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Efeméride

Cosecha de 1921

Antonio Castro Jiménez

Página 5

5. Alberto Closas (30/10/1921-19/9/1994)

Alberto Closas Fig. 12 nació en Campello (Alicante), en el seno de una familia acomodada. Su padre, Rafael Closas Cendra, tuvo una intensa actividad política en Cataluña, siendo nombrado en septiembre de 1936 consejero sin cartera de la Generalitat que presidía Lluís Companys. Esta actividad política provocó que en 1939 saliera de España con su familia. Alberto tenía entonces dieciocho años. Primero se instalaron en Francia, lo que permitió al joven adquirir cultura e idioma de ese país pero, ante la perspectiva del comienzo de la II Guerra Mundial, acabaron trasladándose a Chile. Aunque Alberto coqueteó con el derecho y con el periodismo, acabó interesándose por el teatro. En esos años todavía estaba en Santiago de Chile la legendaria Margarita Xirgu y se matriculó en su escuela de arte dramático. De su primer encuentro con la Xirgu siempre contaba esta anécdota:

Cuando la conocí, lo primero que le dije fue: Yo quiero ser actor. Ella me miró y me dijo: ¿Cuánto aguantas sin comer? Yo, con toda desenvoltura, le contesté: Pues, como un año y medio. ¡Tú vas a llegar a primer actor!

Debutó con las obras El enfermo imaginario y El embustero en su enredo, en el Teatro Municipal de Santiago de Chile, en la compañía de Margarita. En esa capital también entró en el mundo del cine, rodando Nada más que amor (1942), a las órdenes de Patricio Kaulen. Su relación con Argentina se inició, también, gracias a la Xirgu, que se presentó en Buenos Aires, en el Teatro Avenida, estrenando El adefesio (1944) y, después, Bodas de sangre y Yerma. Por las vueltas del destino, Closas se haría empresario de ese teatro porteño treinta años más tarde. Durante diez años, Alberto consolidó su carrera cinematográfica en Argentina, llegando a rodar con Eva Duarte La pródiga (1945). Al ascender al poder Juan Domingo Perón, la película protagonizada por Evita quedó secuestrada y no pudo estrenarse hasta 1984. A pesar de que, desde 1949, podía regresar a España, no lo hizo hasta seis años después, cuando fue reclamado por Juan Antonio Bardem Fig. 13 para protagonizar Muerte de un ciclista (1955), junto a Lucía Bosé. Alberto tenía entonces treinta y cuatro años y ya era un galán en toda la regla. Aprovechando el rodaje, el 9 de abril de 1955 hizo su debut teatral en España con la comedia ¿De acuerdo, Susana? Así saludó ABC su presentación:

En el Teatro de la Comedia ha tenido el final más feliz con el estreno de una admirable pieza de Carlos Llopis: ¿De acuerdo, Susana?, y con la confirmación madrileña del mérito y del éxito de un primer actor extraordinario: Alberto Closas, que anoche, sobre el tablado de la calle del Príncipe, dio una lección magistral de sobriedad, de emoción sencilla, sincera y humana y de ejemplar dirección escénica. Saludamos en él un valor positivo, que felizmente se incorpora a nuestras filas faranduleras.

Aunque en el final de esa década todavía se instaló durante algunos meses en Buenos Aires, su éxito en el cine y teatro españoles lo fue situando en nuestro país. Si Muerte de un ciclista fue un drama de gran éxito, una comedia, La gran familia (1962), fue un fenómeno de masas. El trabajo en la gran pantalla no lo apartó de la escena. Siguió actuando y dirigiendo sus propios montajes.

El año 1962 también fue importante para Closas porque se inauguró –el 21 de diciembre– el Teatro Marquina que él había promovido. Operación embajada fue la obra inaugural con un reparto en el que figuraban, entre otros, Susana Campos, José Luis López Vázquez, Ana María Custodio y Félix Dafauce. No puede decirse que fuera uno de sus grandes negocios… En ese teatro coincidió por primera vez con Julia Gutiérrez Caba, representando Edición especial (1964). Ambos formaron una de las grandes parejas de alta comedia en unas diez producciones. Todavía en 1984 trabajaron juntos en El camino verde.

Uno de los momentos más dramáticos de su vida lo vivió el 3 de abril de 1979 en Buenos Aires. Entonces era empresario del Teatro Avenida junto a la actriz Nati Mistral. Ensayando El diluvio que viene –que se estrenaba al día siguiente–, se declaró un incendio que destruyó parcialmente el edificio. Y a punto estuvo de acabar con su vida ante la desesperación por haberlo perdido absolutamente todo. Más tarde, con otro socio, fue empresario del Teatro Globo, también en la capital argentina.

Mantuvo esa planta de galán –otoñal a partir de algún momento– hasta la última década de su existencia. Acostumbrados a sus personajes frívolos, en 1988 nos sorprendió con un extraordinario trabajo dramático en Largo viaje del día hacía la noche, dirigido por Miguel Narros. Un año más tarde, en el María Guerrero, hizo el rey Claudio en Hamlet. Se cuenta que el proceso de ensayos de José Carlos Plaza le aburría bastante, por lo que, mientras repasaban escenas una y otra vez, él se iba a tomar un café. Su método de trabajo consistía en llevar bien aprendido el papel y ponerse a las órdenes del director de turno.

El 7 de octubre de 1993 estrenó en el Teatro Alcázar El canto de los cisnes, una pieza que, anteriormente, habían interpretado Conchita Montes y Ángel Picazo. No pudo terminar la temporada. En enero del año siguiente la enfermedad le obligó a abandonar la escena.

El 2 de marzo de 1994 fue galardonado con el Premio Mayte por ese espectáculo. Apareció en la gala de entrega totalmente calvo por el tratamiento contra el cáncer de pulmón. Al recoger el premio estremeció al auditorio con una declaración: ¡Al cáncer que le den morcilla!

Unos meses más tarde recibió de manos del rey don Juan Carlos I la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes. Aunque grabó algún episodio de la serie Farmacia de guardia, no pudo volver a los escenarios: el cáncer le venció el 19 de septiembre de 1994. Su hijo Alberto Closas Jr. es el único que ha seguido sus pasos artísticos.

6. Luis Cuenca (6/12/1921-21/1/2004)

Luis Cuenca Fig. 14 nació en Navalmoral de la Mata (Cáceres) por casualidad. Bueno, porque sus padres estaban actuando en esa localidad con la compañía Carrasco, que era de los abuelos del recién nacido, Victoria Carrasco y José García. La hija de ambos, Carmen García Carrasco, siguió en la escena e incorporó a su marido, Jesús Cuenca y, obviamente, a su hijo, que debutó con Santa Genoveva de Brabante. Es raro que alguien que prácticamente ha nacido en un teatro no se dedique a esa profesión, sobre todo si la familia es de cómicos de la legua. Así que el niño Luis tuvo que subirse a un escenario con solo seis años.

Luis fue una de las estrellas de la revista durante cuarenta años. Se enroló en la compañía de Colsada en los años cincuenta del pasado siglo y todavía en 1983 protagonizó en el Teatro Monumental de Madrid el espectáculo Un reino para Tania de ese empresario. Sus primeros triunfos en esta compañía los obtuvo en el Paralelo barcelonés, junto a las vedettes más impresionantes de cada época. El físico de Luis era lo opuesto al de un galán: bajito, muy delgado, con cara de tristeza Fig. 15. Colsada buscó casi siempre el contraste entre actores que difícilmente podrían pasar por conquistadores, y las bellezas de turno. Cuenca actuó junto a Esperanza Roy, Katia Loritz, Trudi Bora, Irene Daina… Su última pareja artística fue la espectacular Tania Doris, a la que acompañó en su debut madrileño y con la que protagonizó su último trabajo teatral.

Sorprende tan larga permanencia porque, según escribió el actor, Matías Colsada se aprovechaba descaradamente de parte de su trabajo. La mayoría de los libretos de las revistas de este empresario llevaban las firmas de: García, Allen y Giménez. Estos tres eran los segundos apellidos de los actores Pedro Peña y Luis Cuenca y el de Colsada. Pero este último no escribía una línea, exigiendo figurar para cobrar derechos de autor. En un libro sobre Cuenca leemos:

Los diálogos y situaciones de nuestras revistas estaban escritos, en líneas generales, por Pedro Peña y por un servidor, aunque después los firmasen también como autores el músico (lo que era lógico porque había compuesto las canciones y algunos números para el lucimiento coreográfico) y el gitano (lo que era igualmente lógico, porque Colsada no dejaba pasar una oportunidad de seguir ganado dinero) (Fernández Colorado, 2004: 178).

Luis Cuenca, como Ángel de Andrés, Quique Camoiras, Juanito Navarro, Manolito Díaz o Tony Leblanc, practicó un género que, frecuentemente, ha sido ignorado, cuando no menospreciado. Se consideraba que el suyo era un teatro menor, fácil y sin ninguna trascendencia. Tal vez fuera así pero desde que se estrenó Revista 1864-1865, considerado el primer montaje del género, han sido cientos los actores, actrices, coristas y músicos que se han dedicado a él. La Revista llenó los teatros de España hasta el final de los años ochenta del siglo XX y quienes la hicieron merecen el máximo respeto de los estudiosos.

Por eso parece justo que, tras una vida entera –literalmente– dedicado a la interpretación en el género frívolo, el cine redimiera la calidad interpretativa de Cuenca. A partir de 1995 intervino en algunas películas interesantes, como Cachito. Pero fue La buena vida, de David Trueba (1996), la que le proporcionó su primer Goya como actor de reparto Fig. 16. Después, Juanma Bajo Ulloa lo llamó para Airbag (1997), Segura para Torrente, el brazo tonto de la ley (1998) y Antonio Mercero para La hora de los valientes (1998). El director David Trueba volvió a contar con él para Obra maestra (2000), siendo nominado al mismo galardón. Todavía el año de su muerte rodó Di que sí (2004). La televisión acabó por convertirlo en un intérprete popular y entrañable. En 2001 comenzó a aparecer en la serie Cuéntame cómo pasó. Hasta 2003 grabó diecisiete capítulos de ella, compartiendo escenas con otro veterano del género revisteril: Tony Leblanc. Sus compañeros de la Unión de Actores le premiaron como el mejor de reparto por esa serie. Digno colofón a una vida de teatro. El actor se casó con la bailarina Victoria Pastora y ninguno de sus dos hijos quiso seguir en el mundo artístico.

BIBLIOGRAFÍA CITADA
  • Castro, Antonio (2020), “Ana Mariscal pionera de la dirección escénica”, Artescénicas, 74, p. 25.
  • Castro, Antonio (2021), “Closas-Fernán-Gómez”, Artescénicas, 74, p. 21.
  • Fernández Colorado, L. F. (2004), Luis Cuenca. La buena mala vida, Badajoz, Diputación Provincial.
  • Gas, Mario (1989), “A Felipe Peña, actor”, La Vanguardia, 11 de abril, p. 37.
  • Marqueríe, Alfredo (1955), “¿De acuerdo, Susana?”, ABC, 10 de abril, p. 40.
  • ___ (1961), “Estreno de El rinoceronte, de Ionesco, en el María Guerrero”, ABC, 14 de enero, p. 61.
  • Pérez Puig, Gustavo (2009), “Manuel Collado, un gran director y actor de teatro”, ABC, 29 de junio, p. 57.