Kioskoa
Imagen: amoresminusculos.com
Se permite hacer fotos
Las restricciones para captar imágenes de las funciones en el teatro están en extinción
[…] El teatro es un ente vivo y único, pero cada vez más la posteridad almacena trocitos de él en formato digital. Algo prácticamente impensable hasta hace un par de años, cuando Twitter y compañía empezaron a colarse en los hábitos cotidianos. En la programación actual un número creciente de productoras se han apuntado a trasgredir la férrea tradición que prohibía las fotos durante las representaciones y a adaptarse a la comunicación 2.0. Sobre todo con el auge de las obras destinadas a un público más joven y de los espectáculos musicales. Es el caso de Amores minúsculos, pero también de otras tantas, como La llamada (que cosecha cinco temporadas de éxito en el teatro Lara, ha dado el salto a México y próximamente a la gran pantalla), El cabaret de los hombres perdidos (Teatros del Canal) o The Hole (que recorre España tras meses de éxito allá donde va). La mayoría de las salas comerciales de Madrid tienen alguna propuesta que cumple con este perfil, y el circuito off sigue la misma tendencia. [...] El concepto de teatro ha cambiado y ha arrastrado en esa transformación a la forma de promocionarlo. Las obras pequeñas han explosionado, pero el fenómeno underground ha evolucionado hasta llegar a la proyección de textos comerciales en el circuito alternativo. Para muchas compañías la única comunicación que les permiten sus ajustados presupuestos es a través del carácter bidireccional de las redes sociales. [...] Todas las compañías, sin embargo, no están tan dispuestas a abrir las vías de comunicación y a arriesgarse con los tiempos. La tarea de persuadirlas les corresponde la mayoría de las veces a las agencias que representan las obras. “Siempre aconsejamos, sobre todo en los espectáculos dirigidos a un público joven joven, que les dejen participar con los teléfonos móviles”, cuenta Ángel Galán, director de la oficina de comunicación y management que lleva su nombre. “En estos últimos años las RRSS se han convertido en un gran fenómeno que casa muy bien con los espectáculos que han empezado a atraer a un público especialmente joven” [...] Todavía el tema está lejos de la completa normalización, pero hasta los espacios escénicos más clásicos se están relajando ante la fiebre de los retratos con el móvil. […] Hasta el Teatro Real, algo impensable hasta hace nada, es más permisivo y permite usar las cámaras de los smartphones en eventos musicales. “Las artes escénicas evolucionan constantemente, y no pasa nada por mostrar esa evolución a través de las redes sociales”, comenta el agente de comunicación. Siempre y cuando “no se moleste al que está al lado y a los artistas. Hay unas normas cívicas que tenemos que respetar”. También cuando caiga el telón. (María Robert)