The Spotlight
Un documento, un momento de nuestra Historia
“El problema del Teatro Nacional es un problema de escuela, de escuela elemental. Que puede y debe encomendarse a la improvisación y al ensayo de unas cuantas gentes de segura intención. ¿Un teatro-escuela? Ni menos, ni más. ¿Es poco? ¿Es mucho? Lo es todo.”
Son palabras de Cipriano Rivas Cherif en un artículo publicado en El Sol, el 14 de julio de 1931. Rivas Cherif iniciaba con este una serie de artículos en los que iba desarrollando sus ideas acerca de la creación en nuestro país de un Teatro Nacional, que, a su entender, debía ser un teatro-escuela.
La idea de un teatro escuela había sido el motor de su actividad en aquellos años. Director de escena adscrito a la compañía de Margarita Xirgu que se ocupaba del Teatro Español de Madrid desde la temporada 1930-31, desarrolla en la temporada 1932-33 esa idea de Teatro Escuela, o de “Escuela de Artes y oficios del Teatro, como escribe en agosto de 1932. El 15 de abril de 1933 se presenta el Teatro Estudio con una velada en la que la compañía Xirgú-Borrás ofreció El gran teatro del mundo y el primer acto de El alcalde de Zalamea, en tanto que los alumnos del Estudio ofrecieron Don Gaiferos de Quiñones de Benavente, con dirección de Felipe Lluch, ayudante de Rivas Cheriff. Por último, La Barraca ofrecía El retablo de las maravillas.
En mayo de 1933, Rivas Cherif es nombrado subdirector del Conservatorio, lo que lo convierte en responsable de los estudios de Teatro, ya que el director se ocupa de la formación musical. El Conservatorio de Música y Declamación ocupaba el Teatro María Guerrero, en tanto que se terminaban las obras del Teatro de la Ópera – hoy Teatro Real -, que era su sede permanente. El 6 de diciembre de 1933, Cipriano es nombrado Delegado del Estado en el Teatro María Guerrero. El 9 de diciembre, se redacta un documento con el inventario de los muebles e instrumentos musicales que contiene el edificio del Teatro María Guerrero. Firman el documento, como Director, subdirector y secretario del Conservatorio, Antonio Fernández-Bordás, Cipriano Rivas Cherif y Ángel Lancho. Con este documento, Rivas Cherif se hace cargo del local.
El documento es una relación de enseres – sillas, mesas, una taquilla, una percha, un enchufe… - y pianos de distintas marcas y en diferentes estados. Un mero documento administrativo. Es, además, Historia de la Cultura de nuestro país, por el momento clave que en él queda explicitado y por las firmas: no solo la de Rivas Cherif, personaje imprescindible en la Historia del Teatro español del siglo XX – véase, por ejemplo, la nota de Efemérides ‘Cipriano y la resiliencia’ – sino también la del discípulo de Sarasate y profesor de virtuosismo de violín Fernández Bordás y la del maestro de esgrima Ángel Lancho.
El documento formaba parte del archivo administrativo del Teatro María Guerrero hasta que en 1986 – conservamos también la nota de envío de la secretaria de dirección del CDN, Pilar Castillo – fue enviado para su custodia al Centro de Documentación Teatral.