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Juan Vinuesa recibió el premio a mejor actor protagonista (Foto: web CDN)
’1936′ y Antonio Banderas arrasan en los Premios Talía 2025
La obra dirigida por Andrés Lima recibe los galardones de sus seis nominaciones y ‘Gypsy’, el musical producido por el actor, gana en todos los apartados de teatro musical, además del reconocimiento honorífico para el malagueño.
1936 llegó a los Premios Talía 2025, organizados por la Academia de las Artes Escénicas de España, como la gran favorita con seis candidaturas. La obra de largo aliento —cuatro horas y media de duración—, que recrea sobre el escenario episodios clave de la Guerra Civil española, triunfó en todas en la gala de ayer lunes en Madrid. Conquistó dos de los premios grandes: mejor espectáculo de teatro y mejor actor protagonista para Juan Vinuesa, el encargado de dar vida Francisco Franco en la producción del Centro Dramático Nacional (CDN), dirigida por Andrés Lima. Una representación calcada del dictador y con cierta vis cómica que fue una de las interpretaciones más comentadas de la temporada.
El espectáculo del CDN inauguró bien su noche con una sucesión de premios. Antonio Durán Morris ganó, apenas empezando, como mejor actor de reparto, por los ocho gritones personajes que interpreta en la obra, desde el padre del dictador hasta un hombre de pueblo, pasando por el obispo Antonio Montero o un soldado fascista. Siguió el galardón a los dramaturgos de 1936, Juan Mayorga, Juan Cavestany, Albert Boronat y Andrés Lima. E inmediatamente después, este último volvió a triunfar, por la mejor dirección de escena. Más tarde, la producción recibió otro premio por la iluminación de Pedro Yagüe.
Antes, la noche había arrancado con las lágrimas de su mayor protagonista, Antonio Banderas (otro año más). A él le dedicaron su premio —los dos primeros entregados— Marta Ribera y Aaron Cobos, los protagonistas de Gybsy —la cuarta producción de Banderas en su teatro, el Soho de Málaga—, que ganaron como mejor actriz y actor de teatro musical respectivamente. Banderas escuchó sus palabras con emoción visible en los ojos, antes de subir él mismo a recibir el galardón a mejor espectáculo de teatro musical. Gybsy logró el pleno —cuatro de cuatro — en este género, porque Arturo Díez se sumó a la fiesta con el reconocimiento a mejor director musical.
Pero el actor malagueño llegó a la gala con otra estatuilla asegurada: el Premio Talía de Honor. Lo recibió de manos de su amiga y presidenta de la Academia, Cayetan Guillén Cuervo. “Los teatros son, en estos días en los que las mentiras transitan de un lugar a otro sin pudor, un refugio para la verdad, un lugar para muchas maneras de ver e interpretar la realidad”, dijo Banderas. Y aprovechó para criticar al mundo de hoy que obliga “a vivir a una velocidad absurda”: “El día sigue teniendo 24 horas. Nuestra existencia tiene dos fechas trascendentales: el día que nacemos y el que morimos. Lo que hacemos entre estos dos momentos no debe estar basado en la velocidad; sino en el análisis equilibrado y en una distribución humana del tiempo que nos concedemos a nosotros mismos para profundizar en lo que sucede frente a nuestras narices”.
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Los discursos, seguramente lastrados por el límite de tiempo, fueron en su mayoría breves y de protocolarios agradecimientos. Pero algunos premiados aprovecharon para denunciar el alza de la ultraderecha en Europa o las guerras, sobre todo la de Gaza. Del equipo de 1936 vinieron las palabras más reivindicativas. Morris, aunque no asistió a la gala, dijo —en voz de dos compañeras de reparto, armadas con dos abanicos con la sonriente cara del actor—: “La obra retrata el episodio más negro de nuestra historia. Aunque resulta paradójico, revivir la guerra con vosotros me llena de paz. Brindo por la paz para todos y para todas”. Mayorga siguió: “Es una obra sobre una guerra que nunca debió suceder y es nuestra forma de trabajar para la paz. Sigamos haciendo teatro, trabajemos para la paz”. Y Lima, que tampoco estuvo presente, apoyó el mensaje: “Dedico el premio a todos los que sufrieron la guerra. A los 146.000 desaparecidos y a sus familiares que siguen buscándolos en fosas o cunetas”.
También habló contundentemente Carla Nyman, acompañada por Lluna Issa, al recibir el premio para Kamikaze como mejor labor de compañía por Hysteria, que criticó “la ola reaccionaria que avanza en Europa”. O el poeta y cantante Marwan, “un hijo y nieto de refugiados palestinos”, que en presencia de Yolanda Díaz, vicepresidenta segunda del Gobierno, clamó: “No nos olvidemos de Gaza y presionemos por todas partes al Gobierno para que no se vendan más armas a Israel”.
Aitana Sánchez-Gijón se llevó el premio a mejor actriz protagonista por su papel en La madre, la obra de Florian Zeller, dirigida por Juan Carlos Fisher, en la que transita de la serenidad a la locura.
Afanador, el espectáculo creado por Marcos Morau para el Ballet Nacional de España, inspirado en el trabajo sobre el flamenco del fotógrafo Ruven Afanador, triunfó en la danza. Se llevó los dos premios importantes de su disciplina: el de mejor espectáculo y mejor coreografía. Patricia Guerrero ganó como intérprete femenina de danza por Alter ego y Manuel Liñán como masculino por Muerta de amor.
Los premios de lírica, este año acaparados por la zarzuela, fueron entregados por el coro joven del Teatro de la Zarzuela que anunció a los ganadores cantándolos. El premio a la mejor interpretación femenina fue para la trinidad de Marina: Marina Monzó por su papel de Marina en Marina. Ángel Ruiz, ganó como mejor cantante masculino por su trabajo en La rosa del azafrán. “Lo dedico al pueblo de Gaza y a todos los niños y niñas que son masacrados por el pueblo asesino de Israel”, revindicó también. El circo, con solo una categoría en los premios, brilló por su ausencia.
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(Rodrigo Naredo)