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La actriz Verónica Forqué (Foto: Chicho / CDAEM)
Muere Verónica Forqué, alma y voz de la comedia española
La intérprete tenía 66 años y, según las primeras investigaciones, se quitó la vida.
Verónica Forqué lo tenía todo a favor y todo en contra para ser estrella de cine. Fallecida ayer en Madrid a sus 66 años, cumplidos el 1 de diciembre, aún seguía brillando, aunque ese cine no la reclamara tanto. El teatro y la televisión (…) la mantenían presente en el imaginario colectivo, que recordará su voz inconfundible y la guardará al lado de las grandes cómicas y actrices que han puesto rostro a la España de los ochenta y noventa.
La Policía Nacional halló ayer por la mañana su cadáver en la casa donde vivía, en el número 7 de la calle de Víctor de la Serna; y las primeras investigaciones señalaron que se quitó la vida. (…)
Hija del productor y director José María Forqué, desde niña tuvo acceso a los platós. Pero eso mismo provocó algunas reticencias en su devenir. Porque empezó en el cine en películas de su padre, aunque estudió Arte Dramático y después Psicología (que no llegó a acabar). Con el tiempo, su físico especial, su pelo alborotado y pelirrojo, su talento para la comedia y el drama y un halo de inocencia la convirtieron en una de las intérpretes más populares de España. (...)
La infancia de la actriz transcurrió entre las aulas del Liceo Italiano y el parque del Retiro, ya que su familia vivía a pocas manzanas. De aquellos años recordaba con cariño las visitas al Museo del Prado con su progenitor como guía (su madre, la escritora Carmen Vázquez-Vigo, también cultivó su lado artístico): “Mi padre amaba la pintura. De niña, nos llevaba muchos días a mi hermano y a mí y nos explicaba Brueghel y El Bosco, pero se detenía especialmente en Goya [su padre era zaragozano], y en su etapa última, tan surrealista. No era un erudito y nos lo explicaba a su estilo, siempre maravilloso”. Vegetariana, amante de la meditación, defendía apasionadamente su profesión, que definía así: “El trabajo de actor tiene que ver con lo inconsciente”. Y de sí misma decía: “He sido muy aventurera y osada. Sabía lo que quería”. (…)
En una entrevista con EL PAÍS en abril de 2019, durante la promoción teatral de El último rinoceronte blanco, en la que encarnaba a la muerte, explicaba que era consciente de que su estrella se apagaba en el cine, aunque eso la había llevado a disfrutar del teatro. “Es una realidad que cuando las actrices vamos cumpliendo años desaparecemos del cine. Hay muchos menos personajes interesantes que te puedan ofrecer. Es verdad que algo parece que está cambiando, sobre todo por la aparición de mujeres guionistas”. (…)
“Yo pasé una depresión muy dura hace cuatro años”, contaba en esa primavera de 2019, “y la pasé en el escenario. Fue el teatro lo que me dio la vida. Eran las dos únicas horas en las que me olvidaba de todo. He sido más feliz en el escenario que fuera de él. El teatro te obliga a evadirte de tu realidad porque te exige una enorme concentración y eso es maravilloso. Es algo muy liberador”. Prueba de esa pasión fue su Carmela en la primera representación de ¡Ay, Carmela!, de José Sanchis Sinisterra, o sus actuaciones en ¡Sublime decisión!, Bajarse al moro, Doña Rosita la soltera, La abeja reina (2009) y Shirley Valentine (2011). Además, dirigió en el teatro varias obras, como una versión de La tentación vive arriba (2000), o en 2009 el montaje de Adulterios, de Woody Allen. (…)
(Gregorio Belinchón. Madrid)
Si necesita ayuda: Teléfono de la Esperanza: 717 003 717. Programa de prevención, divulgación y formación de la Fundación Española para la Prevención del Suicidio: www.prevensuic.org. Web para problemas de salud mental en jóvenes: Mind-u.cat. Asociación para la prevención del suicidio La Niña Amarilla: https://laninaamarilla.com/. Fundación Anar (Ayuda a Niños y Adolescentes en Riesgo): www.anar.org. Teléfono gratuito de ayuda a menores: 900 20 20 10.
