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Circular en el tiempo

Leandro Mendoza

Página 2

El Circo de los Jubilados y La Bau

En mayo del 2020, en plena pandemia, nos juntamos cuatro compañías, Cíclicus, Volatil rigging, Uli Weigel constructor y Zirkus Kran, entre todos fundamos La Bau, un colectivo de profesionales de diversos ámbitos de las artes escénicas especializados en circo en un espacio independiente de trabajo cultural profesional abierto a acoger proyectos artísticos y técnicos de manera estable o puntual. Físicamente se ubica en una nave en plena naturaleza a 40 kilómetros de Barcelona, con espacio en el jardín para instalar un campamento de caravanas y ofrecer además residencia.

La compañía Zirkus Kran está integrada por Pesche y Eva Panero, una pareja de suizos-italianos de setenta años que llevan toda la vida como artistas de circo y que empezaron a residir por temporadas en La Bau. Yo hasta entonces sólo los conocía de referencia, pero Pesche resultó ser una persona muy creativa con quien, por haber sido líder de varios proyectos de circo, me identifiqué naturalmente y empezamos a trabajar juntos enseguida. Una de sus propuestas, surgida hacía tiempo en conversación con otros artistas coetáneos, era la de fundar una aldea a modo de residencia para artistas mayores y montar el circo de los jubilados.

Esta última idea me interesó desde el primer momento y comenzamos a buscar referencias entre las que surgieron dos obras que han sido fundamentales en todo el proceso creativo que siguió. La primera es el documental Il bacio de Tosca, de Daniel Schmid Suiza (1984), sobre el asilo de artistas mayores en Florencia que creó Giuseppe Verdi para directores de orquesta y cantantes especializados en su repertorio. Es un documento precioso que engalana la vida de los artistas en la vejez y hace un ejercicio de memoria en la ópera de siglo pasado muy interesante, donde además se demuestra que más allá del paso del tiempo y sus complicaciones de salud, un artista lo es toda la vida; que el arte no se erosiona como el cuerpo, sino que más bien la creatividad y la sensibilidad se agudizan. La segunda referencia es la película Le Bal, de Ettore Scola (Francia, 1983), mítica por su particular narrativa que explica cincuenta años de historia en una única localización, una sala de baile de París, donde los mismos personajes cambian y evolucionan al ritmo de la música, los bailes y los tiempos políticos, dentro de una narrativa sin palabras con un gran parecido al lenguaje del circo.

La primera propuesta fue la de hacer un espectáculo solo de mayores donde Pesche quería representar con teatro una historia de circo a modo cómico, pero yo no compartía este formato, y aunque la idea siguió dando vueltas en mi cabeza, los siguientes años no fueron propicios para continuar con esta creación entre el trabajo en la dirección del Trapezi y la irrealidad y la tristeza de la vida en pandemia, donde el sector de las artes escénicas vivía un momento realmente penoso.

En julio de 2021 nos contratan una actuación en Barcelona del espectáculo Pals, estrenado el 2015, e hicimos los ensayos en La Bau. En aquel momento el artista de la compañía de 75 años, Miguel Ángel Fernández Vanelli, más conocido como “Tinga Tinga”, conoce a Peter y Eva Panero; surge entre ellos una relación maravillosa y muy ilusionante e inspiradora para los que estábamos a su alrededor y contemplábamos el modo en que hablaban, cómo recordaban sus vidas de artistas y se ponían a entrenar juntos acrobacias y rutinas clásicas.

Así volvió a avivarse la llama del “Circo de los Jubilados”, y en las conversaciones que compartimos surgió el nombre de la veterana trapecista Graziella Galán Bueno, que había coincidido en 1983 en el circo de Japón con Pesche y Eva Panero, que contaba con el reconocimiento y la admiración del distinguido historiador Jordi Jané y de Mónica Alsina, trapecista y bailarina excepcional, que la definía como la trapecista de referencia desde hacía décadas. Meses más tarde, cuando la conocí personalmente, al coincidir como jurado del Festival FIRCO en el Teatro Circo Price, le trasladé la invitación unánime para formar parte del futuro elenco y la aceptó sin dudarlo un momento. Coincidió en aquella conversación María Folguera, directora artística del Price, quien mostró interés por el proyecto y nos propuso presentarlo en el Teatro Circo Price si se llevaba a cabo.

Personalmente me propuse sacarlo adelante una vez hubiera terminado mi ciclo en la dirección artística de la Feria de circo Trapezi de Reus a partir de junio del año siguiente, pero como quedaba bastante tiempo y no quería correr el riesgo de que se enfriaran sus ganas de actuar, a finales de año propuse hacer una experiencia piloto con un número en el cabaret de Trapezi como troupe. La idea les emocionó a los cuatro y programamos hacer un encuentro de dos semanas de creación en La Bau justo antes de Trapezi.

La convivencia de aquellas semanas fue mágica, sobre todo después de las cenas, donde mirábamos vídeos de sus primeras épocas y había conversaciones infinitas sobre técnicas tradicionales de circo y sus gentes. En el proceso creativo también participó Marta Sitja, que sería la directora del cabaret aquel año, y esporádicamente vinieron Joan Arque y Erol Ileri, que tenían curiosidad de ver esta troupe de abuelos acróbatas en plena creación. Para el entrenamiento físico y coreográfico contamos con Mónica Alsina, que normalmente da clases de condición física a personas mayores y tiene una mano única para motivar y hacer bailar disfrutando.

Pronto tuvimos claro que queríamos ensayar un pequeño número de acrobacia y, sobre todo, que hubiera contacto cercano con el público, así que decidimos que actuarían como mozos de pista y se encargarían de la recepción del público en la carpa, acompañarían a cada uno de los dos presentadores del cabaret con coreografías, y harían además un número de acrobacia conjunta y el solo de trapecio de Graziella.

Cuando llegó el momento de darle nombre de compañía a la intervención de los maestros veteranos, ya nos daba vueltas el de “Circular en el Tiempo”, dado que, aunque normalmente todos le llamábamos el “Circo de los Jubilados”, yo creía que no era correcto, dado que “jubilado” es quien no practica su oficio, y este no era el caso. En la búsqueda de encontrar un nombre que representara a todos, y al ser una compañía de diferentes países y culturas, busqué en el latín y encontré Vetus Venustas, que es la traducción de ‘Belleza antigua’, nombre que se fue asentando y que tiene una sonoridad que gustaba mucho.

Y así fue como Vetus Venustas se presentó con su número en el cabaret de Trapezi los días 12,13 y 14 de mayo del 2022. Fue todo un suceso: los periodistas hacían notas de los abuelos acróbatas, los artistas que compartían pista estaban encantados, los programadores comentaban que nunca había visto una propuesta así; surgían un sinfín de reflexiones interesantes ante esta primera experiencia. Pero lo que más conmovió a todo el equipo era que los reconocían por las calles de Reus y les decían que los habían emocionado y que era increíble lo que podían hacer con estas edades.

Recuerdo con especial cariño una llamada de Tinga Tinga días después, en la que me explicó lo feliz que le hacía que la gente los hubiera parado por la calle para comentarles cosas importantes. Decía que se había cruzado con una persona mayor que estaba profundamente conmovida, y no le hablaba de la técnica acrobática, ni del vestuario; no eran palabras vacías, era emoción en la boca y en todo su cuerpo. Y es porque en cada casa hay un abuelito o un joven que se ve proyectado más allá de la jubilación de la actividad que les apasiona y Vetus Venustas mostraba al público un mensaje importante de esperanza y alegría.

Esta actuación estuvo nominada para el Premio de la Crítica del recomana.cat en abril 2023.