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Extracto de la noticia publicada en El Mundo , el 14.1.2015.
El sueño perdido de García Lorca

Foto: Marcos. G. Punto (CDN)

El sueño perdido de García Lorca

Rafael Rodríguez Rapún, último amor de Federico García Lorca, es el protagonista de la obra que coproducen el CDN y La Zona

La sala de la Princesa del Teatro María Guerrero acoge […] el estreno de una obra de pequeño formato y grandes intenciones. Se trata de una fabulación sobre las últimas horas de la vida de un personaje real que merecía pasar a la historia por algo más que ser el último amor de Federico García Lorca. Rafael Rodríguez Rapún fue secretario de La Barraca, estudiante de Derecho e Ingeniería de Minas y compañero de vida del autor de los Sonetos del amor oscuro, inspirados probablemente en él. En la obra de Conejero, Rafael está preso en un hospital militar de Santander, cerca del mar que pone el simbolismo acústico a la obra, bajo la vigilancia de un muchacho metido accidentalmente a militar, Sebastián, figura inventada por el autor.

Rafael se recupera de las heridas del frente y espera su juicio mientras intenta convencer a Sebastián de que lleve a cabo una misión crucial para él: salvar los últimos papeles de La Barraca, algunos discos de pizarra con la voz de Federico y una obra teatral, quién sabe si, precisamente, La piedra oscura (aquella obra de Lorca que no se sabe si se perdió o jamás se llegó a escribir, pero en la que trataba abiertamente la cuestión de la homosexualidad). [...]

[…] Alberto Conejero puso el texto de la obra en manos del argentino Pablo Messiez, a quien nada más leerla le surgió «la necesidad de estrenarla; el texto es una maravilla, pedía escenario. Habla de dos cosas que me interesan mucho: la necesidad del otro y la importancia de la palabra», asegura. Para ello comprometió a la productora La Zona y al Centro Dramático Nacional, coproductores de la obra, que se representará. [...]
La presencia de Lorca atraviesa una obra que no trata de él y no pretende ser tampoco un homenaje («siempre sería pequeño y ridículo», dice el autor). «La obra habla de ausencias y el primer ausente es Federico».
Cuando está a punto de estallar la guerra Federico y Rafael discuten por lo mismo de siempre. Ha terminado sus exámenes y Rafael marcha al norte mientras Federico, que no se había exiliado a México para no irse de España sin él, se marcha a Granada donde creía estar más seguro.
El 18 de agosto de 1936 matan a Federico. Un año después muere Rafael, en la guerra, «defendiendo unas ideas en las que creía firmemente», asegura Alberto Conejero. La piedra oscura «no es un acto de venganza; es un acto de reivindicación del dolor de los otros», dijo hace unos meses el autor a este periódico. «Porque todas las guerras tienen la misma madre y los mismos huérfanos». (Esther Alvarado)