Madres que beben y cogen el coche porque necesitan una vida «más leve», profesores que manosean a alumnas impunemente, padres fundamentalistas religiosos... y, sobre todo, adolescentes perdidos, impacientes y furiosos. Todos ellos conviven en La edad de la ira, el montaje con el que La Joven Compañía cierra temporada en el Teatro Conde Duque. Hasta el sábado 6 de mayo, 5.600 alumnos de entre 15 y 18 años (4º ESO y 1º y 2º Bachillerato) verán esta función basada en la novela homónima de Fernando J. López, que fue finalista al premio Nadal. La mayoría proceden de institutos madrileños, pero también hay centros de León, Alicante y Barcelona que hacen una excursión a Madrid para ver un montaje con una lista de espera de 1.400 reservas.
La trama arranca con un parricidio. Marcos ha matado a su padre y hermano... o eso dicen. A través de flashbacks se ve la tela de araña de homofobia, acoso, mentiras y frustración que le rodean a él, sus amigos y familia. Material inflamable. «Creo que hay que tratar a los adolescentes como adultos. Ellos huelen en seguida cuando les pones un cebo pensado para ellos y lo que quieren es integrarse en el mundo adulto», explica el novelista y dramaturgo, que firma la adaptación de su novela, que ya va por la octava edición. «Hemos cambiado el punto de vista. La novela está contada por los mayores y aquí ellos tienen la voz». [...]
El director José Luis Arellano, finalista al Valle-Inclán por el anterior montaje de la formación (El proyecto Homero) y ganador del premio Helen Hayes de la asociación teatral de Washington, lleva las riendas de la compañía y firma este vibrante montaje, en el que los versos de Cernuda, la sombra de James Dean y la música clásica conviven con la energía existencialista de sus actores [...]
Cuando la función ha terminado, ovación cerrada... y comienza el turno de preguntas. La compañía quiere escucharles a ellos [...]
Tras las preguntas, vuelven los aplausos y se apagan las luces. Uno sale con la sensación que han aprendido más en tres horas de teatro que en muchas de sus horas lectivas. (José Luis Romo)