Un libro de mil páginas reducido a 40 folios, a una hora y 35 minutos de espectáculo. Y qué libro: “Dígoos verdad, señor compadre, que por su estilo es este el mejor libro del mundo, aquí comen los caballeros, y duermen y mueren en sus camas, y hacen testamento antes de su muerte, con otras cosas de que todos los demás libros de este género carecen”, afirmaba uno de los personajes del Quijote de Cervantes. Y esa misma era la opinión de su autor. El libro, claro, es el Tirant lo Blanc de Joanot Martorell, “la mejor novela catalana de todos los tiempos y un paso importante en la narrativa de Occidente” en palabras de Martín de Riquer.
Una novela que ha sido calificada de “total”, épica y bélica pero también erótica, sensual y repleta de humor, y que ahora Pere Planella dirige hasta el 29 de marzo en la Sala Tallers del Teatre Nacional protagonizada por los nueve actores de la Jove Companyia creada por el TNC y el Institut del Teatre: se trata de una versión ágil y fresca dirigida a todos los públicos pero que busca sobre todo atrapar a los adolescentes a partir de 14 años, que la podrán ver en funciones escolares de lunes a viernes mientras que sábado y domingo habrá funciones para todo el mundo. […]
Sus espectadores podrán ver cómo Planella y Cònsul han adaptado un libro extraordinario en el que Martorell humaniza la novela caballeresca y que en vez de convertir a su protagonista en paradigma de virtudes morales y vigor, presenta a un hombre fuerte y valiente –encarnado por Enric Cambray– pero que sufre graves heridas y necesita largas convalecencias, y que, cuando al fin ha logrado el triunfo militar y ha conquistado el corazón y el cuerpo de la hija del emperador, Carmesina, y nada le puede impedir heredar el imperio de Constantinopla, muere –ironías del autor–de una vulgar apendicitis. Y en el lecho redacta su testamento.
Planella explica que para su montaje se han basado sobre todo en los episodios amorosos de la tercera parte del Tirant, en Constantinopla. “Era un gran estratega militar, pero emocionalmente era un pobre chico, tenía problemas, lloraba, se ponía triste”, apunta. Roger Cònsul, que ha realizado la adaptación junto a Planella, explica además que con el lenguaje han sido todo lo fieles que ha sido posible pero siempre buscando que se entendiera. […] (Justo Barranco)