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Efemérides

Así comenzó Mérida

Teatro romano de Mérida, 18.6.1933
Así comenzó Mérida
Noventa años de la Medea de Séneca en versión de Unamuno que devolvió la vida al Teatro Romano de Mérida

“Trazamos estas páginas sobrecogidos aún por la belleza verdaderamente magnífica del espectáculo con que Margarita Xirgu y Enrique Borrás han culminado en el ápice de su carrera artística, pródiga en triunfos histriónicos. Aun vibran en el aire las aclamaciones entusiásticas con que el público numerosísimo apiñado en las graderías del Teatro Romano de Emérita Augusta ha celebrado en la Mérida republicana la representación de la tragedia latina Medea de Séneca “el cordobés”, traducida en un castellano a la vez clásico y musical por don Miguel de Unamuno”. Con este entusiasmo comenzaba la crónica del diario El Sol del miércoles, 21 de junio de 1933 la crónica de un hecho histórico que había tenido lugar el domingo, 18 de junio. Tras siglos de silencio, las piedras del Teatro Romano de Mérida habían vuelto a ser eco de palabras casi sagradas. Una iniciativa de la actriz Margarita Xirgu había llevado a lo que sería el acto inaugural de un signo de cultura que hoy identifica aquella ciudad y en buena medida lo que es hoy el Teatro en España. Los nombres reunidos alrededor del hecho artístico, Xirgu, Borrás, Unamuno, Rivas Cherif; la presencia del Presidente del Gobierno, Manuel Azaña; la entusiasta acogida ciudadana (se habló de más de cinco mil espectadores en aquella noche que compraron las entradas de diez y cinco pesetas, el precio de un periódico) a esta iniciativa, que se tradujo en unas gradas repletas de espectadores. Todo pareció decir “aquí comenzamos”.
Ya hemos dicho algunos nombres: Unamuno como autor de la versión; Cipriano Rivas Cherif como “asesor literario y artístico” (en esos años, en España, todavía no se consideraba el oficio de director de escena); Margarita Xirgu como Medea y Enrique Borrás como Jasón. A estos, debemos añadir los nombres de Amalia Sánchez Ariño como la nodriza, Pedro López Lagar como el mensajero, Alberto Contreras como Creonte; y un coro en el que encontramos nombres históricos: Enrique Álvarez Diosdado y Enrique Guitart, con Luis Torner, José Cañizares, Ferran Porredon y Ricardo Merino. Completaban el grupo Laura Bové, Pilar Muñoz, Eloisa Vigo, María Arias, Amanda Malda, Panchuli Meller, Fernando Aguirre y Miguel Orín. La música de Gluck (Fragmentos de las oberturas ‘Ifigenia en Áulide’ y ‘Alcestes’ y piezas escogidas de ‘Orfeo’) corrió a cargo de la Orquesta Filarmónica dirigida por el maestro Pérez Casas. Los figurines, que tantas veces se han reproducido, llevaban la firma de Miguel Xirgu.
En aquel artículo de El Sol ya se mencionaba la idea de “Festival de Mérida”, como una iniciativa del ministro Fernando de los Ríos y de su Director de Bellas Artes, Ricardo Orueta, y se plantea la conveniencia de repetir este tipo de evento cada año, “acaso en estación más propicia”. Se señala el entusiasmo de muchos colaboradores: el escenógrafo Burman, que ha realizado algunos de los elementos de decorado junto a Piti Bartolozzi (la escenógrafa y dibujante hija de Salvador) pegando los números en las sillas de preferencia, los electricistas del ayuntamiento a cargo de los focos, los empleados de cruz roja distribuyendo un camión lleno de almohadillas; el personal del recién inaugurado parador tratando de atender la avalancha de visitantes ilustres... Una fiesta.
Desde 2012, Jesús Cimarro dirige el Festival, que cumple 90 años, siendo testigo de un milagro invariable: el público.