Memorabilia. Claves. Documentos para la historia del teatro español. 1947

Memorabilia

Si nos guiamos únicamente por las reseñas aparecidas en prensa, podríamos llegar a pensar que el éxito, en el año 1947, se centró en una escasa decena de títulos y en unos géneros muy determinados: la revista y el musical.

Los medios madrileños llevaron cuenta exacta de las funciones que, en el teatro Martín, realizó Cinco minutos nada menos: en enero se celebró su tercer aniversario y cuando, en marzo, se cumplían sus 1.700 representaciones, se suspendió su exhibición hasta el mes de diciembre. En ese interin, la empresa del Martín estrenó Historia de dos mujeres o dos mujeres con historia, también de Muñoz Román y protagonizada por Monique Thibaut, que, antes de haber acabado su periodo de exhibición, alcanzó la no desdeñable cifra de 300 funciones. Muy similar es el éxito alcanzado en el recién recuperado teatro de La Latina por la compañía de Mariano Madrid con La Blanca Doble, revista estrenada el 5 de abril con música del maestro Guerrero, que alcanzó, según fue informando puntualmente la prensa, 400 funciones en el mencionado espacio escénico, a las que hubo que sumar las 350 que se realizaron en los dos meses estivales por las principales capitales del norte de España. Este triunfo tan clamoroso impulsó a Paco Torres, empresario de La Latina, y a Mariano Madrid, a crear dos compañías más que recorrieran el país con La Blanca Doble. El elenco de la segunda estaría encabezado por Miguel Ligero y Blanquita Pozas y su previsión es que exhibiera el espectáculo en Barcelona, Valencia, Sevilla y Zaragoza. La tercera compañía, giraría por provincias menores. No se puede negar que se trató de un fenómeno de proporciones inauditas. No faltaron las reseñas que informaron de las 300 funciones de Luces de Madrid, en el Fuencarral, o de las más de 300 de Róbame esta noche, en el Albéniz, espacio que siguió cosechando éxitos con 24 horas mintiendo; la crítica afirmó a finales de año: “…no nos cansaremos de decirlo: arte, suntuosidad, gracia, belleza y excelente musicalidad es el cómputo del popularísimo y solicitado teatro Albéniz”. Este tipo de información no fue ajeno a los medios de la ciudad condal, quienes informaron de las 1.500 funciones de Melodías del Danubio, en el teatro Español, y las 500 de Taxi… al Cómico.

Queremos resaltar, sin embargo, dos casos que han despertado nuestro interés. Aun tratándose de espectáculos que superaron las 100 funciones, los gacetilleros no incidieron en el número de representaciones, sino en la calidad de los espectáculos. Se trata del segundo programa del Ballet Español, de Pilar López, en el Fontalba, y de La estrella de Egipto, de la compañía de Celia Gámez, en El Alcázar. El título de la reseña de Sánchez Camargo sobre el primero de ellos no puede ser más explícito: “”La presentación de la Compañía de Pilar López constituyó un gran éxito, o de cómo el folklore puede ser máxima expresión de belleza”. Basta seguir las opiniones de Carlos Revenga, José Antonio Bayona o Espiños Orlando para comprobar la unanimidad de valoración. La mencionada revista de Celia Gámez, de la que se celebraron las 100 funciones con un homenaje a sus autores, aunque su vida se prolongó unos meses más hasta alcanzar las casi 300 representaciones, gozó de un similar respeto por parte de la crítica, que no sólo ensalzó a todo el elenco, sino el vestuario, escenografía, coreografía, etc.

Ponemos fin a este repaso de los títulos más exitosos según la prensa, mencionando otros espectáculos, en este caso de teatro “de verso” que, alcanzando un número significativo de funciones, los medios no se hicieron eco de ellos del mismo modo que de los anteriores. Se trataba, en Barcelona, de Nosotros, ellas… y el duende, de Llopis, interpretado por la empresa de Guadalupe Muñoz, o El prestigi dels morts, de Sagarra, llevado a la escena por la compañía Titular Catalana del Teatro Romea; o, en Madrid, Plaza de Oriente, de Calvo Sotelo; La Infanzona, interpretada por Lola Membrives; o Sabela de Cambados, de Torrado, por sólo citar algunos casos. Esta desigual atención por parte de los medios nos induce a pensar en la existencia de motivos que no tenían que ver únicamente con la cantidad ni la calidad de los espectáculos por los que la prensa sentía predilección, sino con razones que, quizás, podían estar relacionadas con la mayor inserción de publicidad por parte de algunos productores.

Además de lo dicho, innumerables galas, homenajes, reconocimientos, etc. jalonaron el discurrir de 1947, y estos actos tuvieron caracteres nítidamente diferenciados. Por una parte, y ya hemos aludido a ellos en páginas precedentes, se produjeron homenajes a reconocidas figuras, vivas o ya desaparecidas, del devenir escénico de nuestro país. En este grupo se incluirían los dos homenajes brindados a Jacinto Benavente, uno, promovido por el Montepío de Actores y protagonizado por La Antigua Farsa, que representó Los intereses creados, cuyos derechos de autor el dramaturgo había cedido al Montepío, y, otro, en el teatro Calderón, patrocinado por la Asociación de la Prensa, que consistió en la representación de La Infanzona, por Lola Membrives, así como fragmentos de otras obras del Premio Nobel interpretadas por compañías que actuaban en la capital. También comenzando el año se rindió un homenaje al recién fallecido Eduardo Marquina: además de las funciones que le dedicó el TEU, a las que ya hemos aludido, tuvo lugar la representación de Teresa de Jesús, por Lola Membrives, a la que siguieron las palabras de Benavente, Ardavín, Duyos y Ricardo Calvo, con la asistencia de numerosas autoridades ministeriales. Además, la Asociación de Amigos de los Quintero instituyó el 30 de enero, cuando se cumplían 59 años de su primer estreno, como “Día de los Quintero”, actividad que ya hemos mencionado. Algo diferente, porque no implicó la representación de un espectáculo, fue el homenaje que se le brindó a Manuel Machado en el Círculo de Bellas Artes con la presencia de J.M.Pemán, J. Guerrero, Lola Membrives y Juanito Valderrama, quienes acompañaron con su arte las palabras de Federico García Sanchiz y Gerardo Diego, entre otros. También se realizaron galas y actos conmemorativos para celebrar los 50 años del estreno de La revoltosa, y, coincidiendo con las Fiestas de San Isidro, se celebró con enorme éxito la Fiesta del Sainete, organizada por el Ayuntamiento y la Asociación de la Prensa.

Carácter mucho más oficial tuvo la concesión de la medalla de Alfonso X el Sabio a Guillermo Marín, primer actor del María Guerrero, ”en justa recompensa por los méritos que en él concurren”; o la conmemoración del IV Centenario del nacimiento de Cervantes, que contó con actos de diversa índole: el TEU llevó por los escenarios de algunas ciudades españolas, bajo la Asesoría Nacional de Cultura y Arte del Frente de Juventudes, varios de sus entremeses, a lo que ya hemos aludido. Por otra parte, organizado por el Ministerio de Educación Nacional, y con abundante representación de cargos ministeriales, cuerpo diplomático y demás autoridades, en el teatro Calderón, se representó El curioso impertinente, versión de Alejandro Stéfani de la novela cervantina, y La venta de Don Quijote, de C. Fernández Shaw y el maestro Chapí.

Con otra finalidad, en general, recaudar fondos, se celebraron todo tipo de galas en las que la profesión se volcó. Es lo ocurrido con las funciones en el Fontalba madrileño y en el Borrás y Romea barceloneses, organizadas unas por el Sindicato del Espectáculo y, la última, por Solidaridad Nacional, en beneficio de los damnificados de Cádiz, o los perjudicados por las inundaciones de Sevilla.

El Noticiero Universal informó, igualmente, de la celebración del festival Día del Actor, compuesto por una tómbola, verbenas, representaciones teatrales, etc. y en el que el Presidente de la Comisión de Prensa y Propaganda, en nombre de la Entidad Caja de Pensiones para la Vejez e Invalidez de Artistas Teatrales de España, explicó la finalidad de todas esas actividades. A su vez, en el Circo Price tuvieron lugar galas, una, a beneficio del Servicio de Obras Asistenciales del Sindicato Provincial del Espectáculo y, la otra, con motivo del Día de los Pobres, cuya recaudación se destinaría a distribuir “una suculenta comida a la mayor cantidad posible de pobres” en el marco de las fiestas navideñas.

Como vemos, y aunque desde nuestra perspectiva actual nos parezca inaudito, no faltaban motivos para la celebración y la fiesta, o quizás, éstas sólo encubrían realidades bien distintas.

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