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‘El gran mercado del mundo’ (Foto: May Zircus / TNC)
Xavier Albertí dirige en el TNC «El gran mercado del mundo»
El auto sacramental de Calderón de la Barca es una coproducción entre el Teatre Nacional de Catalunya y la Compañía Nacional de Teatro Clásico.
(…) El director artístico del Teatre Nacional de Catalunya (TNC), Xavier Albertí, se une a la Compañía Nacional de Teatro Clásico (CNTC) para insuflar nueva vida a los hoy semiolvidados autos sacramentales. De esta forma, a partir del 15 de mayo el TNC acogerá una nueva adaptación de «El gran mercado del mundo», de Calderón de la Barca, pero con un nuevo barniz, lleno de color y entusiasmo para quitar el lúgubre aspecto rancio que ha adquirido este tipo de obras con el tiempo.
«Desde el respeto escrupuloso al texto, hemos intentado ofrecer una síntesis escénica alejada del oscurantismo donde ha estado encasillada», afirma Albertí, añadiendo que «creo que tenemos la responsabilidad de poner en valor los autos sacramentales, reivindicar su riqueza filosófica y sacarlos de la espesa niebla con fragancia eucarística en la que han estado escondidos».
De esta forma, Albertí, inspirado en la Commedia dell'arte, moderniza la puesta en escena y la sitúa en una vibrante feria de atracciones a medio camino de un gran cabaret exterior donde da la sensación que todo puede suceder. Allí veremos a personajes alegóricos como Fama, Soberbia, Humildad, Inocencia, Malicia o Desengaño realizar una parábola moral que todavía resuena en la contemporaneidad.
«La obra anticipó la imposición de las doctrinas del mercado, mucho antes de que el capitalismo se volviera religión», asegura el director de escena.
En escena aparecerán catorce intérpretes, de actores especializados en el Siglo de Oro a músicos especialistas en cabaret y bailarines coreógrafos. De esta forma, veremos al contratenor Jordi Domènech interpretar a Herejía o al bailarín Roberto G. Alonso ser Lascivia. El propio Alonso se encarga del movimiento de los actores. “Es una gran fiesta teatral dirigida a un espectro amplísimo de la sociedad, como la tragedia griega o las revistas musicales del Paralelo barcelonés”, concluye Albertí.