reclusas, pero al que más tarde se han ido sumando actores profesionales, ha podido ofrecer varias decenas de espectáculos, basados con frecuencia en textos de autores españoles actuales: José Luis Alonso de Santos, Ignacio del Moral, Antonio Onetti, etc., aunque también de autores clásicos, como Aristófanes, o, en alguna ocasión, de la propia Elena Cánovas.

Cabe recordar también a Antonia Merchán, quien, desde 1988 hasta 2015, ha dirigido el grupo teatral Antígona de la ONCE en Canarias. Su repertorio ha sido muy amplio y en él figuran trabajos como La venganza de la Petra, de Arniches; Isabel, reina de corazones, de Ricardo López Aranda, Un paraguas bajo la lluvia, de Ruiz Iriarte, o Un marido de ida y vuelta, de Jardiel Poncela. Desde 2015 dirige el grupo Blanca Rodríguez.

 

3. ACTRICES EN LA DIRECCIÓN DE ESCENA

Desde finales de los noventa y a lo largo de las dos primeras décadas del siglo XXI, varias actrices, que han desarrollado y siguen desarrollando una brillante trayectoria sobre los escenarios, se han incorporado a la dirección de escena. En algunos casos esta dedicación ha sido ocasional, pero en algunos otros ha tenido una continuidad, además de una notoria relevancia, sin que esta circunstancia suponga el abandono de su carrera como actrices. Entre ellas ha de mencionarse a Magüi Mira, a Natalia Menéndez, a Blanca Portillo, a Silvia Munt o a Mercedes Lezcano. También han realizado alguna tentativa en el ámbito de la dirección escénica Nuria Gallardo o Pilar Massa. Charo Amador, actriz y profesora de la RESAD, ha dirigido algunos trabajos en circuitos alternativos, desde la década de los ochenta y algunos de los talleres dirigidos en el ámbito de la RESAD han tenido después alguna presencia en otros escenarios, como sucedió, p. ej., con La Celestina o La indagación, de P. Weiss.

Hay que mencionar, claro está, a Nuria Espert, quien ya en 1986 dirigió en Londres La casa de Bernarda Alba, con Glenda Jackson al frente del reparto. Nuria Espert repitió la experiencia en Tokyo y dirigió después diversas óperas.

Magüi Mira ha preparado espectáculos de mediano y de gran formato, que se han exhibido en teatros comerciales prestigiosos, en teatros institucionales y en algunos festivales y eventos. Sus trabajos, muy cuidados y muy exigentes en lo relativo a la interpretación actoral, han elegido muy diferentes propuestas textuales. Ha prestado significativa atención a los clásicos (El perro del hortelano, de Lope de Vega; Un cuento de invierno, de Shakespeare), pero también se han enfrentado con originalidad y con buen pulso a algunos textos contemporáneos, tales como Top girls, de Caryn Churchill; ¡Ay, Carmela!, de Sanchis Sinisterra o Consentimiento, de Nina Raine. Además, ha realizado versiones para el teatro de algunas películas de calidad y de éxito, aunque de muy diferente estilo, como son En el estanque dorado, El discurso del rey o Festen. Preparó también una adaptación teatral notable de la novela de Flaubert, Madame Bovary [Fig. 3], un espectáculo titulado Las amazonas, a partir de Pentesilea, de von Kleist, de quien también había escenificado La marquesa de O, y ha firmado trabajos como Kathie y el hipopótamo, de Vargas Llosa o César y Cleopatra, de Emilio Hernández, entre otros

Natalia Menéndez, formada como actriz y titulada en dirección de escena por la RESAD, se ha mostrado muy versátil en la elección de los textos escogidos. Se advierte en su labor una proclividad hacia la dramaturgia en lengua francesa, aunque estas preferencias no excluyen otras posibilidades. El invierno bajo la mesa, de Topor; Las cuñadas, de M. Tremblay; Tres versiones de la vida, de Jazmina Reza o la adaptación teatral de La amante inglesa, de M. Duras, son algunos de sus trabajos más significativos. Ha escenificado, además, Realidad [Fig. 4], de Tom Stoppard, El curioso impertinente, de Guillén de Castro, Tebas land, de Sergio Blanco, etc. Sus espectáculos se han mostrado en teatros institucionales, pero también en salas privadas.

 Blanca Portillo ha ofrecido varios espectáculos que han tendido notoria resonancia, aunque, en algunos casos, han estado acompañados por la polémica. Han de recordarse Siglo XX que estás en los cielos, de David Desola; un singular Don Juan Tenorio, de Zorrilla, en la versión de Juan Mayorga; La avería [Fig. 5], adaptación dramática realizada por Fernando San Segundo de un relato de Dürrenmatt, y una versión dramática de la película El ángel exterminador, de Buñuel.

Silvia Munt ha firmado algunas direcciones para espacios institucionales del teatro catalán (Grec, TNC), tales como El preu, de Arthur Miller, que constituyó un acontecimiento notable para la crítica, o Una comedia española, de Yasmina Reza, que pudo verse también en el Teatro Valle-Inclán del CDN [Fig. 6].

Mercedes Lezcano ha dirigido las comedias de Adolfo Marsillach, Noche de reyes sin Shakespeare y Extraño anuncio, y Otoño en familia, de J. Saunders a partir de la versión de Marsillach, pero también otros espectáculos, como Mujeres, con dramaturgia de la propia directora a partir de algunos relatos de Mercè Rodoreda, o Danza macabra, de Strindberg.

 

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