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María Luz Morales (1889-1980).
La gran dama de la prensa

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4. La posguerra

El 26 de enero de 1939, tras la entrada en Barcelona de las tropas sublevadas, La Vanguardia vuelve a la familia Godó y todos los redactores de la etapa anterior son cesados, se les prohíbe trabajar en prensa y se les retira el pasaporte. Comienza uno de los periodos de miseria material y espiritual más terribles de la historia de España; la represión y el miedo cercenan la vida de muchos ciudadanos españoles. María Luz Morales es denunciada por haber sido directora de “un periódico rojo”. Si unimos a este cargo, que tuvo solo durante siete meses, su vinculación con el Partido Galleguista y con la República, entendemos la noticia que aparecía en algunos periódicos el 21 de febrero de 1940: “Ha sido detenida la conocida periodista María Luz Morales, que en tiempo rojo fue directora de La Vanguardia. Ha ingresado en los calabozos de la Jefatura de Policía”. Más tarde sería encarcelada en las aulas de un convento de monjas en la carretera de Sarriá utilizado como prisión habilitada. Este episodio de su vida debió ser tan cruel para ella por las atrocidades que presenció que no quiso recordarlo: nos queda el testimonio que rememoró con Antonina Rodrigo, en el que le relató cómo en lo que habían sido las aulas del colegio donde cabían veinte alumnas se hacinaban doscientas detenidas que dormían en el suelo, sin colchón ni mantas. Compartía este presidio con mujeres de toda condición social, en su mayoría gentes de clase humilde, pero recordaba también a una maestra denunciada por haber retirado el crucifijo de sus clases. Como les daban una comida infecta y a María Luz se la llevaban de casa, ella la compartía con las compañeras que no tenían casa en Barcelona. Las condiciones de esta prisión en la que pasó cuarenta días fueron tremendamente duras, pero a la salida tuvo que soportar la represión y la depuración, pues fue borrada del Registro oficial de periodistas y no pudo ejercer su profesión hasta 1948.

Ella, como otros muchos, no eligió el camino del exilio exterior, sino el interior8. Se desconoce por qué optó por quedarse en España cuando por su dominio de otras lenguas y sus conocimientos personales muy bien hubiera podido vivir en otro país; quizás sus lazos familiares le aconsejaran u obligaron a quedarse. Como en otros ámbitos de su vida, esta cuestión nunca se ha desvelado.

En estos terribles años cuarenta en los que no pudo ejercer como periodista en ningún medio reanuda su trabajo como creadora. En 1942 publica Tres historias de amor en la Revolución francesa (Fig. 19), se inicia en la novela con Amor en el camino de 1944 y, más tarde, con Balcón al Atlántico de 1955 y con Historias del décimo círculo de 1962 (Fig. 20). Sin embargo, como la subsistencia se imponía, sabemos que siguió trabajando en estos años de la ingrata posguerra en distintos medios, como Lecturas, firmando con seudónimos; Ariel y Jorge Marineda fueron dos de los que utilizó para ocultar su vetado nombre. Además, continuó realizando traducciones y adaptaciones de textos clásicos (Cabré, 2017: 139-151). Trabajó en editoriales –Araluce, Surco, Salvat–; en esta última dirigió la Enciclopedia Universitas (1943). Todo ello le permitiría sobrevivir en la difícil, para algunos, España del momento.

En 1948, cuando se le devuelve el carnet de periodista, entra a formar parte de la redacción del Diario de Barcelona, donde escribirá primero artículos de cultura y de moda y, más tarde, crítica teatral. En este periódico trabajaría ya hasta su muerte. Su firma aparece por primera vez el jueves 14 de octubre de 1948; lo hace en una sección llamada Modas. Quizás había colaborado anteriormente en el periódico, pero el primer artículo con su nombre es de este día. La sección, que ella inaugura, estaba dedicada a comentar modas y, muy significativamente, la autora encabeza el primer artículo firmado escribiendo: “Decíamos ayer, en un libro que corre por ahí, con singular fortuna, que es la moda, en el fondo, una cosa algo triste…”. El arranque de la colaboración con la frase de Fray Luis de León, supuestamente pronunciada a su vuelta a la actividad docente tras años de obligado abandono, nos habla del sentimiento de María Luz Morales, que también había sido obligada a dejar su profesión por la represión y purga a la que la dictadura franquista la había sometido. Hace referencia con su cita al prestigio que tenía ya en el ámbito de la moda. De hecho, unos meses antes de encargarle esta sección había aparecido en el mismo Diario de Barcelona (29 de febrero de 1948, p. 20) una reseña muy elogiosa de la última publicación de María Luz Morales: los volúmenes IX, X y XI de La moda, el traje y las costumbres en la primera mitad del siglo XX (Barcelona, 1947, ed. Salvat), prologada por el Marqués de Lozoya (Fig. 21). La obra, comentaba el articulista A. del Castillo, “ponía al día con garbo espiritual y literario, que acusa su fina sensibilidad y claro talento” la obra de Max von Boechn.

En este primer artículo, y a modo de presentación, cuenta a sus futuros lectores que a partir de ese día Diario de Barcelona va dedicar de manera periódica un espacio a la moda y que ella lo va escribir. La colaboración comenzaría siendo quincenal: un jueves escribe sobre moda María Luz Morales y el siguiente jueves escribe una página dedicada a los niños, Infantil, Teresa Branyas. Esta alternancia duraría poco tiempo, exactamente tres meses, porque a partir de enero de 1949 la sección Modas se hace semanal y aparece todos los jueves. Además, pasa a ocupar un lugar más relevante en el periódico, ya que aparece en la contraportada. Sigue manteniendo la misma estructura y estética y, además de los textos referidos a distintos temas y aspectos de la moda, se acompaña de fotografías que casi siempre son de actrices del cine muy conocidas del gran público.

Para María Luz Morales la moda era algo vital y apasionante; en sus propias palabras, era como “mirar y estudiar día a día”. En sus artículos se trata de la moda y se la relaciona con distintos aspectos o nombres (Christian Dior y las faldas, la visita del genio de Lanvin y la conferencia que pronunció en Barcelona, el sombrero, la calle y la moda, el vestido negro, la moda que vuelve, el viaje, el XVII Salón de la moda…). Los artículos tienen siempre un tono indudable literario, aparecen citas de autores clásicos, de reconocidos modistos españoles y extranjeros. En ocasiones tratan de temas relacionados con la actualidad –los distintos Salones de moda que se celebran anualmente en Barcelona–, o las fiestas navideñas, la Semana Santa, la Navidad, las estaciones del año, el carnaval, las vacaciones estivales. Además, se hace referencia a otros lugares importantes para la moda: París, Londres, Nueva York. Cada uno de los artículos se dedica a un tipo de prenda: muchos a los sombreros, y también a las blusas, las faldas, los trajes de hombre, de niño, el traje sastre, los abrigos de piel, impermeables, gabardinas. Varios artículos comentan el recién creado Museo Romántico de Sitges y las muñecas y trajes ochocentistas que allí se exponen.

En 1948 la sección de crítica teatral del Diario de Barcelona llevaba la firma de Enrique Rodríguez Mijas y, en alguna ocasión, de Federico Elías y de Luis Sainz. Aunque colaboradora en el periódico, continúa sin aparecer su firma como crítica teatral durante los primeros años de 1949 y 1950. Quizás contribuyera, aunque sin firmar, a redactar las variadas noticias y pequeñas gacetillas que se hacen de distintas representaciones teatrales que en ese momento se daban en Barcelona, donde se pueden contar en la cartelera del periódico entre diez y trece teatros.

Es a partir de los años cincuenta cuando se convertirá en la crítica teatral de esta publicación, compaginándolo con la sección Modas y con artículos de otros temas (11 de agosto de 1959 “Lo que hablan las mujeres” por María Luz Morales). En Diario de Barcelona continuó escribiendo hasta el final de sus días en 1980, compaginando, como siempre, el periodismo con la labor literaria. Es pues, en los años cincuenta cuando retoma la crítica teatral que había comenzado en La Vanguardia en 1934.

8 La profesora Teresa Julio ha estudiado magníficamente el proceso de rehabilitación de María Luz Morales investigando los expedientes de censura que se conservan en el Archivo General de la Administración de Alcalá́ de Henares (Julio, 2017). Volver al texto