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Todos los premiados de la 30 edición (Foto: Cidoncha / AISGE)
La gran fiesta de la Unión de Actores y Actrices alcanza su edición número 30
Fernando Marín enarbola el valor del sindicalismo con su Premio Especial y la estatuilla Mujeres en Unión añade a su nombre el de Pilar Bardem
Las voces quebradas por la emoción ante el horror que vive desde hace tres semanas el pueblo ucraniano fueron una constante durante las casi tres horas que precisó para su finalización la intensa y emotiva trigésima gala de premios de la Unión de Actores y Actrices. El escenario habitual de la última década, el Teatro Circo Price de Madrid, volvió a albergar un encuentro de pulsos cardiacos acelerados ante la confluencia de circunstancias de alto voltaje emocional. Muchos evocaron la vigencia de aquel No a la guerra que se convirtió en icónico entre el sector allá por marzo de 2003, coincidiendo con los bombardeos aliados sobre suelo iraquí que entonces avaló y validó el gobierno de Aznar. Y algunos lamentaron que aquel espíritu de rebeldía y denuncia se haya difuminado en unos tiempos en los que elevar la voz parece cada vez más difícil, sobre todo ante el peligro de un vapuleo sumarísimo en el ágora de las redes sociales.
La devastación de la guerra y el espanto ante la masacre estuvieron presentes en muchos gestos y parlamentos, igual que el orgullo de una profesión que ha sufrido como pocas las consecuencias económicas y anímicas de una pandemia que, al igual que las bombas en el este de Europa, nadie había concebido ni imaginado. Todo ese cóctel de sentimientos profundos sobrevoló una velada en la que los 25 premiados y premiadas se explayaron en sus discursos de agradecimiento, pero que a casi nadie se le hicieron largos. Influían, y mucho, las ansias de un encuentro demorado desde aquel 9 de marzo de 2020, la edición previa de estos galardones, en un Price entonces ya abarrotado pero ya inquieto ante el desconcertante alcance que iba cobrando la expansión de un virus del que aún no nos habíamos aprendido ni el nombre.
En contraste con aquella zozobra, y con la zozobra presente que nos provocan los tambores de la guerra –la palabra “miedo” se repitió en varias intervenciones–, también hubo hueco para la celebración, el alborozo, el orgullo de clase y hasta los episodios hilarantes y alejados de cualquier guion. En particular, dos: la guasa de la incomparable Petra Martínez pavoneándose de que había conquistado su trofeo frente a dos colosas como Penélope Cruz y Blanca Portillo, y el arrebato final de la mejor actriz protagonista de teatro, Silvia de Pé, que tras imponerse contra pronóstico en su categoría decidió aprovechar y pedir matrimonio a su novio ante los ojos divertidos y estupefactos de los más de 1.500 asistentes. Puestos a contarlo todo: el aludido dijo sí.
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Premios de teatro
Mejor actor de reparto: Guillermo Toledo (Shock 1. El cóndor y el puma)
Agradecido y hasta aliviado se mostró el madrileño, que levantaba de nuevo una estatuilla tras un largo periodo de ostracismo. “De la Unión venía el primer premio que recibí, ¡y hasta hoy el último! Han sido unos años bastante duros, no sabéis cuánto supone para mí este cariño, igual que el respaldo de quienes han estado ahí todo el tiempo, como Ramón Pilacés o Andrés Lima”. Toledo recordó “a los miles de actrices y actores que deben servir en un bar o fregando escaleras2, pero se reservó una andanada política a modo de colofón. “Esta crisis humanitaria de estos días también sigue sucediendo en el Estado español. El fin de semana volcaron 44 africanos en una patera, pero eso apenas se sabe ante el silencio repugnante de los medios de comunicación, que no los sacan porque no son ni rubios ni de ojos azules”.
Mejor actriz de reparto: Alba Enríquez (Troyanas)
“Este era un personaje que honraba a todas las víctimas silenciadas, las que han sufrido las guerras, la violencia de género o el abuso de poder. Nosotros debemos seguir poniendo luz en ese silencio”. Esta joven gaditana de Rota se acordó “de quien me enseñó a hacer las cosas con la fuerza del amor, la más poderosa que existe. Y esa persona es mi madre”.
Mejor actor secundario: Jesús Noguero (El bar que se tragó a todos los españoles)
“Me piden brevedad, pero no puedo: ¡soy virgen en esto! “Yo era un niño de un pueblino de La Raya de Badajoz con Portugal. Y aquel niño tímido y melancólico, con cierta sensación de impostor, aún sigue habitando en mí. Eso sí, el premio sirve desde esta noche para ir atenuando esa percepción de impostura”. También hubo en su caso dedicatoria materna: “A la señá Paca, que ni siquiera tiene idea de lo que está sucediendo aquí ahora mismo”.
Mejor actriz secundaria: Alba Flores (Shock 2. La tormenta y la guerra)
Valentía y elocuencia en la voz de una artista exultante ante su primer galardón teatral. “¿Qué fue del No a la Guerra? ¿Qué coño nos pasa, que cada vez nos da más miedo hablar? ¿En qué anda mi generación? ¡No, no basta con poner un tuit!”. Flores agradeció a sus familias, “la de origen y la escogida, por aguantarme preparando un personaje con el que me he puesto muy intensita”. Y aludió, como Javier Bardem, a las casualidades. “Estuve en esa obra y estoy ahora aquí porque me encontré con Laura Ortega, la ayudante de Andrés Lima, yendo a comprar el pan…”.
Mejor actor principal: Juan Diego Botto (Una noche sin luna)
Dijo sentir una “inmensa ilusión” este “actor desde los cinco años” al recibir su primer premio de una organización sindical, y más con una obra que no solo protagoniza sino que también nació de su pluma. “Escribí Una noche sin luna por esos ecos de la España de Lorca que resuenan en la actualidad. Por desgracia, esos ecos se van haciendo más presentes y eso cada vez me da más miedo. Quienes dieron lo mejor por este país, como Federico, acabaron en una cuneta. Y son miles los que, como él, llevan demasiado tiempo esperando que sus familiares puedan abrazar esos huesos. Es un reencuentro muy largamente postergado”. Botto apeló a los intérpretes jóvenes a seguir conjugando “el pan y las rosas”. Y aclaró: “Merecemos un trabajo digno, pero también amar, bailar, gozar. ¡Seguid fabricando rosas!”.
Mejor actriz principal: Silvia de Pé (El caballero incierto)
Atención a un episodio que pasará a los anales de estos galardones. La menos (re)conocida de una terna que completaban Nathalie Poza y Ana Belén, la actriz zaragozana daba por hecho que no ganaría. “¡Jodó, maño! ¡Pero si yo vengo de la grada! Es la primera vez que estoy aquí”, exclamó como debutante no solo en las candidaturas, sino en la misma asistencia a una gala. “Así de poderosa es la necesidad de dedicarnos a esto, las ganas de contar y decir”. Y ahí, envalentonada, se arrancó: “Gracias a mi novio por diseñar esos carteles tan maravillosos. Sergio, mi amor: ¿quieres casarte conmigo? Esto no lo iba a hacer si no ganaba… Sé que me vas a matar. ¡Lo siento, mi amor!”. Sergio acabó levantándose de entre el público, besando a la novia y confirmando su respuesta afirmativa.
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Premios de la organización
Toda una vida: Ángela Molina
Se lo entregó su querido director de escena Lluis Pasqual, que se había colocado un guante azul y otro amarillo para alzar las manos en señal de apoyo a Ucrania. La tercera de los ocho hijos de Antonio Molina acumula grandes reconocimientos, pero dijo que ninguno “igualaba” al de la Unión. “Me hacéis sentir vuestra, soy vuestra y sin vosotros no habría hecho nada. Cuando no estoy muy allá, solo volver a vosotros me sirve para reconducirme”. Frente a la atrocidad de la guerra, Molina reivindicó la cultura y el oficio de la interpretación como símbolos de todo lo contrario. “La mejor toma es una vida en paz. Por eso quiero daros un abrazo que no termine nunca. La eternidad la deseo pasar a vuestro lado”.
Mujeres en Unión: Apramp
La Asociación para la Prevención, Reinserción y Atención a la Mujer Prostituida vio aplaudida su labor encomiable en defensa del eslabón más débil en la terrible cadena de la explotación a seres humanos. “No hay nadie que se ofrezca para ser esclava. Es algo que atenta contra la dignidad de mujeres y niñas”, resumieron sus portavoces. La aún secretaria de Igualdad en el sindicato, Berta Ojea (“hay elecciones y estos serán mis últimos premios: es más lógico que esta señora mayor se vaya a su casa”), aprovechó para anunciar que su “hermana” Pilar Bardem se uniría a partir de ahora al nombre oficial de esta categoría. Mónica Bardem, hija de la homenajeada, fue la encargada de agradecérselo. “El teatro siempre es el refugio de los corazones; también de los hombres y mujeres de Ucrania”. Por eso desempolvó de un cajón de la casa materna una tarjeta original del No a la guerra de 2003 para lucirla en el pecho. “No es tanto una tarjeta como un grito urgente. Y si no dijera esto, hoy, en el cumpleaños de mi madre, ella misma sería la primera en pegarme una colleja…”.
Premio Especial: Fernando Marín
El titular del carné de afiliado número 1 en la Unión de Actores recibió el reconocimiento y el prolongado aplauso de sus compañeros por sus cerca de cuatro décadas de dedicación a la lucha sindical. “Todo comenzó con la necesidad de un convenio colectivo, porque veníamos de la época del sindicato vertical franquista”, recordó. Pese a los sinsabores, que alguno ha habido, Marín no escatimó palabras para subrayar la importancia de la lucha por los intereses laborales. “No es fácil ser sindicalista en ningún país, pero en este es aún más difícil”, avisó. La estatuilla que reconocía todo ese esfuerzo pionero en las reivindicaciones laborales le llegó de manos del secretario general de la Unión, Iñaki Guevara, y del presidente de AISGE, Emilio Gutiérrez Caba, puesto que Marín sigue ocupando la vicepresidencia de la entidad. “AISGE ha sido un triunfo fundamental durante todos estos años”, resumió.
(Fernando Neira. AISGE)
