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Extracto de la noticia publicada en El País , el 9.1.2015.
Blanca Portilo revienta el Tenorio

Imagen: CNTC

Blanca Portilo revienta el Tenorio

La directora presenta a un don Juan psicópata, maltratador, violador y asesino, en versión de Juan Mayorga

[…] Don Juan Tenorio, en versión de Juan Mayorga, e interpretada por José Luis García Pérez y Ariana Martínez, entre otros, es una coproducción del Teatro Calderón de Valladolid, la Compañía Nacional de Teatro Clásico y la productora de la propia Portillo que desmonta de manera rotunda y sin fisuras los tópicos que siempre han rodeado a este personaje en las múltiples versiones que de él se han ido representando a lo largo del tiempo.

“Don Juan es un hombre peligroso, modelo de destrucción social y afectivamente, un psicópata, maltratador, violador y asesino, un hombre deleznable, con una falta absoluta de empatía”, explicó ayer la actriz y directora, que acomete esta obra con el convencimiento de que la imagen y el mito que han acompañado siempre al Tenorio había que destruirlos, arrasarlos, acabar con ellos. “Es alguien que se lleva por delante todo lo que se cruza en su camino; es el vivo retrato del desprecio por los demás”, […]

Es un hombre amoral, teñido de un romanticismo profundamente mal entendido y reflejo de unos errores terroríficos”, resalta la actriz y directora, quien recita las propias palabras de Don Juan en la obra de Zorrilla para demostrar la calaña destructora de este personaje: “Por donde quiera que fui la razón atropellé, la virtud escarnecí, a la justicia burlé y a las mujeres vendí”. […]
Tan profundo ha sido el estudio sobre el Don Juan de Zorrilla que Portillo no ha obviado las razones de su comportamiento, la educación en la infancia, el poder del mundo de los hombres, la ausencia de las madres y del universo femenino. Todo tendrá su reflejo en la producción, en la que por primera vez ella aborda también la creación del espacio escénico. Un montaje contemporáneo, un único espacio limpio, como una especie de mausoleo, con muy pocos objetos en el que el valor del actor queda por encima de cualquier otra cosa. Un Don Juan contemporáneo, sin plumas, sombreros ni espadas, vestido con pantalones vaqueros y camiseta que revelará en escena toda su complejidad a los sones de un blues -“la música del dolor”, como la califica Portillo-.
Este Don Juan dejará por el camino su imagen frívola y seductora, pero no perderá la extraordinaria teatralidad que alberga el texto de Zorrilla. De eso se han encargado con pasión y meticulosidad tanto Portillo como Juan Mayorga.
“Mi contribución ha sido más que modesta”, explica Mayorga, para quien el espectáculo hará historia por su valentía, por presentar a un hombre malvado, sucio y áspero, pero que no por eso deja de ser fascinante. […] “Las obras clásicas no pueden ser nunca reescritas, sino releídas, descubriendo el sentido del texto que el tiempo ha ido desvirtuando y para que las intenciones iniciales alcancen al espectador contemporáneo”. “No es un montaje más de Don Juan Tenorio”, sentencia el autor de esta versión. (Rocío García)