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2. VARIA

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2.8 · ALGUNOS DATOS SOBRE LA VIDA ESCÉNICA EN SANTANDER ENTRE 1895 Y 1904


Por Fernando Sánchez Rebanal.
 

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5. Compañías teatrales profesionales

En Santander recalan elencos y actores de primer orden, como la Compañía del Teatro Lara, la Compañía de Ópera del Teatro Real, Emilio Thuillier o María Guerrero. Aunque en otras ciudades las compañías tenían la costumbre de ofrecer una función de presentación para que el público conociera a la compañía, y abrir a continuación un abono por diez funciones (Bernardo de Quirós, 1993-1994), en Santander los abonos se abrían siempre antes del comienzo de las actuaciones, y a menudo era por un número superior, como 12, 18, 20 o 30 funciones. Terminado este, si se había obtenido éxito, se podía prolongar la estancia abriendo nuevos abonos. El lunes se solía dejar como descanso de la compañía, y a veces los viernes también. Las funciones de tarde normalmente no formaban parte del abono, que solo comprendía las de noche [fig. 10].

La inmensa mayoría de las actuaciones de compañías profesionales tuvieron lugar en el Teatro Principal y en horario de noche, mientras que las intervenciones de las compañías aficionadas fueron anecdóticas, con solo nueve representaciones. También escasa fue la actividad de las compañías profesionales en el Casino del Sardinero, donde tuvieron lugar 51 funciones dramáticas, el 1,58%.

¿Qué fue lo más representado en Santander? Desde luego, las obras cómicas y con elemento musical. Los títulos más veces puestos en escena fueron La viejecita, El cabo primero, y La verbena de la Paloma o el boticario y las chulapas y celos mal reprimidos. Es más, las 37 primeras obras más representadas contienen elemento musical, en su mayoría zarzuela, con algún sainete, y la ópera Cavalleria Rusticana, con 15 representaciones. También 15 representaciones consiguieron las más representadas de teatro declamado: La reja, y Zaragüeta.

Si entramos algo más detalle, de los 706 títulos puestos en escena, hay un equilibrio entre teatro declamado y musical, con un 55% y un 45% respectivamente. En el teatro declamado, dos tercios de los títulos corresponden a obras en verso, y en el musical se reparte al 50% [fig. 11].

Pero más interesante es ver el número de representaciones y aquí las diferencias son más claras, llegando el teatro musical al 60%, siendo la zarzuela la reina indiscutible, seguida por el sainete. Dentro del teatro declamado, comedias y juguetes suponen algo más de la mitad y en general, casi doblan las representaciones en prosa a las de verso.

Se representaron obras de 286 autores, destacando Carlos Arniches, Vital Aza, Miguel Ramos Carrión, los hermanos Quintero, Mariano Pina y José Jackson Veyán.
Entre los 93 compositores, los que tuvieron más títulos representados fueron Ruperto Chapí, Manuel Fernández Caballero, Joaquín Valverde Sanjuán (Quinito Valverde), y Tomás López Torregrosa.

6. Compañías aficionadas

Los primeros datos conocidos de teatro llevado a cabo por aficionados se relacionan con la nobleza y la alta burguesía industrial, como la marquesa de Benemejís y los Quijano, ambos fuera de Santander, siendo en esta ciudad la burguesía quien a fines del siglo XIX hace más frecuentes las representaciones, que tienen lugar en sus salones. Los Fernández Pellón, los Escalante y Enrique Menéndez Pelayo –hermano de Marcelino– son parte de las personas implicadas [fig. 12].

La actividad teatral aficionada en la ciudad de Santander es importante, aunque su reflejo en la prensa no es tan fiel a su actividad como sucede con los elencos profesionales; pero con ello, se da fe de una gran afición de actores y público.

Destacan por su actividad la Agrupación San Luis Gonzaga, el Círculo Católico de Obreros (ambas asociaciones tradicionalistas y conservadoras) y el Liceo Cervantes, y que contaban con gran apoyo de otros socios, familiares y conocidos a la hora de asistir a las representaciones en los locales de las asociaciones, como el de San Luis Gonzaga, sito en la calle de Carbajal, que permitía, si estaba abarrotado –incluso con gente de pie–, que entrasen hasta 1.000 personas, si hacemos caso de las críticas, que valoran también el esfuerzo que supone poner en escena las obras, como sucede en una de las funciones de Santo Tomás de Aquino.

Multitud de delicadas manos se desembarazaron de los guantes para batir palmas. Muy bien presentadas las obras en escena, sin omitir gasto de ninguna clase, y haciendo otros muchos sacrificios para qué aquellas apareciesen con toda propiedad23.

Representaban sainetes en un acto, juguetes cómicos, comedias en uno o dos actos, monólogos y pequeñas obras líricas acompañadas al piano, cuyo intérprete amenizaba los intermedios [fig. 13].

Liceo Cervantes, con su local en Daoíz y Velarde, tuvo cuadro infantil desde marzo de 1898, con niños menores de 11 años, y que se estrenó con la comedia Lanceros, obra con la que colaborarán un mes más tarde para recaudar fondos para la guerra de Cuba. A veces –sobre todo en el caso del Círculo Católico de Obreros, con su sede en la calle San José–, las funciones tenían lugar después de una conferencia y antes de una rifa de ropa, tras la cual ocasionalmente se celebraba una comida.

La temporada más fuerte de representaciones de las compañías aficionadas oscilaba entre octubre y febrero, aunque podían realizar alguna el resto del año, con menos frecuencia en verano. En ocasiones tenían lugar funciones benéficas, recaudando fondos para algún socio que tras una lesión no podía trabajar y por tanto mantener a su familia, para la Cocina Económica, para recaudar fondos con destino a la Guerra de Cuba, o como hizo Liceo Cervantes con motivo de la explosión de la Aduana de Irún en 1901, y que tuvo un gran éxito.

los aficionados señores Carmona, señorita Torres y señores Fernando (M .y T.); Lavín, González, y el niño Filomeno Camares, todos los cuales se distinguieron bastante, especialmente el niño, á quien el público hizo salir á escena repetidas veces24.

Las representaciones se llevaban a cabo sobre todo los domingos, siendo la hora más frecuente las ocho. Otras agrupaciones con menor actividad eran Santo Tomás de Aquino, con local en la calle de Velasco, Sociedad Cisneros, y la Sociedad Recreativa La Perla, con salón-teatro en la planta baja del número 3 de la calle de la Media Luna. Por su parte, las estudiantinas tenían en lo dramático una parte residual del conjunto de obras musicales, y con frecuencia realizaban pasacalles antes de las actuaciones, o acompañaban desde el hotel o desde la estación a las compañías profesionales en sus idas y venidas a Santander [fig. 14].

Las actuaciones, casi todas en horario de noche, tenían lugar en los salones y teatros de las propias asociaciones, y hemos hallado 184 títulos que han dado lugar a 514 obras representadas.

Tanto en títulos como en número de representaciones, el teatro declamado detenta una notable superioridad respecto al musical, con casi un 90%. Dentro del declamado destacan los juguetes y comedias, a gran distancia los dramas y en menor número los monólogos. En el teatro de género musical, las representaciones más abundantes fueron las zarzuelas.

7. La actividad dramática en los cafés

La actividad artística más abundante en los cafés santanderinos es el baile y cante andaluz, seguida de la música en general, trabajos de equilibrio, demostraciones de fuerza y destreza física, e ilusionismo. La actividad dramática es por tanto reducida, aplicando una visión generosa del arte dramático que incluya teatro textual con o sin música, payasos, teatro gestual de diverso género y manifestaciones parateatrales. Estas representaciones, siempre nocturnas, formaban a menudo parte de un programa más amplio que incluía cante y baile andaluces o ejercicios físicos de fuerza y equilibrio, y únicamente en estos casos, hemos incluido actividades no teatrales. En las 58 representaciones que hemos hallado, domina el teatro con elemento musical –sobre todo zarzuela– por encima del declamado, y el lugar con más actividad es el Teatro de la Alhambra.

Pero lo más llamativo de los cafés es la cantidad de espectáculos parateatrales que se dan, y que suman en este caso 53, situándose en primer lugar las pantomimas, y en último lugar payasos y marionetas.

En este variopinto paisaje llama la atención la Compañía del señor Recio, que lleva a cabo 45 representaciones, todas en el Teatro de la Alhambra, antes Café América, con gran carga de elemento dramático, destacando las zarzuelas y los juguetes cómico-líricos.

Café Santander-Asturias trae a una compañía infantil sevillana que representa una obra, y por dos veces a los clowns Naquerott y Tontería; otros clowns, Vaquerol y Tonito actúan en el Suizo una vez [fig. 15], y el Café Español acoge dos zarzuelas.



23 La Atalaya, lunes 18 de febrero de 1895, p. 3.

24 El Cantábrico, lunes 8 de abril de 1901, p. 2.

 

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