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Efemèrides

Cien años de Vittorio Gassman

Génova (Italia), 1.9.1922
Cien años de Vittorio Gassman
El actor cosechó grandes éxitos con sus trabajos teatrales en España.

Vittorio Gassman cumpliría en este septiembre cien años. Gassman forma parte de nuestro imaginario colectivo por el malvado de Arroz amargo, el loco de La escapada o el golfo impagable de Rufufú. Sus cien películas dejarán para siempre la memoria de una parte de su trabajo. La otra parte, tal vez la fundamental, el teatro, quedará en algunos registros de televisión, como la retransmisión de su espectáculo de monólogos que se pudo ver en Madrid en el año 1984.

Genovés, de padre alemán y madre italiana, se traslada a Roma para estudiar arte dramático y debuta en el teatro a los veinte años, en 1942, en Enemiga, de Nicodemi. Muy pronto debutará en el cine y en 1948 vive el éxito de Arroz amargo. Pero su vida en el teatro era tanto o más intensa: dirigido por Luchino Visconti participa en obras como Un tranvía llamado Deseo, Muerte de un viajante, Como gustéis, o el Oreste de Vittotorio Alfieri.

La relación del oficio teatral de Gassman con nuestro país comienza en 1955, cuando viene al Instituto Italiano de Cultura de Madrid a ofrecer un recital en el que comparte con el público sus pasajes favoritos de Infierno y Paraíso de Dante, con poemas de Pascoli, manzoni, Leopardi, Ungaretti y Montale. José Luis Piqueras pudo asistir a ese recital y hablar con el joven actor de 33 años de sus trabajos, de Nicodemi, de Pirandello, de sus interpretaciones de Hamlet y Edipo para la revista Teatro. Desde 1953, lo había seguido José Méndez Herrera para la revista Teatro, con artículos sobre sus triunfos en Roma.

En el número 2 de la revista Primer Acto, en mayo de 1957, José Monleón reseña la puesta de Oreste en el Teatro de las Naciones y Gassman acepta la invitación para explicar sus motivos y escribe un artículo acerca de su Oreste. Primer Acto seguirá con atención el trabajo en el teatro de Gassman a lo largo de toda su carrera.

En octubre de 1960, La vanguardia da cuenta de la creación en Roma del Teatro Popolare italiano, creado por Gassman siguiendo el modelo francés de Jean Vilar.

Con el Teatro Popolare Italiano traerá a España Il gioco degli eroi, espectáculo compuesto por: 'Los persas', de Esquilo; 'Tiestes', de Séneca; 'Laudi', de Lacoponi de Todi, 'Il Reduce', de Angelo Beolco Ruzante; 'Orestes', de Vittorio Alfieri; 'Kean', de Dumas en versión de Jean Paul Sartre; 'Questa sera si recita a Soggeto', de Pirandello; y 'Lo spreco', de Danilo Dolci. Se pudo ver en el Palacio de la Música de Barcelona desde el 11 de mayo de 1963. En aquella ocasión concedió una entrevista a Del Arco, en La Vanguardia, donde nos da la medida de su pasión por el teatro; tras responder que en varias ocasiones ha perdido en el teatro todo lo ganado en el cine, hace una confesión sincera sobre sus películas: “Yo he hecho cincuenta y cinco películas y me han gustado quizá tres y no me avergüenzo de otras dos o tres. El resto es silencio… y dinero”.

 

En noviembre de 1968, vuelve Gassman a Barcelona, para presentar en el Teatro Romea cuatro monólogos encerrados bajo el título teatral general “D.K.B.C.” por las iniciales de sus autores, Dostoievski, Kafka, Beckett y Corso.

Veinte años tardó en regresar a los escenarios de nuestro país. Fue en marzo de 1983, para presentar en Madrid – y en el verano siguiente en Santander, Barcelona y Mallorca – “Una noche con Gassman”. El espectáculo, programado en el  III Festival Internacional de Teatro de Madrid, estaba compuesto por 'Informe para una academia', de Franz Kafka; 'El hombre de la flor en la boca', de Luigi Pirandello y 'Las picardías del teatro', de Luciano Codignola. Le acompañaron en el escenario el actor italiano Nino Presler y la actriz española Maite Martín. Aquella noche en el Teatro Monumental de Madrid fue emitida por TVE. “Tras dos horas de deslumbrante muestra de sí mismo, Gassman soportó una prolongadísima ovación del público puesto en pie.” Escribía López Sancho en ABC.

En 1987 volvería de nuevo a Barcelona, esta vez con Affabulazione de Pier Paolo Pasolini, agotando todas las localidades del Mercat del les Flors. Gassman estuvo acompañado en el escenario por la actriz Paila Pavese y por su hijo, el hoy muy popular Alessandro Gassman. Esta función escribió para nuestra revista El Público el crítico Joan-Antón Benach.

En 1992, Participa en la programación de la Exposición Universal de Sevilla con un espectáculo coproducido por El teatro di Genova, el Teatro di Roma y Expo 92, que aportó una cifra muy importante para la época, 110 millones de pesetas.  ‘Ulises y la ballena blanca’, que se había estrenado en Génova el 6 de julio de 1992, fue uno de los pocos espectáculos teatrales programados en el monumental escenario del Auditorio de la Cartuja. El espacio era inolvidable: el esqueleto de una nave de cincuenta metros de eslora – en madera maciza, según proyecto del arquitecto Renzo Piano -. Sobre él, una tripulación de actores y bailarines – Thywill Amenya, Daniel Ezralow, Attilio Cucari, Massimo Mesciulam, Paila Pavese… - y la colaboración de dos grandes de nuestra escena en días señalados: Adolfo Marsillach y Nùria Espert. Vittorio Gassman interpretaba, claro, al capitán Achab. El personaje de Ismael era interpretado por Alessandro Gassman. El texto tenía como base Moby Dick, pero Gassman había introducido fragmentos de Hölderlin, Tennyson, Nietzsche, Whitman, Alberti, Juan Ramón Jiménez y el monólogo de Ulises de Dante.

La última década de la vida de Gassman no está exenta de sombras. La depresión – una enfermedad que lo ha perseguido durante toda su vida y le llevaría a escribir un libro sobre su experiencia –  lo retira de los escenarios durante largos períodos.

En 1997 viene a España por un motivo muy especial: recibe el Premio Príncipe de Asturias.

Vittorio Gassman murió en 2000. Quedan, ya lo hemos dicho, sus películas, además de algunas grabaciones para televisión. Especialmente célebre fue – se puede encontrar en internet – su magnífico “Vittorio Gassman lee Dante”. Recitar. Tanto se identificó con Gassman esa actividad que llegó a bromear con ella, y parodió aquello con unas intervenciones impagables en televisión, “Gassman lee…” donde recitaba el menú del día de un restaurante o las instrucciones de lavado de una prenda. Es inevitable, aparte de la admiración, recordar al gran Gassman con una sonrisa.