Manuel de Benito desarolló una intensa carrera como actor durante casi dos décadas: Todo en el jardín, José María Morera, 1970; Mirandolina, Juan Guerrero Zamora, 1972; La ciudad en la que reina un niño, José Luis Alonso, 1973; Equus, Manuel Collado, 1975; El alcalde de Zalamea, Fernán-Gómez, 1979; La familia Colodrón, Ángel García Moreno, 1979; Doña Rosita la soltera, Lavelli, 1980; La ilustre fregona, Domingo Serrano, 1982; Tito Andrónico, Antonio Corencia, 1983; Luces de bohemia, Pasqual, 1984; Salomé, Mario Gas, 1985; Martes de Carnaval, Mario Gas, 1995; además de una veintena de películas.
Posteriormente trabajó como ayudante de Nuria Espert: Maquillaje, 1990; El cerco de Leningrado, 1994; Aire y canto de Rafael Alberti, 2002. En esos años ya se había decantado por la dirección de escena, a la que dedica la mayor parte de sus esfuerzos en los años siguientes: Doña Rosita la soltera, de Federico García Lorca, con la Compañía Telón; Kavafis, con Manuel de Blas; Alfonsina y el mar, de Alfonsina Estorny, con Rafael Amargo y Alexandra Fierro; Shadow Boxing, de James Gadas, con Juan Díaz; y Pizarnix, de Alexandra Pizarnix, con Alexandra Fierro y Nacho Campillo.
A partir de 2004 se convierte en el asistente de dirección de Mario Gas en el Teatro Español. Tras el cese de Gas, Manuel de Benito regresa a la dirección de escena con Oleanna, 2011; Estío, 2012…
Manuel de Benito nos deja, además del recuerdo de todos esos trabajos, unas memorias inacabadas que podrían haber ofrecido una mirada muy especial sobre el teatro español de los últimos cuarenta años. La señora muerte no quiso esperar.