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Efemérides

NACE EL DRAMATURGO MAURICE MAETERLINCK, PREMIO NOBEL 1911.

27.8.1862
NACE EL DRAMATURGO MAURICE MAETERLINCK, PREMIO NOBEL 1911.

Hace 150 años, el 29 de agosto de 1862, nació en la ciudad belga de Gante el dramaturgo Maurice Maeterlinck, que sería Premio Nobel de Literatura en 1911.

 

Maeterlinck es hoy considerado el máximo exponente del simbolismo en la Literatura Dramática. Aunque dedica sesenta años de su vida a la escritura, tres de sus textos dramáticos más recordados son muy cercanos en el tiempo: Los ciegos  y La intrusa, de 1890, y Pelleas y Melisande, de 1893. Una curiosidad sobre esta pieza, ya que esta sección se ocupa de efemérides: el músico francés Claude Debussy había nacido apenas una semana antes que Maeterlinck, el 22 de agosto; y hace 110 años se estrenó como ópera Pelleas et Melisande en la Ópera Cómica de París. A las tres obras mencionadas no podríamos dejar de añadir El pájaro azul, de 1908, que Stanislawski estrenó en el Tearo de Arte de Moscú.

 

Es muy importante la influencia que ejerce el teatro de Maeterlinck en las vanguardias españolas de finales del XIX y principios del XX, desde la publicación de La intrusa en 1893, traducida al catalán por Pompeu Fabra. Uno de los grandes nombres de nuestra dramaturgia de aquellos años, el pintor y autor dramático Santiago Rusiñol, conocía la obra de Maeterlinck a través de su amigo Debussy, y presentó en diciembre de 1893 en Sitges esta primera representación de Maeterlinck por el grupo Cau Ferrat, como un arte nuevo, “sincero, nutrido de bellezas medio soñadas, medio vistas”. Aquel estreno alcanzó categoría de acontecimiento y se marca como un hito en el comienzo del modernismo catalán. La primera traducción castellana de La intrusa se debe a Azorín y aparece en Valencia tres años más tarde.

 

Se ha entendido como influjo de La intrusa la escritura de Silenci de Adriá Gual, que se estrenó en 1899 junto con Interior de Maeterlinck; o la “tragedia de ensueño” de Jardín umbrío, de Valle-Inclán. La intrusa se representó finalmente en castellano en 1906 con traducción de Ramón Pérez de Ayala y más adelante con traducción de Gregorio Martínez Sierra (es decir, de María Lejárraga). De hecho, en 1999 la colección de Clásicos de Biblioteca Nueva publicó en un volumen el Teatro de ensueño de Martínez Sierra / Lejárraga (escrito en 1905) junto con su traducción de La intrusa.

 

En marzo de 1904 había pasado por el Teatro de la Comedia – lleno de un curioso público de abono – la compañía de Georgette Leblanc con varias obras de Maeterlinck. José de la Serna salva La intrusa, critica duramente otras obras del autor, como Aglavaine y Selysette, Joycelle y Monna Vanna. Y no es precisamente generoso ni con la Leblanc, ni con los actores de la compañía, ni con el montaje. Pero la escritura del dramaturgo belga ya se había mezclado en la sangre de muchos autores españoles de vanguardia y sus ecos no se han apagado a lo largo del siglo. Sus últimas apariciones en nuestra escena han venido de la mano de Hermann Bonnin (La intrusa, en el Espai Brossa de Barcelona en 2005), Juan Dolores Caballero (La noche, versión libre de Los ciegos, en el Teatro Central de Sevilla en 2008), o Ana Turró y Helena Cusí (El cecs, en el Museu de l’Empordá de Figueres, también en 2008).

 

Buena parte de los datos que aquí ofrecemos sobre los primeros pasos de la escritura del autor belga en nuestro país provienen del artículo “Maeterlinck en España”, publicado en Cuadernos Hispanoamericanos, número 255, marzo de 1971, por Rafael Pérez de la Dehesa, que fuera profesor de las Universidades de Brown y de Berkeley-California y nunca lo pudo ser de una universidad española. Esta nota nos sirve también para recordar que hace cuarenta años de su desaparición, en junio de 1972.