No me cuentes más cuentos.
(Reescritura de los cuentos infantiles en obras de dramaturgas españolas).

BUENO PÉREZ, Lourdes

Sevilla, Benilde Ediciones, 2022. 280 pp.

Gloria Arteaga Ortiz Academia de las Artes Escénicas
No me cuentes más cuentos. (Reescritura de los cuentos infantiles en obras de dramaturgas españolas).

El modismo del título no se refiere literalmente a una narración breve de ficción sino a ese coloquial no me engañes, no me vengas con embustes o a otro perro con ese hueso. Si el relato al formularse es, de una forma u otra, reflejo de una época y la sociedad a la que pertenece; y si, por tanto, el mensaje perdura en el tiempo, lógico es que se readapte y reformule en nuevos moldes pedagógicos. Bueno declara en la introducción su inequívoca intención de dar “visibilidad al personaje femenino y sus circunstancias” a partir de la reinterpretación que hacen las dramaturgas, en sus textos, de los cuentos clásicos.

El libro está estructurado en cuatro apartados (“Introducción”, “Análisis de las obras: reescritura de Blancanieves, Caperucita Roja, Cenicienta y otros cuentos”, “Epílogo” y “Bibliografía”), con una escritura clara, pedagógica, de una severidad y rigor intelectual que revela un profundo estudio y análisis. En la Introducción, Bueno relaciona los cuentos con series norteamericanas, novelas, literatura americana (del norte y del sur) e invita a reflexionar a un público acostumbrado a los estereotipos femeninos de la factoría Disney, caracterizados y polarizados maniqueamente en dos opciones: ser buena, sumisa y guapa o ser mala, libre y fea. En otras palabras: o princesa o bruja. Evidentemente, los personajes varones han tenido como referentes modelos masculinos más variados y presentados por lo general como seres activos, emprendedores, pensantes y capaces de resolver cualquier conflicto por sí mismos. El segundo apartado, que atiende a la reescritura de los cuentos, se subdivide en cuatro secciones. Tres de ellas analizan las popularísimas Blancanieves, Cenicienta y Caperucita Roja. La cuarta sección se ocupa de personajes con un alcance menor como la Sirenita, la Princesa del guisante y la princesa del cuento El príncipe rana (a la que Disney bautizó como Tiana en su película “Tiana y el sapo”). Al final del estudio de los personajes de cada apartado se incluyen las piezas teatrales.

La reescritura de Blancanieves toma forma con Y como no se pudrió… Blancanieves de Angélica Liddell, compuesto por monólogos transgresores y directos distribuidos en ocho escenas que, a través de los correspondientes subtítulos, conectan con los momentos clave de la historia original. Destacamos la aportación de Bueno al mostrarnos El lamento de Blancanieves, un proyecto de danza experimental de la coreógrafa Olga Mesa. Esta obra está inspirada, por un lado, en el libro de Robert Walser, Blancanieves, y, por otro, en la película de João César Monteiro, grabada en negro, sin imágenes.

La reescritura de Caperucita roja está representada por tres textos, a saber: La hija del cuáquero y el bosque (Irene Mazariegos), K Rocks! (Rosario Curiel), Caperucit@ (Rita Forlani). Desde su origen hasta las diferentes versiones y sus homólogos en musicales, películas, telenovelas, cuentos, poemas, videojuegos, mangas, animes, fotografía (versión rompedora de la fotógrafa Dina Goldstein en su colección Fallen Princesses), Bueno nos conduce por esta conocida y compleja Caperucita, bautizada roja por Perrault, apuntando a la pubertad de la mujer y el peligro consecuente de que se “salga del camino” marcado por la sociedad. En cuanto a los escritores españoles, la autora del volumen cita en su estudio la novela de Carmen Martín Gaite Caperucita en Manhattan y el texto teatral de Alfonso Zurro Caperucita, lo que nunca se contó. Las obras escritas por Irene Mazariegos, Rosario Curiel y Rita Forlani ponen de manifiesto el componente erótico-sexual que ya existía en el cuento original y presentan a sus protagonistas, tres chicas jóvenes, como un desafío directo al relato tradicional. El texto en cuatro cuadros de Mazariegos plantea el conflicto de la inocencia frente a la maldad y se desarrolla en un entorno idílico con connotaciones religiosas. El de Rosario Curiel es un monólogo con una protagonista “moderna”, con final tóxico y destructivo que vemos en nuestras calles habitualmente, sin duda, un texto de denuncia. De gran interés en este apartado es el estudio de Virtudes Serrano al que alude Lourdes Bueno. Destacamos de K Rocks! la importancia de las acotaciones, la actualidad en el vocabulario juvenil y la ruptura de la cuarta pared. Mazariegos y Curiel nos presentan unas protagonistas responsables de elegir su propio camino que les conduce a un desenlace fatal abocado por circunstancias determinantes que las rodean y que apreciamos en conductas de muchos adolescentes actuales. En el texto de Caperucit@, de Forlani (basado en una historia real), tenemos a dos personajes en el metro: una mujer que consigue escapar del ataque de un varón depredador. En los tres textos, el conflicto inocencia/perversión se enfoca desde la perspectiva de la constante amenaza a la integridad física y sexual de la protagonista, sin victimizarla, pero logrando romper con los patrones establecidos de la mujer sumisa y complaciente.

Aarne-Thompson considera heroína perseguida a Cenicienta, y en cierta medida lo es también en la reescritura de las dramaturgas Diana de Paco Serrano y Antonia Bueno Mingallón. En la explicación de la reescritura de este clásico, Bueno, además de citar el origen y su evolución, se adentra en los cambios realizados por los folcloristas europeos y analiza las versiones de Basile, Perrault y la crudelísima de Grimm. Resaltamos la opinión sobre este clásico recogida en este volumen de estudiosos como Itziar Pascual, Paco Gámez, Mailen Díaz, Rocío Bello y Diana Luque, así como las alusiones a Cenicienta en óperas, ballets, musicales, películas, series televisivas o fotografías. No queremos dejar atrás el panorama español presente: el cuento de Nunila López Salamer La Cenicienta que no quería comer perdices, Hora, texto incluido en 100 viajes en ascensor, de Alfonso Zurro, y El cuento equivocado, de Fernando J. López. Estas dos últimas son obras teatrales en las que sus autores versionan el cuento original dentro de un contexto posmoderno. Síndrome de Cenicienta, de Diana de Paco Serrano y Cenicienta ya no vive aquí (fragmento que se incluye en una pieza más amplia, Las doce noches de Carmela), de Antonia Bueno, nos presentan mujeres en situaciones actuales que diferencian la realidad de los cuentos de hadas y, por ello, se enfrentan a su situación concreta sin remordimiento por no poder llegar a ser como la protagonista del cuento. Con un lenguaje irónico e inteligente en forma de monólogo, el texto de Diana de Paco Serrano (escrito en el 2010) aborda de forma humorística el centralismo cultural de España (“si no estás en Madrid, no existes”), critica los cánones de belleza que esclavizan el cuerpo femenino y pone en boca de su personaje los estereotipos y patrones impuestos a las mujeres en general, y a las dramaturgas en particular. Antonia Bueno pone como protagonista a un ama de casa en la época contemporánea; destacamos su tono poético y el acierto de contar con el coro de mujeres como las tragedias griegas. Estas mujeres que acompañan y completan el discurso de la protagonista son el resto de personajes de Las doce noches de Carmela; mujeres que, como en el caso de la protagonista de la pieza de Antonia Bueno (Cenicienta), van contando sus propias historias, una cada noche, a la niña Carmela. Lourdes Bueno menciona dos obras que, aunque no recrean ningún cuento de hadas, ofrecen una valoración a través de sus protagonistas de la historia de Cenicienta y su impacto en la sociedad. La primera pieza se titula Al otro lado… Hambre, papel, tijera, de Laura Aparicio, y la segunda pieza es la Parábola en dos actos, escrita en 1988 por Lourdes Ortiz y que lleva por título el nombre de la heroína del cuento: nos ofrece la continuación del cuento, tras la boda del príncipe con la protagonista, es decir, tras el “final feliz” del cuento original: Cenicienta convertida ya en reina.

Los títulos de reescritura que siguen no aluden al cuento del que parten: “La decisión”, de Anna Tortajada, se basa en La Sirenita, uno de los cuentos de hadas más conocidos de Hans Christian Andersen. Escrito en cinco escenas, Tortajada consigue condesar el conflicto en dos personajes (protagonista y antagonista) y dar un giro sorprendente al final. De inesperado final también es la pieza Noventa minutos, de Raquel Pulido; monólogo que nos recuerda a El príncipe rana, de los hermanos Grimm. El grito, de Itziar Pascual y Amaranta Osorio, relata ocho años de juicio basados en una sentencia real de la que se hizo eco la prensa nacional española. El texto de las autoras nos trae a la memoria detalles de cuentos como el de la Bella Durmiente, Blancanieves, Cenicienta, La Sirenita, aunque el mayor vínculo se establece con La princesa del guisante. Llegados a este punto, queremos destacar la obra de Jerónimo López Mozo: La bella durmiente, citado en el volumen que nos ocupa, puesto que no se trata de una versión del tradicional, sino de su interpretación personal sobre el contenido de los cuentos infantiles en donde, en una misma historia, nos encontraremos a muchos personajes infantiles. Sin duda, una obra extraordinaria que fue publicada en por la Asociación de Directores de Escena junto a José Barbacana y traducida al francés por la Universidad de Estrasburgo.

En el epílogo, Lourdes Bueno destaca que las dramaturgas presentan personajes contemporáneos que contribuyen a conformar “nuevos modelos femeninos”, modelos de actuación más imparciales en cuanto al sexo. Si en muchos cuentos, y en la vida misma, nos encontramos con una mujer resignada, paciente, sumisa, sacrificada; nuestras dramaturgas nos proponen, con sus personajes, modelos femeninos autónomos, con iniciativa y empatía. Este volumen es, por otro lado, una “contribución a ese ingente esfuerzo de visibilizar a nuestras autoras, reconocer la calidad de sus textos y devolverles el sitio que les corresponde en el panorama literario”.

Animamos vivamente a la lectura de este No me cuentes más cuentos por su acertada y sólida línea de investigación (sus notas a pie de página no tienen desperdicio), por la calidad literaria de las piezas dramáticas, por su valor como herramienta educativa o simplemente por el placer de aprender y el amor al teatro; seamos curiosos lectores, investigadores, espectadores, docentes o amantes de la cultura en general.