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Extracto de la noticia publicada en La Nueva España , el 7.11.2019.
El Palacio Valdés llega a los 200 estrenos absolutos con “Esperando a Godot”

'Esperando a Godot' será el estreno 200 (Foto: Javier Naval / Pentación)

El Palacio Valdés llega a los 200 estrenos absolutos con “Esperando a Godot”

Antonio Simón revisa el clásico de Samuel Beckett inspirado en el tedio de la vida moderna tratando de poner énfasis en las partes humorísticas

Una obra cumbre entre los clásicos del siglo XX, “Esperando a Godot” (Samuel Beckett, 1940); un director, Antonio Simón, al que avala una treintena de espectáculos; y un elenco de actores de esos que justifican el pago de una entrada (Pepe Viyuela, Alberto Jiménez, Juan Díaz, Fernando Albizu y el joven Jesús Lavi). Esta es la atractiva combinación que se ha formado –aunque sin pretenderlo– para celebrar los 200 estrenos teatrales absolutos en el Palacio Valdés de Avilés, unos números de los que muy pocos teatros españoles pueden presumir. Será este viernes, a las 20.15 horas, con todo el papel vendido. Una fiesta mayúscula a mayor gloria del teatro.

La lista de estrenos en el Palacio Valdés empezó a correr en 1992, el año de la reapertura del odeón avilesino tras una restauración in extremis que evitó su ruina. La primera obra exhibida en rigurosa primicia fue “El imposible mayor, en amor le vence amor”, de Bances Candamo.

Desde entonces, todos los años una o más compañías teatrales han elegido Avilés como plaza de estreno, lo que ha acabado por consolidar al Palacio Valdés como uno de los “estrenódromos” preferidos de España. La concejala de Cultura de Avilés, Yolanda Alonso, subrayó adecuadamente la feliz circunstancia de los 200 estrenos al presentar el de este viernes (el cuarto de la temporada otoñal): “Esperando a Godot”.

(…) Simón, que además de ser director de teatro tiene un máster en Psicología Analítica, asegura que “‘Esperando a Godot’ destila existencialismo, algo comprensible por la época en que fue escrita y las inquietudes del autor, pero también nos habla del aburrimiento, de la vulnerabilidad y el coraje del ser humano, de la sucesión de comienzos en nuestras vidas que acaban en nada... Tampoco le falta comicidad, que es la cuestión que con ayuda de los actores he procurado potenciar por encima de la carga metafísica que tiene la obra y que, en este caso, queda más en segundo plano, que no ausente”.

(…) Los actores aseguran estar “en una nube” por ver cumplido el sueño de meterse en la piel de unos personajes que forman parte del imaginario colectivo. Uno de los más contentos, Alberto Jiménez: “Tuve un accidente de moto y estuve dos años fuera de circulación; poder volver a escena y nada menos que hacerlo en la piel de Vladimir es algo verdaderamente fabuloso”.

(Avilés, Francisco L. JIMÉNEZ)