GENET DICE

"Tal vez yo sea un negro. De piel blanca o sonrosada, pero un negro".

"Yo no soy un hombre de adhesiones, sino un hombre de rebeldía".

"Quisiera que el mundo no cambiase, para permitirme estar en su contra".

Jean Genet.
 

- Estreno de Las criadas en el Teatro Guirigai de Los Santos de Maimona. (Badajoz).

 

- Factoría Arte y Desarrollo ha programado diversos actos y un Proyecto Artístico en Homenaje al Centenario del Nacimiento de Genet en la ciudad de Casablanca. Puedes visitar El muro de Jean Genet en Facebook.

 

- Estreno de El Balcón en el Teatro Español de Madrid. [ver ficha]

 

Juan Goytisolo:
Genet en el Raval.
Editorial Galaxia Gutenberg, 2009

Goytisolo reúne cuatro ensayos sobre aspectos diversos de la obra de Genet, a quien conoció durante su exilio en París. Nos introduce en la relación de amistad mantenida entre ambos, e incluye retazos de la vida de Genet en el Barrio Chino de la década de 1930. El volumen se cierra con siete cartas inéditas que el también dramaturgo y poeta francés le escribió entre 1958 y 1974 y que el escritor catalán ha conservado.

 

Edmund White:
Genet A Biography.
Editorial Vintage Books, 1994

Una biografía minuciosa y documentada.

 

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Las criadas (1947) es una de las obras principales de Genet. Fue la primera representada del autor y, hasta ahora, la que se ha estrenado en más ocasiones. Para escribirla se inspiró en un hecho real: el caso de las hermanas Papin, en el que dos sirvientas asesinan a su señora. Sin embargo, con esta obra el autor no pretendía reflejar la realidad de las sirvientas, sino descubrir los monstruos en los que los seres humanos podemos llegar a convertirnos.

"Estas criadas son unos monstruos", afirma Genet, "como nosotros mismos cuando soñamos." Mediante un juego de identidad, las criadas alternan su propio “yo” con el otro “yo” evidenciando el laberinto en el que viven.

Las criadas, en la voz de Julieta Serrano, interpretando el papel de Solange.
Compañía de Nuria Espert, dirigida por Víctor García en 1969.
Reposición en la Sala Olimpia en 1984. (Archivo audiovisuial del CDT.)

 

 

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Extractos de las entrevistas, que bajo el título Genet por sí mismo. Conversaciones, se recogieron en el n.41 de “Cuadernos” de El Público, monográfico dedicado a la figura del dramaturgo Jean Genet.

Preguntas y respuestas. Conversaciones / 1

Entrevista publicada originariamente el 4 de abril de 1964 en Playboy.

[...]

- ¿Eligió deliberadamente ser homosexual, ladrón traidor y cobarde, de la misma manera que eligió estos términos como tema de su promoción personal?

- No lo elegí en abstracto. No existió tal decisión. Si empecé a robar fue porque tenía hambre. Más adelante tuve que justificar aquel acto, aceptarlo. En lo que se refiere a mi homosexualidad, soy totalmente incapaz de decirle por qué soy homosexual. […] Cuando era niño ya era consciente de la atracción que ejercían sobre mi los chicos. Fue solamente después de experimentar esta atracción cuando “decidí”, elegí libremente mi homosexualidad en el sentido sartriano del verbo elegir […] sabiendo que se trataba de una vía reprobada por la sociedad.

- ¿Sintió alguna vez interés por las mujeres?

- Sí. Cuatro mujeres suscitaron mi interés: la Virgen María, Juana de Arco, María-Antonieta y Mme. Curie.

- Quiero decir sexualmente.

- No, nunca.

- ¿Es un tema que prefiere evitar?

- No. En absoluto. Al contrario. Soy consciente de la acogida favorable que suscita actualmente la homosexualidad en los medios seudo-artísticos. Aunque la reprobación persiste en los burgueses. Personalmente debo mucho a la homosexualidad. Si a usted le place, es libre de ver en ello una maldición. Para mí fue y sigue siendo una bendición.

[...]

- Algunos críticos se escandalizaron cuando Sastre le bautizó “San Genet”, en el tomo de seiscientas páginas dedicadas al elogio de su persona y de su obra. ¿Qué piensa de esta canonización literaria?

- Mis detractores no protestarían si habláramos de un “San Camus”. ¿Por qué tendría que molestarles un “San Genet”? De niño me resultaba difícil imaginar mi futuro –excepto si hacía un gran esfuerzo- como presidente de la República, general u otro personaje de esta clase. Yo era un niño ilegítimo. Nacido fuera del orden social […] lo que único que me quedaba era querer ser un santo. Nada más. En otros términos se trataba de rechazar al hombre.

[...]

- Usted escribió que la poesía era “el arte de utilizar el excremento y de dárselo a comer al lector”. ¿Tenía esta definición por objeto la justificación de su notoria inclinación por un lenguaje socialmente inaceptable, tal y como aparece en sus libros y en sus obras?

- En lo que se refiere al lenguaje obsceno, hay un hecho ineludible: estas palabras existen. De lo contrario, nadie las hubiera inventado. Si yo no las utilizo, todas estas palabras tendrían una existencia apática. Y el papel del escritor consiste en otorgar un valor a las palabras. […] En la época en la que escribí aquellas palabras, experimentaba resentimiento, y para mí la poesía era el medio de transformar, gracias al lenguaje, una materia famosa por su vileza, en un material noble. Hoy el problema es distinto. Ustedes –es decir la sociedad- han dejado de interesarme como enemigos. […] Ahora pienso que si mis libros provocan en el lector una excitación sexual, es que están mal escritos, porque la emoción poética debe tener la suficiente intensidad para que ningún lector se detenga en el plano sexual. Dicho esto, no reniego de mis libros por ser pornográficos. Digo simplemente que faltó la gracia.

[...]

- [...] según algunos críticos de teatro, se limita a tratar la condición de las minorías, que constituyen el tema de sus obras teatrales y su alienación social, con las que usted se identifica personalmente como homosexual y antiguo ladrón. ¿Es cierto?

- Escribo obras de teatro para cristalizar una emoción teatral, dramática. […] En estas obras quise dar voz a algo profundamente oculto, algo que los negros y los demás seres alienados son incapaces de expresar. Refiriéndose a Las criadas, un crítico dijo una vez que las criadas no ‘hablaban así’. Pues hablan así, aunque solo sea para mí, para mí solo y a media noche. Si alguien me dijera que los negros no hablan así, le aconsejaría que pusiera su oído a la altura de su corazón; entonces escucharía las mismas palabras que en mis obras de teatro. Hay que ser capaz de oír lo que no se formula.

[...]

- [...] Para ellos [los críticos], usted predica el recurso a la violencia para derrocar a las clases dominantes y sus convencionalismos ¿Piensa usted que exageran sus intenciones?

- Es cierto que me gustaría librarme de la moral convencional, la que provoca esclerosis, frena el desarrollo e inhibe los impulsos vitales. Sin embargo un artista no es nunca totalmente un destructor. […] Tengo la sensación de que la idea que usted se hace de mí está basada en lo que he escrito hace veinte años. Hoy ya no quiero dar de mí una idea repulsiva, fascinante o. simplemente aceptable. Trabajo mucho, eso es todo. [...]

Preguntas y respuestas. Conversaciones / 2

Conversaciones mantenidas entre Hubert Fichte y Jean Genet en 1976.

- ¿Cuál fue la trayectoria de su pensamiento, el camino que le condujo de su vida, a su obra escrita?

- Si usted acepta una respuesta un poco burda, le diré que los impulsos del crimen han sido desviados a favor de los impulsos poéticos.

[...]

- ¿Tiene alguna importancia para usted el dinero, los billetes, las monedas?

- Claro, sobre todo si son grandes. Sí, me gustan mucho.

- ¿Porque le proporcionan tiempo o sensualidad?

- Ni tiempo ni sensualidad. No gano demasiado dinero, pero es lo suficiente para permitirme ir mal vestido, no lavarme, hacer cosas así, como no cortarme el pelo, que no me gusta nada. Cortarse el pelo es tan fastidioso. Y si no llevo el pelo cortado, no importa nada.

Preguntas y respuestas. Conversaciones / 3

Extractos de la entrevista que Genet concedió en 1982 a Antoine Bourseiller para la serie de vídeo-libros que distribuyó en Francia RCV, que recogieron la imagen y la voz de los grandes creadores contemporáneos.

Genet tenía 72 años, se encontraba enfermo y presentía el final de su vida.

Para mí hay algo sagrado en el tiempo. Sí, he dicho sagrado. El espacio no cuenta, puede reducirse o ampliarse, pero el tiempo es diferente. Siempre tuve la impresión de que al nacer alguien me había asignado un tiempo determinado. ¿Quién? No lo sé. Acaso un dios [...]

[...] Seguramente, los cuatro años que pasé en Grecia fueron los más soleados de mi vida. Mezclados con la sombra. La sombra la ponían los baños de vapor, los cines frecuentados por soldados..., soldados rotundos realmente. Junto con los países árabes, Grecia es el país con una carga erótica más intensa. Por eso la amé tanto y permanecí allí largo tiempo. En cualquier caso, ya no quería volver a la cárcel.

[...] Siempre pierdo algo cuando escribo y obtengo beneficios económicos de lo que he escrito. He perdido, seguramente la frescura. Lo que me ha dado un poco de frescura, si es que la tuve alguna vez, fue la inseguridad. Voy a aventurar una explicación: escribir es el único recurso que le queda a quien ha traicionado. […] Mi único éxito en el mundo social hubiera consistido en llegar a ser revisor de autobuses, ayudante de carnicero o algo por el estilo. Pero como este tipo de éxito me horrorizaba, creo que desde muy joven me preparé para tener un tipo de emociones y sentimientos tan fuertes que toda la vida aparecerá marcada por ellos […] Tal vez escribir sea lo único que le queda a uno cuando es expulsado de la palabra dada.

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