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María Luz Morales (1889-1980).
La gran dama de la prensa

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1. La gran dama de la prensa

A María Luz Morales se la conocía como “la gran dama de la prensa”. Tuvo una carrera profesional importantísima como periodista cultural y crítica de cine y de teatro, además de como traductora, adaptadora, novelista y dramaturga. Fue una de las primeras profesionales de la escritura en el comienzo del siglo XX en España y la primera en dirigir un periódico, labor que llevó a cabo en La Vanguardia de Barcelona unos meses entre 1936 y 1937. Mantuvo una importante obra durante su dilatada vida profesional, pero, como en otros casos, su recuerdo se fue diluyendo en el tiempo.

Tras su muerte en 1980, se le rindieron algunos homenajes, pero años después su nombre y su obra se fueron silenciando. Actualmente, sin embargo, su trabajo y su persona están siendo objeto de diversos estudios e incluso dos importantes premios llevan el nombre de María Luz Morales; ambos se han creado en 2016; uno lo ha instaurado la Academia Galega Audiovisual y las diputaciones de A Coruña, Lugo Orense y Pontevedra con el objetivo de promover y premiar la investigación científica en el ámbito audiovisual (Fig. 1), y otro ha sido creado en Cataluña por el periódico La Vanguardia, la Obra social La Caixa y el Observatorio de Género para premiar trabajos ya publicados que reflexionen sobre la mujer y el feminismo en el mundo actual. Galicia, donde nació la autora, y Cataluña, donde transcurrió casi toda su vida, han establecido estos premios que recuerdan dos de los ámbitos a los que María Luz Morales dedicó parte de su trabajo, el cine y la mujer.

Del mismo modo, en los últimos años se están publicando estudios sobre su trayectoria vital y sobre su obra (Cabré, 2017), su labor como traductora (Hurtado, 2006; Julio, 2017), como periodista (Salgado y Lázaro, 2019), como animadora cultural (Servén, 2012a; 2012b; 2013) y como adaptadora literaria (Julio, 2020: 665-670), pero un aspecto menos estudiado hasta ahora es su importante labor como crítica teatral (Doménech, 2017), que ejerció en La Vanguardia, entre 1934 y 1936, y en El Diario de Barcelona, en los años cincuenta y hasta su muerte; trabajos que le proporcionaron un gran prestigio y reconocimiento, y no solo por ser una mujer dedicada a la crítica teatral –algo tan raro–, sino por el enorme valor de estos trabajos, que contribuyeron a crear el canon de nuestro teatro.