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O foco

Doce tesoros para medio siglo de historia

31.8.2021 Celebramos los 50 años de la creación del Centro de Documentación Teatral con doce fragmentos de vídeo muy especiales

Machi y Las Meninas

Después de unos años en un grupo de Getafe, Taormina, se presentó a la escuela de actores que José Luis Gómez formó en la apertura del Teatro de la Abadía. El primer montaje de aquel proyecto, Retablo de la avaricia, la lujuria y la muerte, mostró a la profesión la calidad asombrosa de una actriz hasta entonces desconocida. Cinco años después, le ofrecerían un pequeño papel para televisión que la convertiría en una de las actrices más populares de nuestro país. Dos series de televisión y más de cuarenta películas, pero prácticamente el mismo número de obras de teatro, porque nunca ha querido dejar de subir a los escenarios y seguir buscando desafíos. Así como en el cine y la televisión ha asumido habitualmente personajes humorísticos y cercanos, en el teatro ha desarrollado una carrera llena de riesgo, de papeles tan variados como la Liubov de El jardín de los cerezos, la Helena de Juicio a una zorra, la tortuga de La tortuga de Darwin, la Sasha de Platonov o esta monja pintora de La autora de Las Meninas, una de las mejores obras de Ernesto Caballero, un referente para las generaciones de dramaturgos y directores surgidos en los últimos treinta años, autor y director imprescindible que ha contado con Machi desde sus inicios en cinco de sus obras: María Sarmiento, Santiago de Cuba y cierra España, Un busto al cuerpo, Auto, La tortuga de Darwin y que volvió a contar con Carmen como protagonista de su obra La autora de Las Meninas. Aquí ofrecemos un fragmento de este trabajo, en el que acompañan a Machi los actores Mireia Aixalá y Francisco Reyes, cuyo deletéreo personaje cita a uno de los autores favoritos de Caballero: “Con haberlo imaginado / hecho tienes la mitad”. Que usted lo disfrute.

 

Fue el día 17 de junio de 1971, hace medio siglo.

El Boletín Oficial del Estado, en su página 9784 decía: “La consideración del relevante interés general de las actividades teatrales con su evidente influencia en la formación artística, cultural y social de la comunidad nacional, hace aconsejable adoptar las medidas necesarias para asegurar la conservación de los documentos y medios creados a través de su historia y la constancia de las manifestaciones escénicas de nuestro tiempo, a fin de evitar la pérdida o dispersión de los vestigios de una labor, unos esfuerzos y unas aportaciones de los que, en muchos casos, apenas queda constancia…” así comenzaba la orden de 9 de junio por la que se creaba en la Dirección General de Cultura Popular y espectáculos un Centro Nacional de Documentación Teatral.

El Centro recibió materiales documentales de los diferentes departamentos – incluida la Junta de censura, lo que hoy es un tesoro singular – y adquirió un buen número de libros que fueron la base de la actual biblioteca. “Poco más se puede recordar de aquella etapa, salvo las buenas intenciones y la clarividencia sobre lo obvio que supone arbitrar un sistema capaz de dejar constancia de actividad tan frágil y escurridiza como es el teatro”, escribía Moisés Pérez Coterillo en el número 0 de la revista El Público, que fue durante diez años, desde su aparición en 1983, el buque insignia de este Centro de Documentación Teatral.

En un libro que se publicará en este año, repasaremos las diferentes etapas de esta institución con los que han sido sus  directores: César Oliva, Andrés Peláez, Cristina Santolaria y Julio Huélamo.

Antes de que aparezca esa publicación, queremos compartir con quienes siguen nuestra web y nuestros medios, desde este junio hasta que finalice el año, algunos tesoros de un fondo documental único: junto a nuestro archivo de más de un millón de documentos, que incluye unas cuatrocientas mil fotografías; junto a nuestras publicaciones y nuestro gestor de bases de datos, tal vez el más singular de nuestros fondos son las cerca de diez mil obras grabadas en vídeo, una parte de las cuales se pueden disfrutar en una plataforma pionera en este tipo de servicio, la Teatroteca.

Hemos elegido doce fragmentos inolvidables. Podríamos haber elegido mil, así de rico es nuestro fondo y así de rica ha sido la historia de nuestro teatro desde que, hace más de cuarenta años, venimos registrando en soportes audiovisuales la realidad del teatro en nuestro país.

Son doce viajes con grandes obras y grandes intérpretes. Doce tesoros.