1. MONOGRÁFICO
1.9. Adenda · Don Quijote. Acercándonos a su locura
Adaptación de Yoichi Tajiri
NARRADORA
Llegando el autor desta grande historia a contar lo que en este capítulo cuenta; dice que quisiera pasarle en silencio, temeroso de que no había de ser creído; porque las locuras de don Quijote llegaron aquí al término y raya de las mayores que pueden imaginarse, y aun pasaron dos tiros de ballesta más allá de las mayores. Finalmente, aunque con este miedo y recelo, las escribió de la misma manera que él las hizo, sin añadir ni quitar a la historia un átomo de la verdad, sin dársele nada por las objeciones que podían ponerle de mentiroso; y tuvo razón, porque la verdad adelgaza y no quiebra, y siempre anda sobre la mentira, como el aceite sobre el agua.
DON QUIJOTE 2
Anda hijo, Sancho.
SANCHO
Sí, señor, don Quijote.
DON QUIJOTE 2
No te turbes cuando te vieres ante la luz del sol de hermosura que vas a buscar. ¡Dichoso tú sobre todos los escuderos del mundo! Ten memoria, y no se te pase della cómo te recibe: si muda las colores el tiempo que la estuvieses dando mi embajada; si se desasosiega y turba oyendo mi nombre. Si acaso la hallas sentada en el estrado rico de su autoridad; y si está en pie, mírala si se pone ahora sobre el uno, ahora sobre el otro pie; si te repite la respuesta que te diere dos o tres veces; si la muda de blanda en áspera, de aceda en amorosa; si levanta la mano al cabello para componerle, aunque no esté desordenado; finalmente, hijo, mira todas sus acciones y movimientos; porque si tú me los relatares como ellos fueron, sacaré yo lo que ella tiene escondido en lo secreto de su corazón acerca de lo que al fecho de mis amores toca; que has de saber, Sancho, si no lo sabes, que entre los amantes, las acciones y movimientos exteriores que muestran, cuando de sus amores se trata, son certísimos correos que traen las nuevas de lo que allá en lo interior del alma pasa. Ve, amigo, y guíete otra mejor ventura que la mía, y vuélvate otro mejor suceso del que yo quedo temiendo y esperando en esta amarga soledad en que me dejas.
SANCHO
Yo iré y volveré presto.
CORO HOMBRES
Sepamos agora, Sancho hermano, adónde va vuestra merced. ¿Va a buscar algún jumento que se le haya perdido?
SANCHO
No, por cierto.
CORO HOMBRES
Pues, ¿qué vas a buscar?
SANCHO
Voy a buscar a una princesa, y en ella al sol de la hermosura y a todo el cielo junto.
DON QUIJOTE 2
¡Oh Dulcinea del Toboso, día de mi noche, gloria de mi pena, norte de mis caminos, estrella de mi ventura, así el cielo te la dé buena en cuanto acertares a pedirle, que consideres el lugar y el estado a que tu ausencia me ha conducido, y que con buen término correspondas al que a mi fe se le debe!
CORO HOMBRES
Y ¿adónde pensáis hallar eso que decís, Sancho?
SANCHO
¿Adónde? En la gran ciudad del Toboso.
CORO HOMBRES
Y bien; ¿y de parte de quién la vais a buscar?
SANCHO
De parte del famoso caballero don Quijote de la Mancha, que desface los tuertos, y da de comer al que ha sed, y de beber al que ha hambre.
DON QUIJOTE 2
Loco soy, loco he de ser hasta tanto que tú vuelvas con la respuesta de una carta que contigo pienso enviar a mi señora Dulcinea; y si fuese tal cual a mi fe se le debe, acabarse ha mi sandez y mi penitencia; y si fuese al contrario, seré loco de veras.
CORO 1
Todo eso está muy bien.
CORO 3
Y ¿sabéis su casa, Sancho?
SANCHO
Mi amo dice que han de ser unos reales palacios o unos soberbios alcázares.
CORO 11・ 4
¿Y habéisla visto algún día por ventura?
SANCHO
Ni yo ni mi amo la habemos visto jamás.
CORO 3
Y ¿paréceos que fuera acertado y bien hecho
CORO HOMBRES
que si los del Toboso supiesen que estáis vos aquí con intención de ir a sonsacarles sus princesas y a desasosegarles sus damas,
SANCHO
viniesen,
CORO 1 y 3
y os moliesen las costillas a puros palos,
CORO 11 y 4
y no os dejasen hueso sano?
SANCHO
En verdad que tendrían mucha razón.
CORO HOMBRES
La gente manchega
SANCHO
es tan colérica
CORO HOMBRES
como honrada
SANCHO
y no consiente cosquillas de nadie.
CORO HOMBRES
El diablo
SANCHO
me ha metido a mí en esto.
DON QUIJOTE 2
¡Oh cielos!, que diputo y escojo para llorar la desventura en que vosotros mesmos me habéis puesto. Éste es el sitio donde el humor de mis ojos acrecentará las aguas deste pequeño arroyo, y mis continos y profundos suspiros moverán a la contina las hojas destos montaraces árboles. ¡Oh vosotros, quienquiera que seáis, rústicos dioses que en este inhabitable lugar tenéis vuestra morada, oíd las quejas deste desdichado amante, a quien una luenga ausencia y unos imaginados celos han traído a lamentarse entre estas asperezas.
SANCHO
Este mi amo, por mil señales, he visto que es un loco de atar. Siendo, pues, loco, como lo es, y de locura que las más veces toma unas cosas por otras, y juzga lo blanco por negro y lo negro por blanco, como se pareció cuando dijo que los molinos de viento eran gigantes, y las manadas de carneros ejércitos de enemigos, no será muy difícil hacerle creer que una labradora, la primera que me topare por aquí, es la señora Dulcinea.
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