El teatro es de vital importancia para todos los niños desde su más tierna infancia.
El arte dramático nos da nuestro primer acceso a una comunidad fuera de nuestra propia familia y lo hacemos a través de esos momentos de “Vamos a hacer que somos…” tan típicos de la infancia.
“Vamos a hacer que somos…” es fundamental para desarrollar la imaginación del niño, lo que le permite crear un futuro imaginario rico y complejo con otras personas…
Porque en el teatro hay un “yo”, el que “interpreta” o actúa como si los acontecimientos estuvieran sucediendo de verdad, para que otros, “ellos”, el público, piensen que es real. Y luego llegamos al “tú”.
Esta unidad de “tú y yo” en el escenario es tan fuerte que crea un “nosotros” en lenguaje secreto. La participación en el hecho teatral como espectador o, como el gran realizador de teatro brasileño Augusto Boal diría, “Espec / actor”, es en cualquier caso sobre el hecho de unirse y aceptar lo imaginado igual que hicimos en nuestra infancia.
Un niño se da cuenta de que existe su mundo a través de un juego que juega con la realidad. Y un niño sólo puede aprender de los pequeños momentos de la experiencia porque aún no es consciente de los patrones, las reglas y los dogmas…
Entonces alguien más, que los adultos llaman “el otro”, llega al escenario para interpretar “conmigo”.
“Ellos” tienen que creer en la Belleza, deben soñar y ser transportados lejos de la realidad del resto de la humanidad. Este “Ellos” no hace la guerra, trata de entender el mundo. “Ellos” deben sentarse en silencio, paralizados por la misma luz deslumbrante creada por este tú y yo, que es en sí mismo tan perfectamente equilibrado en su relación, el uno por el otro, que incluso la violencia “no es de verdad.” Y toda esta “farsa” y este “hacer creer” es el mejor proceso educativo que un niño puede disfrutar.
Es un poco como un conjuro mágico: “Abra-ca-Dabra” o “Uno, dos, tres ¡ya!”
Así el niño podrá tener mejores sueños y el adulto podrá entender mejor…
Salvo que en realidad es al revés…
Es porque ASSITEJ entiende esto que las dos nos sentimos honradas de ser mensajeras de la esperanza, la juventud, el arte y la educación y somos capaces de presentar oficialmente esta celebración con orgullo. Esperamos que al unir fuerzas seamos capaces de transmitir a las generaciones futuras la importancia de aprender a través del arte del teatro, y promover un mundo mejor basado en la paz, el respeto y la justicia social.
Malala Yousafzai (Premio Nobel de la Paz 2014)
Guila Clara Kessous (UNESCO Artista por la Paz)