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Efeméride

Tres caballeros y una dama… francesa.

Antonio Castro Jiménez

Página 2

La coincidencia en el tiempo de cuatro grandes figuras de la escena, como las glosadas en este artículo, nos hace pensar que, en España, después de la Guerra Civil, emergió una generación prodigiosa que contribuyó al brillo de la interpretación en todos los medios. José Luis López Vázquez, José María Rodero y Tony Leblanc coincidieron en el tiempo y en el espacio. María Casares fue coetánea pero nunca trabajó con ninguno de ellos: su carrera la hizo en Francia. En 2022 conmemoramos el centenario de sus nacimientos. Pero es que ellos se unieron, sin apenas distancia en el tiempo, a Fernán-Gómez, Closas, Ana Mariscal o Luis Cuenca, nacidos en 1921. Todos aparecieron en los años cuarenta del pasado siglo y se mantuvieron activos hasta el fin de sus días. Pudieron comenzar a destacar en el teatro porque era el medio más regular tras la contienda civil mientras se reorganizaba la industria cinematográfica nacional. Para cuando comenzó a emitir Televisión Española (año 1956) todos ocupaban ya lugares destacados en las carteleras y, lógicamente, fueron reclamados para el nuevo medio. Entonces, a su prestigio se añadió la popularidad que proporcionaba una sola cadena de televisión que, rápidamente, llegó a verse en toda España. López Vázquez y Rodero desarrollaron carreras paralelas en sus comienzos. Tony Leblanc se decantó enseguida por el humor y el género frívolo, aunque coincidió con ellos en la gran pantalla. María Casares fue una singularidad aparte.

 

José Luis López Vázquez

(Madrid, 11-3-1922/2-11-2009)

Bajito, con bigote, prematuramente calvo… José Luis López Vázquez no tenía el físico requerido para los galanes de posguerra, así que hubo de asumir su condición de actor de reparto, válido para casi todos los papeles menos para los de guapo: lo que siempre se llamó en el teatro español, un actor genérico (Fig. 1). A partir de un momento, y de varios trabajos que reseñamos, pasó a convertirse en protagonista por derecho propio.

La faceta menos conocida de este actor es la de figurinista y escenógrafo. Por ella entró en el teatro, compaginando esta actividad con la regularmente remunerada del funcionariado público. Hasta que no tuvo la seguridad de poder vivir dignamente de la interpretación, no abandonó su otro trabajo.

La escuela de López Vázquez estuvo en el Teatro Nacional María Guerrero, donde coincidió con Rodero en varios montajes. Posiblemente El anticuario (1947) fue el debut profesional de José Luis, tras pasar por el teatro universitario (Fig. 2).  Hasta 1953 permaneció en el teatro nacional. Después pasó a compañías privadas, como las de Conchita Montes, Alberto Closas, Gracita Morales o Amparo Soler Leal. Al teatro volvió con regularidad, aun en los tiempos de actividad frenética en el cine. Sus interpretaciones más recordadas en este medio son las de la madurez: Equus (1975) (Fig. 3), Vade retro (1982) (Fig. 4), La muerte de un viajante (1985) (Fig. 5) o La raya del pelo de William Holden (2001) (Fig. 6). Si apareció –con papeles más o menos importantes– en más de cincuenta producciones escénicas, su filmografía, desde que debutara en María Fernanda la Jerezana (1947), suma ciento ochenta películas. Rodó a las órdenes de los directores más importantes de cada época: Berlanga, Forqué, Nieves Conde, Lazaga, Armiñán, Gutiérrez Aragón… Se sumergió de lleno en el cine de comedias disparatadas asumiendo muchas veces el papel de un español insatisfecho, resentido o anticuado. Pero entre esa amplia lista aparecen algunas de las películas más importantes de la historia del cine español: El pisito (1959), El cochecito (1960), Plácido (1961), El verdugo (1963), El jardín de las delicias (1970)…

Adela.– Le agradeceré que me hable sin rodeos. Yo soy una mujer fuerte y valiente.

Doctor.– Ya lo sé, y tiene razón en todo, excepto en una cosa. Es usted fuerte y valiente, pero no es una mujer. No lo es.

 

Este dialogo de la película Mi querida señorita (1971) puede servirnos para señalar el punto de inflexión en la carrera cinematográfica de López Vázquez. Armiñán consiguió que su película llegara a los Oscar, lo que incidió el prestigio del protagonista. Un año antes ya había desplegado sus recursos dramáticos en El bosque del lobo (1970). No sé si el veterano George Cukor vio la película española, pero lo cierto es que llamó a José Luis para intervenir en Viajes con mi tía (1972). ¿Por qué no aprovechó el actor español esa oportunidad para intentar una carrera internacional? Entonces, con 50 años, José Luis era un primer actor de teatro y un protagonista cinematográfico. La televisión terminó de consagrarlo como uno de los grandes histriones con una grabación que puede considerarse histórica: La cabina (1972).

Iniciado ya el siglo XXI, su actividad profesional se fue reduciendo, apareciendo como invitado en capítulos aislados de series televisivas y filmando su última película, Y tú ¿quién eres?, el año 2007.

Tres hombres y un destino, comedia de Eduardo Galán estrenada en el teatro Reina Victoria en noviembre de 2004, fue el epílogo teatral para tres grandes carreras. Las de José Luis López Vázquez, Agustín González y Manuel Alexandre (Fig. 7). Fue la última vez que los tres se subieron a un escenario. Agustín falleció mientras la función estaba en cartel, en enero de 2005. Manuel Alexandre fue el último en desaparecer, 2010, alejado de la escena. López Vázquez había muerto el 2 de noviembre de 2009. Los últimos años de su vida, con un notable deterioro de sus condiciones físicas, los pasó junto a la actriz Carmen de la Maza. Su primera esposa también fue actriz: Ana María Ventura.