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Julio Escalada, Escribir teatro paso a paso

Madrid, Fundamentos, 2022, 206 págs.

Fernando Doménech Rico Real Escuela Superior de Arte Dramático / Instituto del Teatro de Madrid
Escribir teatro paso a paso, de Julio Escalada

¿Se puede enseñar las disciplinas artísticas? ¿Es posible aprender a escribir una obra dramática sin caer en recetas, en rigideces académicas o en imitación de modelos caducados? ¿Basta con un talento innato y cierta facundia a la hora de enfrentarse a la hoja en blanco? El asunto no es nuevo. Hace más de dos mil años Horacio, en su Epístola a los Pisones, escribía:

¿Hace loable un poema la naturaleza o el arte?
He aquí la cuestión. Yo no veo en qué aprovecha el estudio
Sin rica vena o ingenio en bruto; ambas cosas
Se piden ayuda y se conjuran amistosamente (vv. 408-411).

Pero el mundo moderno no lo ha entendido así. Desde que se impuso en el siglo XVIII la estética del sentimiento y de lo sublime como objetivo último del artista, el “arte”, tal como lo entendía Horacio, ha caído en un lamentable descrédito. Eso no impide que los actores se sometan a una disciplina durísima, a veces con riesgo de su estabilidad emocional, y alaben sin medida uno u otro método de interpretación con el que han hecho su aprendizaje.

Frente a la visión romántica, todavía vigente en muchos ámbitos, del acto de la escritura, el actor, profesor, investigador y autor dramático Julio Escalada, en su manual Escribir teatro paso a paso, se decanta por lo que podríamos considerar una doctrina clásica, a la unión del talento y el esfuerzo para la creación de una obra dramática:

Que el intelecto medie en el caos. Las reglas, las normas, los límites siempre son un fastidio en la edad adolescente de la vida y de la creación. Partir de estos fundamentos no tiene el objetivo de crear obras geniales, sí de dominar la técnica y librarnos, de paso, del cualquiercosismo. Son un cauce que impedirá que el agua se pierda por el camino y no llegue a la planta. Nunca obstaculizarán que el talento aparezca en un determinado momento y que continúe progresando (p. 77).

Para escribir teatro hace falta conocer cómo está construida una obra dramática. El libro, por tanto, une en sus páginas un análisis del drama y una metodología para ir desarrollando, “paso a paso”, los distintos materiales de que se compone ese artefacto a la vez tan sencillo y tan complejo que es la obra teatral. De acuerdo con una tradición que se remonta a Quintiliano, Escribir teatro paso a paso se divide en tres fases que corresponden a grandes rasgos a las clásicas inventio, dispositio y elocutio. En cada una de esas fases se van desgranando los distintos escalones o pasos que el aspirante a dramaturgo debe ir subiendo:

La primera fase, “De la diégesis al drama”, incluye ocho pasos: “El porqué de la creación artística”, “Los seres fabuladores”, “Verdad y artificio”, “El estilo y los estilos”, “A propósito de los géneros”, “Especificidad de la escritura dramática”, “El punto de vista” y “La otra escena”.

Tres pasos solamente –pero muy sustanciosos– contiene la segunda fase, “Los elementos dramáticos”: “El espacio y el tiempo dramáticos”, “El personaje dramático” y “El lenguaje dramático”.

Por último, la tercera fase, “La síntesis dramática”, se desarrolla en otros tres pasos, no menos importantes: “La acción”, “La trama” y “La estructura”.

El rigor, la coherencia, la objetividad son características de la exposición de Julio Escalada en todos estos pasos. Todo ello convierte este libro en un magnífico manual de dramaturgia, comparable a cualquier otro de los publicados en España en los últimos años. Su evidente clasicismo no elude las novedades de la escritura contemporánea, sino que las integra en sus análisis: un repaso a la amplia bibliografía nos revela que entre sus fuentes se encuentran no solo los grandes textos clásicos, sino Roland Barthes, Hans T. Lehman, José Sanchis Sinisterra o Michel Vinaver. Hay, eso sí, un cierto regusto francés, debido a la formación de Julio Escalada, licenciado en Filología francesa. En pocos libros españoles encontrará el avisado lector las citas de Sartre, Racine y La Bruyère, ni los breves pero compendiosos resúmenes de las obras fundamentales de Georges Polti, Étienne Souriau o Yves Lavandier.

En todo caso, no es este el único mérito del libro. Como corresponde a quien ha sido durante muchos años profesor de teatro en distintas instituciones (Escuela de Letras, Escuela Municipal de Teatro de Madrid, ESAD de Valladolid, RESAD…), su obra tiene una clara voluntad pedagógica. Cada paso está acompañado de una serie de ejercicios de escritura que permitirán a los nuevos escritores aplicar los conocimientos y enfrentarse a las dificultades de cada uno de momentos del proceso.

En resumen, nos encontramos con una guía utilísima para profesores y alumnos de escritura de cualquier nivel, y a la vez con una de las exposiciones sobre la dramaturgia más nítidas, más completas y más actuales que se pueden encontrar en el mundo editorial español hoy en día. No es aventurado suponer que será un libro clave en todos los ámbitos de la enseñanza teatral en España.